lunes, 20 de mayo de 2013

ESTO VIR ET NON FRASCA

ESTO VIR ET NON FRASCA
Esta expresión, mezcla de latín y dialecto, la solía usar Don Bosco.
Esto vir et non frasca! quería decir: "Sé un hombre de carácter y no un veleta". Ser "frasca" quiere decir ser hombres que,como las veletas, cambian siempre de posición...
Yo también más de una vez me he repetido a mí mismo esta exhortación aprendida, por gracia
divina, en la escuela de aquel santo. Y ahora la repito a ustedes.Esto vir et non frasca
Tenemos que ser gente de carácter!
Hubo un gran poeta que escribió:
Sean hombres y no ovejas. Sé hombre! Sé hombre!
Esto vir et non frasca!
Mejor un día como león que un año como oveja.
Esto vir et non frasca!Sé hombre! es decir, sé firme, sólido,
como torre que no se tambalea con el soplo de los vientos.
Todos los santos y todos los grandes hombres, aún independientemente de la luz de la fe, fueron hombres de carácter.
Cuando uno es de carácter, hasta sus adversarios lo respetan. Carácter! Nosotros nos hemos entregado a Dios, a la Iglesia, a la Congregación.Esto vir,amando a Dios en serio, no de palabra sino con los hechos! Con una vida digna,
cultivando la virtud, conformando nuestra vida a la de Jesucristo.
Esto vir et non frasca!Ser fuertes en la profesión y práctica de las virtudes de nuestra vida religiosa! No nos dejemos engañar; no seamos veletas, desertores.
Esto vir!
Sé fuerte en la constancia del bien y vence el mal con la bondad y con el bien.
Esto vir!
En la constancia, en la lucha contra las pasiones, en la fortaleza para mantenerse fieles a Dios en todo.
Esto vir!
Para mantenernos fieles a toda clase de deberes: religiosos, de piedad, de estudio, de disciplina...
Esto vir!
Permanecer calmos en las pruebas. La vida es un combate cuyo premio es el cielo.
Esto vir!
Sé hombre! Sé buen soldado de Cristo, si quieres merecer un día la corona, que se dará
al que no ha cedido y al que no ha sido débil, perezoso o desertor.
Esto vir!
Sé un hombre fuerte que vence el respeto humano al hacer el bien.
Esto vir!
No seas de aquéllos que cambian y fluctúan, y que no valen nada ni para sí mismos, ni para la Iglesia, ni para la sociedad.