Escritos desde nuestro país
Pequeño Cottolengo Argentino - Buenos Aires, 13 de abril de 1936 - calle Victoria 2084
Pequeño Cottolengo Argentino - Buenos Aires, 13 de abril de 1936 - calle Victoria 2084
DEO GRATIAS! –Confiada a la
Divina Providencia, al magnánimo corazón de los Argentinos y de toda persona de
buena voluntad, se ha dado comienzo en Buenos Aires, en el Nombre de Dios y con
la bendición de la Iglesia, a una humildísima obra de fe y de caridad, que
tiene por objeto dar asilo, pan y un poco de bienestar a los “desamparados” que
no han podido encontrar ayuda en otras instituciones de beneficencia.Trae esta
obra su vida y su espíritu de la caridad de Cristo, y su nombre de José Benito
Cottolengo, que fue Apóstol y Padre de los pobres más infelices.
La puerta del Pequeño Cottolengo
Argentino no preguntará a quien la cruce si tiene un nombre, sino solamente si
tiene algún dolor.
“CHARITAS CHRISTI URGET NOS” (II
COR. IV)
Cuántas bendiciones recibirán de
Dios y de nuestros queridos pobres aquellas almas generosas, que concurran a
remediar tanta miseria, a endulzar tanto dolor de los que son como “el desecho
de la sociedad”.
DE COMO ES EL PEQUEÑO COTTOLENGO
ARGENTINO
El es, por ahora, como un pequeño
grano de mostaza al cual bastará la bendición del Señor para llegar a ser un
día un árbol corpulento, sobre cuyas ramas se posarán tranquilos los pajarillos
(Math. cap. 13).
Los pajarillos, en este caso, son
los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos.
EL OJO DE LA PROVIDENCIA
El Señor ama a todas las
criaturas sin excepción; su Providencia, empero, no pudo dejar de distinguir
con amor de predilección a los miserables, a los afligidos, a los huérfanos, a
los enfermos, a los que sufren tribulación de alguna manera, después que Jesús
se presentó como un modelo y Capitán, sometiéndose El mismo a la pobreza, al
abandono, al dolor y hasta el martirio de la Cruz.
Por lo cual el ojo de la Divina
Providencia está, en modo especial, fijo en las criaturas, más desventuradas y
en aquellas que se hallan sumidas en mayor abandono.
A QUIEN SE RECIBE EN EL PEQUEÑO
COTTOLENGO ARGENTINO
El Pequeño Cottolengo tendrá
siempre abierta su puerta a toda clase de miseria moral y material. A los
afligidos y desengañados proporcionará nuevos alientos y lumbres de fe.
Separados luego en tantas otras
familias, acogerá en su seno como hermanos a los ciegos, a los sordomudos, a
los retardados, a los incapaces: cojos, epilépticos, ancianos y obreros
inhábiles para el trabajo, niños escrofulosos, enfermos crónicos, niños y niñas
de cortos años en adelante; jovencitas en la edad de peligros morales; a todos aquellos,
en una palabra, que por una u otra causa necesitan de asistencia, de auxilio,
con el agregado de que no pueden ser recibidos en hospitales y asilos, y que
verdaderamente sean abandonados: sean de cualquier nacionalidad, sean de
cualquier religión, sean también sin religión alguna: ¡Dios es Padre de todos!
Es evidente que todo esto se
llevará a cabo gradualmente, mientras se vaya edificando y se disponga del
lugar conveniente, confiando en Dios y en el concurso de los corazones
misericordiosos, desconfiando tan sólo de nosotros mismos.
En el Cottolengo no deberá quedar
sitio vacío.
Nuestra felicidad no nos asusta:
la consideramos como el trofeo de la bondad y de la gloria de Jesucristo.
COMO SE REGIRÁ Y GOBERNARA EL
COTTOLENGO ARGENTINO
Nada es más agradable al Señor
que la confianza en El.
