martes, 25 de diciembre de 2012

¡¡¡NATALE !!!!

VIDEO DE LAS PHMC ( suoredonorione)

NIÑO JESÚS, DANOS TU BENDICIÓN

Queridísimos hermanos míos de la Divina Providencia:

¡En el Nombre bendito de Dios!
De regreso a Italia, con la mente y el corazón que me parecen más iluminados y dilatados por la caridad de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, y mientras ya me apresto a volver a cruzar el océano, si así quiere la bondad de Dios, llego a ustedes, queridísimos hermanos míos, como hermano y padre que los ama en el Señor, para hacerles los augurios más afectuosos y los votos más santos con la alegría de las próximas fiestas natalicias. Son votos y augurios que expreso todos los días con el alma, con esta alma que vive tanto de su vida, de sus alegrías y de sus dolores, y que todos los días reza en el altar del Señor, pero que con más fervor aun rogará por ustedes la Noche beatísima de Navidad.

¡Cuánto hubiera querido escribirles a cada uno por separado en esta ocasión! Pero ustedes mismos comprenderán que me hubiera sido imposible. Por lo que, abrazándolos a todos espiritualmente, me resulta gracia suavísima escribirles a todos juntos, con ese dulce afecto de hermano y de padre en Cristo, que sólo Dios conoce.
Les diré que hasta me parece muy hermoso tenerlos aquí a todos delante y en el corazón, todos en el altar, reunidos en esta dulce Navidad alrededor de Jesús Niño, y decirles a todos la misma palabra de caridad, que tan suavemente nos une; de esa caridad que tiene tan largos brazos que no ve ni montes ni mares, ni límites ni barreras de nacionalidad, sino que nos aglutina a todos - como dice la Escritura que sucedió con los corazones de Jonás y de David- y hace de todos nosotros un solo corazón y un alma sola, por la vida y por la muerte y más allá, porque en la caridad se sirve de Dios y el hombre se eterniza.

¿Hay acaso gozo más sentido, consuelo más elevado y espiritual, vida más sublime, paz y felicidad mayor, que la santa caridad del Señor y Dios Nuestro Jesucristo? ¡Qué dulce es amarnos en Jesucristo!

Pero en estos días de Navidad, en los cuales las almas cristianas sienten los puros gozos de la fe y de la caridad de Jesús y la mística poesía que exhala del Pesebre, al que llegan peregrinando los pobres, los simples, los pastores, y sobre el cual vuelan y festejan los ángeles, en medio de la luz y del canto del Gloria, y anuncian la paz de Dios a los hombres de buen voluntad; en estas gozosas solemnidades no solo mando augurios de todo bien, de toda consolación celestial, a todos y a cada uno de ustedes, hermanos e hijos míos y corona mía, sino que mientras formulo los más fervientes votos por ustedes, pongo a los pies de Dios una gran oración, que es amor de caridad: la misma oración que Cristo elevó por sus discípulos y apóstoles antes de dejarlos: “Padre Santo, cuídalos, el Nombre que tú me diste, para que sean uno, como nosotros” (Jn. 17, 11).



Haz, oh Señor, que seamos una sola cosa con ti, que todos estemos siempre con ti, en tu adorable Corazón.

Niño Jesús, Jesús Amor, danos tu dulce bendición. Amén.


Don Luis Orione

Fuente: p. Facundo Mela

lunes, 24 de diciembre de 2012

EL ORIGEN DE LOS PESEBRES DE DON ORIONE

San Luis Orione: promotor del pesebre viviente


Inspirándose en San Francisco de Asís, el santo tortonés organizó en los años treinta espectaculares representaciones sacras del misterio navideño, manifestaciones de fe y de arte que atrajeron a decenas de miles de personas.
P. Flavio Peloso

