martes, 19 de junio de 2012

HACIA LA CANONIZACIÓN !!!!!


Padre Flavio, finalmente ha sido reconocido otro milagro de Don Orione. Se lo esperaba en vista de la canonización. ¿A quién pertenece el milagro?

El caso de esta cura que la ciencia ha dicho no explicable científicamente y que los teólogos han dicho explicable por intersección de Don Orione, atañe al señor Pierino Penacca, nacido en Momperone, en la diócesis de Tortona, el 14 de mayo de 1912.

¿Qué ha sucedido?

Pierino Penacca manifestó a fines de octubre de 1990 los síntomas de una grave enfermedad pulmonar, con salidas de sangre por la boca. El expectorante fue sometido a examen de células en el Hospital Civil de Alejandría, el 23 de noviembre dio como conclusión “positivo por células neoplasticas”. Empeorando las condiciones físicas generales el 28 de noviembre sucesivo, el señor Penacca fue internado en el Hospital

San Rafael de Milán donde otras dos referencias médicas celulares confirmaron el diagnóstico de “cáncer pulmonar”.

La prognosis aparece inmediatamente dolorosa y, dada la edad avanzada del paciente, ya en grave estado de decaimiento, no fue considerada oportuna y posible alguna terapia específica, ni quimioterapia ni radioterapia. Fue dado de alta el 10 de enero de 1991, sin cura, dejándolo librado al destino.

¿Cómo anduvo después?

Aquello que no puede la ciencia lo puede la gracia de Dios. El señor Pierino había conocido de joven a Don Orione y era muy devoto suyo. La oración a Don Orione que había acompañado la evolución de la enfermedad, se intensificó cuando fue claro que era irreversible y la muerte era inminente. Han invocado fervorosamente a Don Orione, el mismo Pierino y sus tres hijos, algunos sacerdotes orionitas y también nuestros discapacitados mentales del Pequeño Cottolengo de Seregno, animados por el enfermero Ennio Meneghini, porque Penacca solía colaborar con aquella obra orionita. Pero la principal invocación es con certeza referida al 31 de diciembre, y fue realizada por su hija Gabriela inmediatamente después que les han comunicado el resultado nuevamente doloroso del exámen celular. Pues bien, a partir de este dato se verificó un rápido restablecimiento de la salud del señor Penacca.

Pocos días después estaba tan bien que a mitad de enero pudo ir a San Bartolomeo, al mar, como solía hacerlo cada invierno.

¿Y el tumor?Desapareció. Del tumor, primero bien documentado por diversas pericias de sangre y de diversos hospitales que han examinado, no aparece huella alguna. Así y todo no le fue dada ninguna terapia. Aquel tipo de tumor, dicen los médicos, no retrocede, más bien tiene una evolución rápida y lleva a la muerte. A Pierino le habían pronosticado no más de seis meses de vida.

¿Cómo se reconoció en esta cura un milagro, como dice el Decreto del Papa?

Se ha hecho un verdadero proceso, escuchando los testimonios informativos, recogiendo pruebas y documentos clínicos sobre el caso. La investigación diocesana ha sido desarrollada en Tortona desde el 4 de enero al 12 de marzo de 1999, precedida por el Obispo Monseñor Martino Canessa . Después todo el material ha sido transmitido a la Congregación Vaticana para la Causa de los Santos. Aquí el caso ha sido estudiado con dos “ojos”: uno científico y uno teológico.

El “ojo científico”, ¿qué cosa ha visto?

El ojo científico está constituido por la consulta médica. Al inicio, los expertos de la consulta se mostraron un poco titubeantes y pidieron otros documentos y profundizar. Después finalmente, en la reunión del 16 de enero de 2003, la Consejo Médico se ha pronunciado en plena unanimidad acerca de la no explicación científica de la cura.

Para decirlo en términos médicos precisos, en el caso del señor Penacca se ha tratado de un “cáncer pulmonar, necrótico, de grandes células ampliamente infiltrantes, por la cual, la regresión espontanea, clínica y celulomorfológica, de tal lesión, con una cura rápida, completa y duradera y una sobrevivencia del paciente, jamás puesto a terapia, por otros 12 años, no resulta explicable en términos médicos”. Es de decir que el querido Pierino ha muerto después, el 2 de abril de 2001 a la edad de 88 años por causas extrañas al tumor.

¿Y el “ojo teológico” qué ha indagado?