Y nosotros querríamos poseer una
fe, un coraje, una confianza tan grande cuán grande es el Corazón de Jesús, el
cual es su fundamento.
El Pequeño Cottolengo Argentino
se rige in Domino: sobre el fundamento de la fe, vive in Domino, de la Divina
Providencia y de vuestra generosidad; se gobierna in Domino, esto es, con la
caridad de Cristo: todo y sólo por amor, hasta el holocausto de nuestra vida,
con el divino auxilio.
Todo depende de la Divina
Providencia; quien todo lo hace es la Divina Providencia y la caridad de los
corazones misericordiosos, movidos del deseo de hacer el bien, tal como el
evangelio lo enseña, a aquellos que más lo necesitan.
¿COMO SE SOSTIENE EL PEQUEÑO
COTTOLENGO DE BUENOS AIRES?
Vosotros quizá creeréis que
poseemos fondos y réditos.
No, amigos míos, de todo esto
tenemos menos que nada.
Aquel Dios que es el gran Padre
de todos, que piensa en el pajarillo del aire y viste los lirios del campo,
envía con mano benéfica el pan cotidiano, esto es, aquel que se necesita cada
día.
Nuestro banco es la Divina
Providencia, y nuestra bolsa está en vuestro bolsillo y en vuestro buen
corazón.
COMO SE VIVE EN EL COTTOLENGO
ARGENTINO
El Cottolengo está construido
sobre la fe, y vive de los frutos de una caridad inextinguible.En el Cottolengo
se vive alegremente: se ora, se trabaja en la medida de las fuerzas de cada
uno, se ama a Dios, se ama y se sirve a los pobres. En los desamparados se ve y
se sirve al mismo Cristo, en santa y perfecta alegría. ¿Quién más feliz que
nosotros?
Y también nuestros queridos
pobres viven contentos; ellos no son huéspedes, no son asilados, sino que son
los patrones y nosotros sus servidores, ¡así se sirve al Señor!
¡Cuán hermosa es la vida en el
Cottolengo! Es una sinfonía de oraciones por los bienhechores, de trabajo, de
cantos y de caridad.
DE QUE MODO SE PUEDE AYUDAR AL
COTTOLENGO ARGENTINO
De mil maneras: con la oración,
con dinero y haciéndolo conocer de personas de corazón y benéficas, que pueden
cooperar a tan gran bien.
Por otra parte, todo aquello que
tenéis y no podáis utilizar más, enviadlo al Cottolengo. Por ejemplo: ¿Tenéis
un par de botines que no lleváis ya? Y bien, enviadlo al Cottolengo. ¿Tenéis
lienzos, ropa blanca vieja, frazadas y vestidos usados, sombreros deteriorados?
Y bien, enviadlos al Cottolengo. O avisad por teléfono dónde y cuándo podríamos
ir a tomar dichos objetos.
Todo es grande cuando es grande
el corazón que lo da. Como en el Cottolengo se reciben a los llamados deshechos
de la sociedad, así se reciben también los deshechos de vuestra casa: muebles
fuera de uso o rotos, mesas, sillas, camas, libros, cuadros, retazos
inservibles y artículos de ropavejero: pan, carne, fideos, harina, legumbres,
medicinas, carbón, leña, etc.; todo sirve a los pobres del Pequeño Cottolengo
Argentino.
VISITEN EL COTTOLENGO
¡Oh, argentinos, que poseéis el
corazón más noble que yo jamás haya encontrado, venid a visitar los pobres del
Cottolengo, donde hay laus perennis por la prosperidad de vuestra familia y de
la República; donde todo es simplicidad de vida y buen sonreír, sereno y
reconocido donde todos los sacrificios y todas las palabras se confunden y se
mudan en una sola: Charitas!
¡El Señor perdona tantas cosas,
por una obra de misericordia!
Don Orione de la Divina
Providencia
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