“Cuando vayan a Umbría, tendrán la gracia de ir a Greccio. Yo fui allí muchas veces. San Francisco, habiendo regresado de Palestina y todavía enfervorizado por la visión de los lugares santos, quiso que también en Italia se hiciera el Pesebre viviente. Nosotros debemos volver a los primeros tiempos, al primer Pesebre, y se hará el bien” (Scritti V, 212).
Al expresarse así es San Luis Orione (1872-1940) aquel que, en tiempos modernos, relanzó la sacra representación del Pesebre viviente realizada por San Francisco por primera vez en la Navidad del 1223, en Greccio, con la ayuda de la población de la zona y de Giovanni Velita, señor de aquellos lugares. Con el Pesebre viviente, el “Pobrecillo de Asís” y, recientemente, el “Santo de la Divina Providencia” intentaron recrear la mística atmósfera del Nacimiento de Belén, para ayudar a ver con los propios ojos donde nació Jesús.
La continuación de los Pesebres vivientes se debe a la original inventiva apostólica de Don Orione. “Hemos sido los primeros en suscitarlo: al principio parecía una cosa para reír, ¡pero se ha hecho el bien!” (Parola VII, 166), confiaba el santo tortonés.
Algunas notas históricas sobre los Pesebres vivientes organizados por Don Orione en los años treinta nos ayudarán a reconstruir aquellas singulares manifestaciones religiosas y sobre todo su espíritu.
Después de un primer Pesebre viviente realizado en la ciudad de Bra (Cúneo) en el 1925, bien logrado pero de carácter local, en diciembre de 1930, Don Orione decide promover la iniciativa en la ciudad de Tortona confiriéndole el acento de gran manifestación popular. Desde este año, muchos “Pesebres vivientes” se sucederán en diversas ciudades de Italia.


En Tortona, los periódicos locales avisaban que “el 6 de enero un coro de 150 ángeles precederá a los pastores y a los reyes magos; ellos cantarán melodías celestes, los reyes magos tendrán un numeroso séquito de caballeros y de sirvientes, según la costumbre oriental”.
La novedad fue recibida con entusiasmo por los pobladores, incluida toda la vasta región del Piemonte, Lombardía y Lígure. Don Orione se encargó personalmente con la sagacidad de un estratega y la ingenuidad de un niño. En Tortona se reunieron de todas partes miles de personas para asistir a la pintoresca representación sacra.
La campana de Belén fue colocada en el patio, detrás del nuevo santuario de la Virgen de la Guardia, por entonces todavía en construcción. Gran parte de los protagonistas del Pesebre viviente eran los mismos clérigos (seminaristas) de la congregación, “jovencísimos clérigos –observó el diario “Corriere della sera” del 27/XII/1930– que cotidianamente llevaban la cal y los ladrillos, con evangélica devoción, para la construcción del Santuario que Don Orione ha querido dedicar a la Virgen de la Guardia” .
El Pesebre fue verdaderamente solemne y conmovedor. El cortejo, en medio de la muchedumbre, terminó, con el canto del “Gloria a Dios en el Cielo”, junto a la campana donde se realizó el acto de adoración a Jesús. Era este el momento que Don Orione –que antes había permanecido discreto entre la gente– reservaba para sí mismo: dar a Jesús para que sea besado por la gente. Aquel era el acto que sintetizaba y coronaba el objetivo de la manifestación popular.
La sagrada representación fue repetida 4 veces en el período de las festividades navideñas. Tuvieron vasta resonancia con entusiastas artículos aparecidos en los diarios Corriere della sera, Gaceta del Popolo, La stampa, Italia y otros periódicos locales.