El otro organismo de indagación de la Congregación de las Causas de los Santos es la Consulta de los Teólogos. Estos, en la reunión colegial del 4 de abril de 2003, teniendo adelante el juicio de la Consulta Médica, han verificado que en la secuencia de tiempo tras el pronóstico, oración a Don Orione y cura había un nexo de causalidad que hace pensar en el milagro. Todos, en unanimidad, han respondido afirmativamente que se trata de un milagro.

La petición en oración a la intersección del Beato Don Orione ha sido claramente certificado por todos los testimonios procesales. Varios teólogos han subrayado que entre aquellos que invocaron a Don Orione por la cura del enfermo, sobresale la oración de la hija Gabriela: “Fue una experiencia espiritual particularmente intensa, circunstancial y con una consiguiente e inmediata convicción de haber sido escuchada. A partir de este dato se verificó una rápida recuperación de la salud del paciente”.

Hasta este punto está todo claro ¿Qué cosa hacía falta todavía?

Recordemos que médicos y teólogos son los expertos, los consultores. El juicio competente que hace una síntesis de todos los elementos atentamente examinados es dado por la Congregación de los Cardenales. Estos se han reunido el 3 de junio y han juzgado por unanimidad que se trata de un milagro atribuido al Beato Luis Orione.

¿Cómo se ha desarrollado la reunión de los Cardenales?

De esto no sé mucho, porque queda reservado. Sé sólo que eran 14 y que el Relator ponente de la causa ha sido el Obispo de Velletri (Italia), Mons. Andrea Maria Erba.

Y ahora que ya está el Decreto, ¿qué pasos hay que seguir?

La última palabra depende del Papa, quién ha sido informado con una breve relación de todo el caso. En el acto público y solemne con su presencia del día de hoy (NdlR: lunes 7 de julio de 2003), del cual ha participado el Superior General de la Obra Don Orione, P. Roberto Simionato, se promulgó el Decreto sobre el milagro atribuido a la intersección de Don Orione.

Frente a la pregunta que todos nos hacemos: ¿cuándo el Beato Luis Orione será proclamado santo?, cabe recordar que en los últimos decenios, cuando es reconocido un milagro atribuido a la intersección de un beato, hasta que el Papa lo proclama “santo” pasa un período de tiempo relativamente corto. Tal decisión es tomada por el Papa, después de haber consultado a todos los cardenales en una solemne reunión eclesiástica. Se recuerda que en la canonización está comprometida la infalibilidad.¿Cuando será la asamblea?Normalmente el Papa tiene una asamblea al año para proclamar algunos “santos”, casi siempre en febrero. Por consiguiente, salvo una programación diferente, la asamblea que considerará también a Don Orione debería darse en el próximo febrero de 2004. Después de eso, solo faltará la solemne celebración de la canonización. Por ahora, evidentemente no es previsible la fecha.Imagino su alegría como postulador por este resultado obtenido.Sí, grande. Porque pienso a Don Orione en el paraíso; porque pienso en los centenares de millones de personas que esperaban y se alegrarán por este evento, porque pienso que Don Orione Santo, quiero decir su mensaje y su intersección, harán el bien a la Iglesia de hoy y a su Pequeña Obra de la Divina Providencia. EL MILAGRO DE DON ORIONE

Pierino Penacca es curado milagrosamente

Natural de Momperone (AL), clase 1912, tanto él como su mujer conocieron personalmente a Don Orione cuando eran jóvenes. En los últimos meses de 1990 le aparecieron síntomas de un “carcinoma pulmonar, necrótico, de células grandes, vastamente infiltrante”. Fue dado de alta del hospital porque, teniendo en cuenta sus pésimas condiciones generales de salud y la edad (tenía entonces 78 años), no era posible practicarle la quimioterapia ni la radioterapia. Pierino, los hijos, algunos sacerdotes y amigos orioninos, y hasta los discapacitados del Pequeño Cottolengo de Seregno invocaron a Don Orione.

Sorprendentemente, e inexplicablemente, se produjo una curación rápida que no dejó huellas del terrible tumor ni en su cuerpo ni en los resultados de los múltiples exámenes de todo tipo a que se sometió en los once años sucesivos. En esta curación, inexplicable para la ciencia, la Iglesia ha reconocido un milagro atribuido a la intercesión del beato Luis Orione.

“Papá se repuso bien y rápido”, afirmaron unánimemente sus hijos. No hubo más partes médicos o manifestaciones que aludieran a la enfermedad. Pierino volvió a su vida normal: trabajaba en el campo, hacía de carpintero, tocaba el acordeón. Se mantuvo siempre animado hasta pocos meses antes de la muerte, que tuvo lugar el 2 de abril de 2001, con casi 89 años, por causas ajenas al tumor.

