martes, 19 de junio de 2012

ESCRITOS DESDE NUESTRO PAÍS


Escritos desde nuestro país
Pequeño Cottolengo Argentino - Buenos Aires, 13 de abril de 1936 - calle Victoria 2084

DEO GRATIAS! –Confiada a la Divina Providencia, al magnánimo corazón de los Argentinos y de toda persona de buena voluntad, se ha dado comienzo en Buenos Aires, en el Nombre de Dios y con la bendición de la Iglesia, a una humildísima obra de fe y de caridad, que tiene por objeto dar asilo, pan y un poco de bienestar a los “desamparados” que no han podido encontrar ayuda en otras instituciones de beneficencia.Trae esta obra su vida y su espíritu de la caridad de Cristo, y su nombre de José Benito Cottolengo, que fue Apóstol y Padre de los pobres más infelices.

La puerta del Pequeño Cottolengo Argentino no preguntará a quien la cruce si tiene un nombre, sino solamente si tiene algún dolor.

“CHARITAS CHRISTI URGET NOS” (II COR. IV)

Cuántas bendiciones recibirán de Dios y de nuestros queridos pobres aquellas almas generosas, que concurran a remediar tanta miseria, a endulzar tanto dolor de los que son como “el desecho de la sociedad”.

DE COMO ES EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

El es, por ahora, como un pequeño grano de mostaza al cual bastará la bendición del Señor para llegar a ser un día un árbol corpulento, sobre cuyas ramas se posarán tranquilos los pajarillos (Math. cap. 13).

Los pajarillos, en este caso, son los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos.

EL OJO DE LA PROVIDENCIA

El Señor ama a todas las criaturas sin excepción; su Providencia, empero, no pudo dejar de distinguir con amor de predilección a los miserables, a los afligidos, a los huérfanos, a los enfermos, a los que sufren tribulación de alguna manera, después que Jesús se presentó como un modelo y Capitán, sometiéndose El mismo a la pobreza, al abandono, al dolor y hasta el martirio de la Cruz.

Por lo cual el ojo de la Divina Providencia está, en modo especial, fijo en las criaturas, más desventuradas y en aquellas que se hallan sumidas en mayor abandono.

A QUIEN SE RECIBE EN EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

El Pequeño Cottolengo tendrá siempre abierta su puerta a toda clase de miseria moral y material. A los afligidos y desengañados proporcionará nuevos alientos y lumbres de fe.

Separados luego en tantas otras familias, acogerá en su seno como hermanos a los ciegos, a los sordomudos, a los retardados, a los incapaces: cojos, epilépticos, ancianos y obreros inhábiles para el trabajo, niños escrofulosos, enfermos crónicos, niños y niñas de cortos años en adelante; jovencitas en la edad de peligros morales; a todos aquellos, en una palabra, que por una u otra causa necesitan de asistencia, de auxilio, con el agregado de que no pueden ser recibidos en hospitales y asilos, y que verdaderamente sean abandonados: sean de cualquier nacionalidad, sean de cualquier religión, sean también sin religión alguna: ¡Dios es Padre de todos!

Es evidente que todo esto se llevará a cabo gradualmente, mientras se vaya edificando y se disponga del lugar conveniente, confiando en Dios y en el concurso de los corazones misericordiosos, desconfiando tan sólo de nosotros mismos.

En el Cottolengo no deberá quedar sitio vacío.

Nuestra felicidad no nos asusta: la consideramos como el trofeo de la bondad y de la gloria de Jesucristo.

COMO SE REGIRÁ Y GOBERNARA EL COTTOLENGO ARGENTINO

Nada es más agradable al Señor que la confianza en El.

Y nosotros querríamos poseer una fe, un coraje, una confianza tan grande cuán grande es el Corazón de Jesús, el cual es su fundamento.

El Pequeño Cottolengo Argentino se rige in Domino: sobre el fundamento de la fe, vive in Domino, de la Divina Providencia y de vuestra generosidad; se gobierna in Domino, esto es, con la caridad de Cristo: todo y sólo por amor, hasta el holocausto de nuestra vida, con el divino auxilio.

Todo depende de la Divina Providencia; quien todo lo hace es la Divina Providencia y la caridad de los corazones misericordiosos, movidos del deseo de hacer el bien, tal como el evangelio lo enseña, a aquellos que más lo necesitan.

¿COMO SE SOSTIENE EL PEQUEÑO COTTOLENGO DE BUENOS AIRES?

Vosotros quizá creeréis que poseemos fondos y réditos.

No, amigos míos, de todo esto tenemos menos que nada.

Aquel Dios que es el gran Padre de todos, que piensa en el pajarillo del aire y viste los lirios del campo, envía con mano benéfica el pan cotidiano, esto es, aquel que se necesita cada día.

Nuestro banco es la Divina Providencia, y nuestra bolsa está en vuestro bolsillo y en vuestro buen corazón.

COMO SE VIVE EN EL COTTOLENGO ARGENTINO

El Cottolengo está construido sobre la fe, y vive de los frutos de una caridad inextinguible.En el Cottolengo se vive alegremente: se ora, se trabaja en la medida de las fuerzas de cada uno, se ama a Dios, se ama y se sirve a los pobres. En los desamparados se ve y se sirve al mismo Cristo, en santa y perfecta alegría. ¿Quién más feliz que nosotros?



Y también nuestros queridos pobres viven contentos; ellos no son huéspedes, no son asilados, sino que son los patrones y nosotros sus servidores, ¡así se sirve al Señor!

¡Cuán hermosa es la vida en el Cottolengo! Es una sinfonía de oraciones por los bienhechores, de trabajo, de cantos y de caridad.

DE QUE MODO SE PUEDE AYUDAR AL COTTOLENGO ARGENTINO

De mil maneras: con la oración, con dinero y haciéndolo conocer de personas de corazón y benéficas, que pueden cooperar a tan gran bien.

Por otra parte, todo aquello que tenéis y no podáis utilizar más, enviadlo al Cottolengo. Por ejemplo: ¿Tenéis un par de botines que no lleváis ya? Y bien, enviadlo al Cottolengo. ¿Tenéis lienzos, ropa blanca vieja, frazadas y vestidos usados, sombreros deteriorados? Y bien, enviadlos al Cottolengo. O avisad por teléfono dónde y cuándo podríamos ir a tomar dichos objetos.

Todo es grande cuando es grande el corazón que lo da. Como en el Cottolengo se reciben a los llamados deshechos de la sociedad, así se reciben también los deshechos de vuestra casa: muebles fuera de uso o rotos, mesas, sillas, camas, libros, cuadros, retazos inservibles y artículos de ropavejero: pan, carne, fideos, harina, legumbres, medicinas, carbón, leña, etc.; todo sirve a los pobres del Pequeño Cottolengo Argentino.

VISITEN EL COTTOLENGO

¡Oh, argentinos, que poseéis el corazón más noble que yo jamás haya encontrado, venid a visitar los pobres del Cottolengo, donde hay laus perennis por la prosperidad de vuestra familia y de la República; donde todo es simplicidad de vida y buen sonreír, sereno y reconocido donde todos los sacrificios y todas las palabras se confunden y se mudan en una sola: Charitas!

¡El Señor perdona tantas cosas, por una obra de misericordia!

Don Orione de la Divina Providencia

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