Al año siguiente, 1931, la iniciativa se tuvo que repetir, por pedido de la gente. La fantasía y la audacia de Don Orione eran impresionantes. Llegó a presentar un pedido a la Casa Real “para obtener algunos dromedarios, por pocos días, con el fin de dar al Pesebre viviente, único en Italia, una vida y un colorido más oriental” (Scritti 77, 122). Otra vez la manifestación resultó grandiosa y devota, con gran concurrencia de gente. Algo que da una idea de la repercusión popular de la iniciativa fue la concesión de la reducción del pasaje en tren “del 50%, desde las estaciones vecinas y desde las estaciones de Turín, Milán, Génova, Piacenza y Bolonia, con validez desde el 5 de enero hasta la medianoche del día 8” (Scritti 53, 129).
Hay que destacar también que “con las ofrendas y colaboraciones recibidas para el Pesebre viviente se dará un almuerzo a 200 pobres. (...) El almuerzo, en el Colegio Dante, será servido por los ángeles y los pastores del Pesebre viviente” (Scritti 89, 126). Éste es el genio de Don Orione: “unir siempre a la obra de culto una obra de caridad” (Scritti 53, 39).
En 1932, el Pesebre viviente, que Don Orione presentó como “una manifestación de fe y de arte verdaderamente grandiosa, única en Italia” (Scritti 62, 36), se realizó en la ciudad de Voghera.
A quienes trabajaban para la preparación del Pesebre viviente el santo sacerdote les recordaba la finalidad: “lograr, por medio del Pesebre viviente de Voghera, hacer un poco de bien, mucho bien. Que aquella multitud de población que vendrá a Voghera pueda sentir pasar sobre sus almas un soplo nuevo, un nuevo espíritu; aquella paz que los ángeles hicieron sentir a los pastores en la bella, misteriosa noche de Navidad. El pesebre viviente es, y debe ser, la escenificación de una página del Evangelio reproducida en vivo” (Parola Vb, 5-8).
El éxito fue superior a las expectativas, como refiere un artículo aparecido en el diario La stampa del 28.XII.1932. “Ha sido un éxito grandioso, y lo demuestra la muchedumbre llegada en número impresionante, sobre todo desde más allá del río Po, y de la zona montañosa, con todos los medios, para ver el Pesebre viviente, y se calcula que otras 40.000 fueron las personas que asistieron a lo largo de la romana Vía Emilia”.
El Corriere della sera, siempre del 28.XII.1932, hace referencia a Don Orione: “Este sacerdote de gran renombre es un típico ejemplo de la humana bondad sin reposo, sin ambiciones, sin orgullos. (...) Don Orione finalmente ha bendecido a la gente que elevó cantos e himnos religiosos, transmitiendo a la escena un significado de viva conmoción y de alta espiritualidad”.
“El cortejo del Pesebre viviente fue abierto por dos trompetistas a caballo –como un resumen de la época– , por un ángel que indicaba la gruta y por otro ángel con la estrella; seguía enseguida la larguísima y multicolor procesión de los ángeles –doscientos– vestidos de seda y con sus alas, que cantaban con gracia celestial unas suavísimas melodías. Luego venían los típicos pastores, algunos tocaban la gaita, otros dejaban regalos al Niño: quesos, palomas, gallinas, pájaros. corderitos, ovejas, fruta; otros, en fin, guiaban dos numerosos rebaños. Y después los pastores simples y llenos de fe, los reyes magos que, guiados por la estrella, venían desde Oriente con su séquito en búsqueda del Niño Jesús. Y un grupo fastuoso de caballos y caballeros que pasa despertando la admiración del público, y va a la plaza de la Catedral, donde tiene lugar el simbólico ofrecimiento de los regalos: la parada en la Municipalidad , que representaba el palacio de Herodes. Aquí todo el cortejo se despliega y se dispone de modo tal que forma un cuadro imponente y estupendo, que tiene como contexto una inmensa muchedumbre, quizá 40.000 personas. Luego se reanuda la procesión y concluye en la gruta ubicada en el Oratorio festivo San Bovo. Aquí Don Orione habla breve, luego bendice a la gente con el Niño”.