Fue su médico de cabecera quien empezó a albergar sospechas, desde el punto de vista científico, sobre lo que había ocurrido. Pero los familiares, que habían guardado silencio sobre el carácter prodigioso de la curación, tenían una explicación, la cual testimoniaron ante quienes llevaban adelante la causa de canonización de Don Orione. 

 Testimonios de la familia 

 Palabra de los peritos médicos

 Palabra del P. Postulador de la causa 

 El milagro anterior

He aquí algunos trozos del testimonio presentado el 30 de enero de 1999, durante el interrogatorio diocesano de Tortona.

Sobre mi estado de salud antes de ir al hospital recuerdo solamente que me sentía mal. Recuerdo que me salía sangre de la boca y que me sentía muy débil. También recuerdo poco de mi estadía en el hospital; recuerdo más fácilmente las cosas lejanas, de mi juventud, que las recientes.

Después de haber salido del hospital, comencé a sentirme bien. Hasta fui al mar ese año en enero, porque nunca he dejado de ir al mar durante el invierno. Pero no recuerdo bien. Después de ese año, nunca he estado en cama por enfermedad, ni he vuelto jamás al hospital.

Mire, yo siempre le he rezado a Don Orione. Recuerdo cuando Don Orione venía al pueblo a pedir las ollas rotas para hacer la estatua de la Virgen de la Guardia de Tortona. Recuerdo que Don Orione me ha hecho la gracia cuando me tocaba ir a la guerra. Antes de partir, fui a mi pueblo, y con mi mujer fuimos al santuario de Tortona a pedirle a Don Orione la gracia de no tener que ir al frente. Hacía poco que había muerto Don Orione, y estaba sepultado en la cripta. Le supliqué que me hiciera quedar cerca de casa, porque estábamos atravesando una situación precaria: mis padres ya eran viejos y enfermos, y también mi mujer estaba enferma; además de nuestros hijos, teníamos los cuatro hijos de mi hermano, que había muerto unos años antes a los 37 años. Un Mayor del ejército de Tortona, al conocer mi situación, sin que yo se lo pidiera me destinó a la compañía antiaérea de Tortona y así me libré de ir al frente. Después, como sabía música me pusieron de trompetista, y con eso me libré también de disparar y de hacer la guerra. Siempre he tenido mucha confianza en Don Orione y le rezo siempre. Si estoy curado, tengo que agradecer al Señor y a Don Orione.

Ahora que estoy viejo, mi salud es bastante buena. Tengo que hacer inhalaciones y tomar medicamentos pero, gracias a Dios, sigo bien. En estos últimos años no he tenido enfermedades graves.Don Orione me ha hecho ya otras gracias y me ha protegido también en esta enfermedad. Yo no sé qué decir sobre este hecho. Sólo me queda agradecer al Señor y a Don Orione.

Testimonios de la familia

Toda la familia ha rezado – ha afirmado la hija Gabriella Penacca -. Don Orione ha estado siempre presente en la familia, con su recuerdo y su devoción. Lo había conocido mamá, que es de Tortona (los “Cascinotti”); y lo había conocido también papá. Yo sabía de la gracia que le había concedido de no partir para la guerra y de que era el único que no partió.

El hijo Fiorenzo

Mi hermana me exhortaba a rezarle a Don Orione, apoyándose en el hecho de que soy un antiguo alumno de Don Orione… Don Orione es mi “protector” desde siempre … le rezo todos los días. Y por supuesto que le recé por la salud de papá..

La hija Isaura

Cuando Gabriella me comunicó el diagnóstico del tumor hecho en el San Rafael, el último del año 1990… al día siguiente fui al santuario de la Virgen de la Guardia, en Tortona; pasé directamente a la urna de Don Orione, ante la cual hice esta súplica: Sé que papá está muy grave; Don Orione, si puedes, pide al Señor que nos lo deje todavía un poco más. Todos nosotros hemos tenido siempre confianza y confidencia con Don Orione, siguiendo el ejemplo de papá y mamá.

La hija Gabriella

Cuando a las 18 de aquella tarde (del 31.12.1990) supe del diagnóstico infausto de mi papá, quedé muy afectada. Después de la cena, papá se quedó dormido y yo bajé a la capilla del hospital San Rafael. Llevaba conmigo una reliquia de Don Orione, la tenía en la mano y la apretaba fuerte. En la capilla pensaba en papá … y recé: Don Orione, dile tú (a Dios) que me deje a mi padre! Esa tarde he rezado y hablado a Don Orione mientras apretaba fuertemente una reliquia de Don Orione, casi hasta provocarme dolor … Después de la oración, y después de ese sufrimiento interior, me entró enseguida una grande tranquilidad que no sentía como nacida de mí. Tomé los adornos para hacer una fiesta de fin de año vestida de árbol de Navidad y, de acuerdo con la enfermera, pasé por el pabellón saludando a todos, deseándoles felices fiestas, y repartiendo golosinas y espumante. Me sentía contenta y serena porque a papá lo había puesto en buenas manos.

Don Angelo Pellizzari, orionino

La familia Penacca es totalmente una familia “orionina”, comenzando por la mamá, una santa, que lo había conocido y le tenía una gran devoción. Creo en la oración que todos hemos hecho a Don Orione.

Don Giuseppe Sorani, orionino

Se recurrió a la oración invocando al Señor y a Don Orione. Sobre el nexo entre el peligro de muerte en que estaba Pierino, la oración a Don Orione y la curación, yo estaba en conocimiento desde entonces.

Ennio Meneghini, enfermero y amigo de la familia

Todos juntos queríamos obtener esta gracia. Teníamos reliquias de Don Orione con las que rezábamos. Hemos rezado mucho, incluso con los muchachos discapacitados del Pequeño Cottolengo. Después sentí una seguridad y me dije: tranquilo, todo saldrá bien.

Entrevista al Profesor Paolo Boccato

Docente de Anatomía Patológica y de Citodiagnosis de la Universidad de Padua.

1-Profesor Boccato, ¿como y cuando ha intervenido en el estudio de la cura, que después ha sido declarada milagro por intersección de Don Orione?

En el 2001 fui interpelado por una opinión del Profesor Ezio Fulcheri, anatomopatologo de la Universidad de Génova y sucesivamente por Don Flavio Peloso, Postulado General de la Causa de canonización del Beato Don Orione, relativamente por un problema interpretativo de diagnosis citológica sobre algunas pericias resaltadas en 1990 pertenecientes a un paciente, el señor Pierino Penacca, que en esa época se lo había adjudicado afecto por un tumor maligno pulmonar que lo estaba llevando a la muerte.

Examinados los preparados citológicos (exámenes de células), afortunadamente recuperados a distancia después de tantos años, non tuve duda alguna que se declarara una neoplasia maligna del pulmón, pero sugerí un diagnóstico de tumor de “alto grado”, seguramente ya insinuado, que habitualmente implica una prógnosis dolorosa a corto plazo y que se diferenciaba por fase y definiciones histopatológicas por cuanto interlocutoriamente ya propuesto por otros colegas Patólogos, lo que había implicado dudas y perplejidad sobre la gravedad de la enfermedad y sobre la irrevesibilidad de la misma.

2- ¿Es exactamente clara la inexplicabilidad científica sobre la cura?

Yo tengo la absoluta certeza que en 1990 el señor Pierino Penacca (el cual fue sometido en aquel momento a alguna aliviada terapia sintomática por la tos, la hemoptisis (hemorragia pulmonar caracterizada por la expectoración de sangre) y el estado pre – agónico) era afectado por un “cáncer pulmonar, necrótico de grandes células ampliamente derramables” . Tal neoplasia , inequivocablemente documentada por los análisis de células e improvisamente desaparecida (clínicamente y en todos los sucesivos controles clínicos, radiológicos, y anatomopatológicos) y ha demostrado un comportamiento que no puede en algún modo ser explicado en términos médicos.

3- ¿Usted, como hombre de ciencia, como ha visto este caso clínico desde el aspectos espirituales?

Yo no soy un hombre de ciencia, la pregunta es demasiado cortes: me considero, como mis Colegas Citopatológicos, un anatomopatólogo que estudia al microscopio las modificaciones morfológicas celulares en las diferentes enfermedades, nosotros definimos por consiguiente estas enfermedades sub especies morfológicas y la nuestra no es una ciencia sino, si me permite, el arte (ligado a la experiencia) de identificar correctamente una neoplasia (y no solo una neoplasia), definir sino “nombres y apellidos” , y formular, sobre la base de los datos de la literatura médica, criterios de comportamientos futuros de la misma, en otras palabras una prognosis.

El caso clínico del cual tratamos, en el cual he estado profundamente vinculado, ha sido para mí, médico morfológico, visto en la certeza del diagnóstico, le aseguro tal vez formulada a la primera ojeada microscópica pero, ciertamente, profundamente meditada, el cual ha correspondido sucesivamente al convencimiento favorable de muchos colegas interesados en el caso.

El aspecto espiritual, sobre el cual tantas voces religiosas competente se han favorablemente expresado después del voto (por unanimidad) de la Consulta Médica, ha ciertamente profundamente marcado el animo de quien le habla, y estoy muy agradecido a Quien ha querido que un morfologo, como yo, haya tenido la ocasión de profundizar y humildemente meditar sobre “como” una enfermedad mortal pueda ser improvisamente curada: todo esto, verdaderamente tiene para mí un privilegio, colmado de dudas e incertezas de mi pasado

Entrevista al Profesor Ezio Fulcheri

Profesor de Anatomía e Histología Patológica de la Universidad de Génova y de Paleontología de la Universidad de Torino

1- Profesor Fulcheri, Usted ha seguido el caso como Perito de la Postulación, ¿ha sido fácil la marcha del examen científico de la cura del Señor Pierino Penacca?

Fácil no. Sobre todo no inducir en error a la humanidad del juicio de la Consulta Médica lograda al final. Sobre la cura no había dudas; sobre la terapia el documento fue insistente; la atención fue puesta sobre todo en el diagnóstico. El diagnóstico de la neoplasia maligna era fundada esencialmente sobre los exámenes citológicos, además se confirmaba de otras manifestaciones clínicas como astenia, tos, disnea, decaimiento de las condiciones generales, anorexia, merma de peso. La Consulta Médica pide una mas profunda investigación citologica para confirmar con certeza el diagnóstico de la enfermedad. En efecto, la citopatologia diagnóstica es probadora y verdadera para el diagnóstico. Fue en este punto donde yo fui consultado.

2- ¿Y Usted a que conclusión llegó? Recuerdo bien la postura con la cual me dispuse al estudio microscópico: debería encontrar si acaso fuera, la prueba de que la neoplasia era maligna y que era ya en estado de invasión por lo tanto irreversible. Encontré las señales de la enfermedad y de la invasión, que documenté con fotografías y filmaciones: presencia de mitosis atípicas, de detritos celulares necróticos, de abundante estado inflamatorio y de hematomas típicas del sangrado en el acto. Un similar juicio fue dado, y repetido varias veces, también por el profesor Aranldo Capelli, de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, perito consultado por la congregación vaticana.

3- ¿No quedaban dudas entonces?

Aún mas resolutoria fue la investigación conducida por un ilustre maestro de citología, el Profesor Paolo Boccato de Padua. El, de un lado, ha confirmado el diagnóstico citológico maligno, y esto en acuerdo con todos los precedentes diagnósticos, pero sobre todo ha precisado el histotipo de la neoplacia mostrando, con convincentes documentos fotográficos del microscopio, tratarse de un “carcinoma de grandes células indiferenciadas” , este tipo de neoplacia maligna es infiltrante y no prevee precursores de forma iniciales “in situ”. La regresión espontánea, clínica y citomorfológica de tal lesión, sin alguna terapia – como sucedió en el caso del señor Penacca- , no resulta explicable en términos médicos. Esto ha deshecho cada duda por lo cual la Consulta Médica se ha pronunciado por unanimidad a definir la enfermedad de Penacca “carcinoma pulmonavastamente infiltrante”, con “con prognosis dolorosa quoad vitam” y “terapia inexistente”, por la cual “la cura rápida, completa y duradera, no es explicable científicamente”.

4- Gracias por la clara explicación del caso desde el punto de vista médico. ¿Qué sentimientos ha probado desde el punto de vista humano al tratar este caso clínico sabiendo el contexto de fe y devoción dentro del cual se colocaba?

El patólogo es llamado, en el campo médico, a reconocer y describir las enfermedades, como se presentan y como evolucionan normalmente. Su profesionalidad se basa sobre la evidencia de las cosas y sobre la habilidad interpretativa de eso que ve, vale decir sobre la objetividad. En un caso como el de Penacca, me he encontrado en la condición de no poder explicar científicamente la evolución de la enfermedad, al contrario, de tener que negar la existencia, en un tiempo sucesivo. Tomás debes tocar para creer, para mí se ha dado el caso de tener que reconocer que no existía mas en un tiempo sucesivo eso que había visto ser precedentemente.





 El milagro de la Beatificación de Don Orione

La historia de Jorge Passamonti y de su milagro comienza silenciosamente con un malestar, que siente a fines de Marzo de 1944; malestar al que el médico no le acuerda ninguna importancia y que no impide a Jorge asistir algún que otro día a clase.

Tiene 14 años, frecuenta el primer año del ciclo medio superior de orientación científica, y no es ciertamente de esos chicos a los que les gusta con exceso el estudio.

Con el pasar de los días, después de una aparente mejoría, los síntomas se vuelven alarmantes. La fiebre baja, y al malestar se añade una extraña rigidez muscular.

Aún no se diagnostica la enfermedad, pero cuando Jorge pierde el reflejo de deglución y comienza a faltarle la vista, se ve la necesidad de llevarlo al Hospital.

Entonces la madre, antes de que abandone la casa, pide que le administren los últimos sacramentos. En el Hospital de Lodi, se improvisa un lecho en una salita, depósito de muebles fuera de uso.

El Jueves Santo, 6 de Abril, la enfermedad del muchacho tiene ya nombre; se trata de meningitis tuberculosa.

Los médicos se sienten impotentes y primero dejan entender y luego declaran abiertamente, con suavidad y pesar, que no hay nada que hacer. En 1944 aún no se conoce en Italia el uso de los antibióticos. De meningitis se muere; y si alguno sobrevive, quedará reducido a vida vegetativa, a causa de los gravísimos handicaps que produce.

El 7 de Abril, Viernes Santo, aumentan los síntomas mortales. Jorge está en coma, no llega a tragar ni una gota de agua. Lo más que puede hacer su madre es humedecerle los labios resecos.

Por la tarde pasa el Obispo Mons. Colchi Novati, y las hermanas le piden una bendición especial para ese muchachito que se está yendo. El obispo va al lecho y recita en alta voz las oraciones para los moribundos.

“Al anochecer, narra la Sra. Passamonti, viene el director, Dr. Pedrimoni, me dice que el muchacho no llegará a la mañana, y me pregunta si tengo la ropa lista para vestirlo.

Jorge -continúa la Señora Passamonti-, estaba con una bolsa de hielo en la cabeza. Yo que no sabía a que Santo recurrir, había deslizado debajo de la bolsa una estampa con la imagen de Don Orione. La había traído a casa de una de mis hijas, que la había recibido a su vez de una maestra.”

Hacía cuatro años que Don Orione había fallecido, y la fama de sus virtudes cristianas estaba entonces muy viva. Se trataba en todo caso de una devoción nueva, y puede ser que la Sra. Passamonti pensara que un santo que hace poco que está en el cielo tenga más milagros a disposición.

“Pero yo, continúa ella, no le pedía la gracia de que me salvara a mi hijo. Me parecía pedir demasiado. Le pedía solamente que durara unas horas más, para que su padre, que estaba de viaje desde S. Remo, pudiera verlo aún con vida.

El año anterior, cuando falleciera otro niño, su padre no había llegado a tiempo para saludarlo. Y ahora este se nos iba a ir..... Decía a Don Orione: ¿Qué son para ti unas pocas horas? Tienes toda la eternidad a tu disposición. Di al Señor que conserve con vida a Jorge hasta la mañana, cuando llegue el tren con su padre”.

“Sería las dos de la mañana-agrega la Sra. Passamonti- cuando Jorge de repente se sentó en la cama, y él, que desde hacía días no hablaba, me dice: `Mamá, mamá, ¡qué luz, qué luz!`. A lo que yo, a mi vez le contesto: ´¿Pero dónde está la luz, Jorge? Será la luz del Señor que viene a llevarte. Quédate tranquilo. Reza por tu papá. Feliz de ti, que te vas al cielo.

Tampoco yo me daba cuenta de lo que decía, porque estaba convencida de que Jorge se nos estaba yendo de veras. Por el contrario, acierto punto, él me dice: “Sabes, mamá, ya no me muero más”. Se apoya en mi brazo y queda con la mirada fija en un rincón de la pieza. Luego agrega: “Ahora, duerme tú también”.

Imaginarse si yo estaba entonces con ganas de dormir. Pero él seguía insistiendo para que durmiera. Entonces para complacerlo, me envolví en una frazada, y fingí que me dormía sentada en una silla.

Pero él no se dejaba engañar, quizá porque intuía que tenía los ojos bien abiertos.

“Te dije que duermas, no finjas”

Luego sucedió que hubiera creído imposible. Me dormí de veras, y cuando me desperté era ya el alba, y Jorge estaba extendido con una calma que me hubiera parecido la de la muerte. Y pensaba dentro de mí: ¡qué madre que soy!¡Dormir mientras un hijo muere! Perdóname Jorge, no lo hice queriendo.

Pensé luego que debía comenzar a limpiar la pieza, y fui a buscar una escoba. De vuelta, encontré a Jorge sentado en la cama, embebiendo un pan negro con una taza de leche, y sin darme tiempo a hablar, me dice:

“¿Mamá, no hay más pan? Este se acaba. Tengo mucha hambre, me siento del todo vacío.” Corrí entonces afuera a llamar a la hermana: Hermana, venga que mi hijo está comiendo.

La religiosa pensaba que yo desvariaba a causa del gran dolor. Son cosas que pasan. Pero cuando entró en la salita y vio ella también que Jorge mojaba el pan en la leche, se apoyo en la puerta como si se estuviera desmayando. No te muevas, que voy a llamar al doctor.

¿Qué podía hacer el doctor? Venir, verificar que la fiebre de 42 había bajado a 36, que los síntomas de la meningitis habían desaparecido, para decir luego: “Señora, no se haga ilusiones; quizás sea una mejora transitoria”.

“¡Pero que mejora transitoria! Exclama la Sra. Passamonti. Por la tarde la noticia de la curación se había extendido ya por toda la ciudad, y al día siguiente la pieza de Jorge estaba llena de gente, compañeros de colegio y las respectivas madres que le traían bizcochos, caramelos y miel. Y él comía de todo, con gran disgusto del doctor, que decía: “¡Qué gente sin cabeza! Queréis hacerlo volver al estado de muerte.

Jorge insistió para dejar cuanto antes el hospital y volver a clase.

Con el tiempo desapareció también el estrabismo y no apareció ninguna de las secuelas más temidas. Más aún, Jorge no solo no perdió el año, sino que fue promovido con honor pudiendo continuar con los estudios hasta graduarse de ingeniero.

En los años siguientes su caso fue examinado varias veces por teólogos y médicos; se redactó un informe clínico de 150 páginas; fueron interrogados los testigos, y se confrontaron las deposiciones y datos.

La curación resultaba repentina y perfecta, como se exige para un milagro. Cuando luego, la causa de beatificación pasó a Roma, éste fue el caso elegido y estudiado por los jueces.



Cómo se llega a ser Santo

Desde la época del papa San Clemente en el siglo I, se empezaron a investigar los procesos y las actas de martirio de los cristianos que habían sido sacrificados en tiempos de las persecuciones del imperio romano.

En los primeros siglos del cristianismo, se hicieron famosas las peregrinaciones como la ruta de Santiago de Compostela en España, o la tumba de los santos apóstoles Pedro y Pablo en Roma.

El papa Sixto V, creó en el año 1588 la congregación para la de la Causa de los Santos, quienes investigan cuidadosamente todos los detalles de la vida, los escritos y los milagros de los “presuntos” siervos de Dios.

Dejando de lado el caso de los mártires, que no necesitan seguir el proceso ordinario para llegar a los altares, los pasos que se siguen son los siguientes:

1- Si luego de pasado un tiempo prudencial (hasta hace poco se exigían al menos 50 años) de la muerte se extiende la fama de santidad y un grupo de fieles lo solicita el obispo del lugar donde murió el, desde ahora en adelante llamado, “siervo de Dios” inicia un proceso de información que reúne testimonios de personas que lo han conocido o han escuchado hablar de él a quienes lo conocieron.

2- El material recogido es enviado a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos (uno de los dicasterios o ministerios de la Curia Romana) donde un Postulador lo defiende ante los abogados que determinan si hay elementos suficientes para pensar que la fama de santidad del siervo de Dios es fundada.

3- Se estudian todos los escritos, publicados o no, del siervo de Dios y se determina su ortodoxia (su fe expresada en sus escritos es conforme a la de la Iglesia).

4- Se imprime un documento llamado positio, en donde se defiende la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios y su sana doctrina, que los cardenales y miembros de la Congregación analizan.

5- El resultado de este análisis es presentado al Papa quien si lo juzga oportuno autoriza que se siga adelante abriendo oficialmente el proceso apostólico.

6- En tres reuniones de importancia llamadas congregaciones ante preparatoria, preparatoria y general se discuten las objeciones al caso y el postulador defiende la causa.

7- Si la resolución es favorable, se presenta al material al Papa que si está de acuerdo, proclama el grado extraordinario de sus virtudes y declara “Venerable” al siervo de Dios.

8- Se espera ahora una confirmación celestial por medio de un milagro que al darse será examinado por un grupo de peritos médicos. Si el dictamen de los peritos es positivo se presenta nuevamente el informa en una congregación al Papa que puede decidir la beatificación del venerable permitiendo recién entonces el culto público aunque restringido a alguna familia religiosa y/o algunas diócesis.

9- La canonización tiene como condición un nuevo milagro y la única diferencia con la beatificación es la extensión a todo el orbe del culto al nuevo santo.

Hay que aclarar que ningún santo(a) -incluyendo a la virgen María- pueden hacer un milagro.

Itinerario de la causa de canonización

1. Hacia la beatificación

• La causa de beatificación y canonización del Beato Luis Orione se inicia en 1947, siete años después de su muerte.

• El proceso informativo se celebra en Tortona desde el 17 de enero de 1947 al 7 de febrero de 1951.

• Se llevan a cabo tres Procesos de rogatoria:

en Genova, de 1947 a 1950;

en Roma, de 1948 a 1949;

en Milán, de 1947 a 1949.

• El Decreto sobre los escritos es del 25 de noviembre de 1956.

• La Causa es introducida en la Congregación de los Ritos con Decreto del 13 de marzo de 1963.

El Proceso Apostólico tiene lugar en Tortona, del 4 de marzo de 1964 al 3 de marzo de 1967, y en Messina, del 9 de febrero de 1965 al 8 de febrero de 1967.

• El Proceso sobre el presunto milagro tiene lugar en Lodi, el ordinario en 1957 y el apostólico entre 1964 a 1965.

• El Decreto sobre las virtudes heroicas es promulgado el 6 de febrero de 1978.

• El Decreto sobre el primer milagro es del 13 de abril de 1980.

• El Santo Padre Juan Pablo II lo proclama BEATO el 26 de octubre de 1980.

2. Hacia la canonización

4 enero al 12 marzo 1999

Investigación diocesana, en Tortona, sobre el caso de la curación del Señor Pierino Penacca.

14 de mayo 1999

Decreto sobre la validez de la Investigación diocesana.

16 de enero 2003

Consulta Médica con resultado positivo por unanimidad (6/6) acerca de la “curación rápida, completa y duradera, sin ninguna terapia, del Señor Pierino Penacca del carcinoma pulmonar, necrótico, en grandes células, bastamente infiltrantes, científicamente no explicable”.

4 de abril 2003

Encuentro especial de los Teólogos Consultores con voto favorable por unanimidad acerca de la sobrenaturalidad de la curación de Pierino Penacca.

3 de junio 2003

La Reunión Ordinaria de los Padres Cardinales y Obispos, examinado el estudio de la Consulta médica y del Congreso de los Teólogos, reconoce la sobrenaturalidad de la curación examinada.

7 de julio 2003

En presencia del Santo Padre Juan Pablo II, se promulga el Decreto sobre el segundo milagro.

19 de febrero 2004

Durante el Consistorio ordinario, teniendo en cuenta el parecer positivo de los Cardinales, el Santo Padre decide inscribir al Beato Luis Orione en el elenco de los Santos y celebrar el rito de canonización el 16 de mayo próximo.

Quiénes son canonizados junto a Don Orione

-Aníbal María de Francia (1851-1927), sacerdote italiano, fundador de las Congregaciones de los Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y de las Religiosas Hijas del Divino Celo. Su carisma es el de la oración y la acción por las vocaciones.-José Manyanet y Vives, sacerdote, fundador de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José y de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Nació el 17 de enero de 1833 en Tremp (España) y falleció el 17 de diciembre de 1901 en San Andrés de Palomar. Impulsó la espiritualidad familiar y promovió la construcción del templo de la Sagrada Familia de Barcelona del arquitecto Antoni Gaudí, cuya causa de beatificación está en marcha.

-Nimatullah Al-Hardini (Joseph Kassab), sacerdote religioso de la Orden Libanesa Maronita, nacido en 1808 en Hardine (Líbano) y fallecido el 14 de diciembre de 1858 en Kfifane (Líbano). En el silencio del monasterio se dedicó a la oración, a la enseñanza de la Teología y al trabajo manual. Entre sus alumnos se encontraba san Charbel Maklouf.

-Paola Elisabetta (en el siglo Costanza Cerioli, viuda Busecchi-Tassis), fundadora del Instituto de la Sagrada Familia y de la Congregación de la Sagrada Familia. Nació el 28 de enero de 1816 en Soncino (Italia) y falleció el 24 de diciembre de 1865. Perteneciente a una familia rica y noble, se quedó viuda siendo joven. Habiendo perdido a sus cuatro hijos, se dedicó a atender a los niños y muchachos pobres del campo. Fundo dos congregaciones, una femenina y otra masculina, para su educación.

-Gianna Beretta Molla. Médico, esposa y madre de familia; perteneciente a la Acción Católica. Nació el 4 de octubre de 1922 en Magenta (Italia), falleció el 28 de abril de 1962. En su cuarto embarazo, aceptó el riesgo de la muerte por cáncer antes que abortar a la niña que gestaba.




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