En el 1933, la sacra representación se desarrolla en la ciudad de Novi Lígure el 26 de diciembre y el 6 de enero. Don Orione explicó a sus religiosos: “El Pesebre viviente lo hacemos para reavivar el sentimiento religioso de la gente, porque aquello que cae bajo los ojos permanece más vivamente impreso en la memoria, especialmente de los pequeños y del pueblo. El Pesebre viviente es un gasto, materialmente hablando, pero una ganancia, un activo en los balances del bien. Es una prédica hecha a 30-50 mil personas” (Parola VI, 8).
Las dos manifestaciones fueron retomadas y reunidas en un documental del Instituto Cinematográfico “Luce”.
Giuseppe Zambarbieri, por entonces estudiante del Colegio San Jorge de Novi Lígure y más tarde superior general, asistió a la representación del 6 de enero y comentó: “¡Qué director de escena, Don Orione, en los Pesebres vivientes!”.
Un comentario similar hizo también el escritor y dramaturgo César Meano: “¡Oh qué director de escena aquel Don Orione! Director nato aquel sacerdote piamontés. Desde el ángel principal, que apuntaba la estrella a los pastores, hasta Gaspar, Baltasar y Melchor, yo modestamente hombre de teatro, sentía la mano segura que aquel hombre extraordinario había transmitido como una porción de su alma a todos. ¡No lo perdía de vista! Se destacaba por más de que buscaba confundirse con la masa, con aquella capa y los zapatos color barro, con aquel sombrero de bandido... bueno, tan bueno. ¡Pero los ojos! Llegaban ellos como lámina de luz en el justo tiempo de cada una de aquellas singulares escenas. Pero había un momento en el cual entraba en escena él, todo él. Aquel final, cuando al término de la encantadora parada se llegaba a la gruta, apenas terminada la entrega de los dones. Si bien no era alto de estatura, se elevaba entonces hacia lo alto, hacia lo alto, en la realidad y en la significación y, elevando los brazos, decía pocas palabras: “¡Y ahora los bendigo con el niño!” Así Don Orione elevaba sobre las cabezas del gentío al Cristo Infante, para bendecir y volver a bendecir” (Cart. Meano, ADO).
¿Cuáles eran los secretos, los consejos de Don Orione director de los Pesebres vivientes? Sobre todo, sabía transmitir a todos la idea-mensaje de toda la representación sacra: “El Pesebre viviente debe ser una prédica sin palabras”. Este objetivo lograba inspirar y unificar interiormente los comportamientos de los actores, tan diversos como improvisados.
“Primero: rezar, dar todo de sí mismos, no por vanagloria o por soberbia, sino para representar en vivo una página del Evangelio, y después, hacer un poco de bien. Segundo: quien haga de ángel, de caballero, de pastor, olvídese que es seminarista, y sea ángel, caballero o pastor: en síntesis, haga bien el oficio que hace. Los ángeles tengan los ojos bajos, cara serena, no se rían” (Parola Vb, 5-8).
El santo confiaba en que la preparación espiritual de los protagonistas, “modesto, educado, serio”, expresado en “fervor, intenso ardor y entusiasmo” (Parola Vb, 212), comunicaría a tantos espectadores algo de sagrado, algo de Dios. “El cortejo será dividido así: adelante estarán los ángeles y éstos darán la primera impresión. El éxito del Pesebre en gran parte depende de la primera buena impresión. Vendrán luego los pastores con el rebaño, y los flautistas. Al final la cabalgata de los Magos con su séquito. Habrá 200 ángeles” (Parola Vb, 7-8).
Sobre los mismos principios se basaba también la evaluación de Don Orione, compartida con sus discípulos, acerca del éxito de la manifestación. “El Pesebre viviente es un gasto no pequeño de tiempo y de fuerzas. Días de preocupación en los que estamos obligados a dejar otros trabajos y responsabilidades. Pero, si se parte con el criterio más alto de una ganancia espiritual, vale la pena hacerlo y repetirlo varias veces. Si algo es bueno para los valores morales, entonces vale la pena hacerlo. Es una prédica hecha a 30 / 50 mil personas. Qué buenos frutos se obtuvieron de la jornada de San Esteban, en Novi Lígure. Cuántos hombres, que no besaban desde hacía 30 / 40 años al Niño Jesús, han venido para besarlo. Había más hombres que mujeres. Fue una emoción saludarlos” (Parola Vb, 8-9).
El de Novi Lígure en 1933 fue el último gran Pesebre viviente organizado personalmente por Don Orione. En 1934 partió para América Latina y volvió a Italia en 1937. A su regreso, no pudo realizarlo más, si bien ese era su deseo.
En la vigilia de la Navidad de 1937, animó a sus hijos espirituales a continuar esta manifestación popular de fe y recomendó: “El Pesebre viviente deberá convertirse en una institución de nuestra Congregación y deberemos propagarla en el mundo. Si Dios nos da vida, se lo realizará en Milán. Si yo no estuviese aquí en los próximos años, verán que lo realizaré en América. Sería maravilloso pasar con el Pesebre viviente delante de la Catedral de Buenos Aires: el gobierno tiene mucho aprecio por el Pesebre” (Parola VII, 166).
La Congregación orionita ha permanecido sensible a la tradición de los Pesebres vivientes. Continuó organizándolos en todas partes. Entre los recientes vale la pena recordar, en Italia, el Pesebre de Fumo (Pavía), de Pescara, de Bérgamo, de Pietra Lígure, Seregno, Messina. Siempre, tanto en Boston como en Claypole (Buenos Aires) o en Santiago de Chile, como aseguraba Don Orione, “el Pesebre viviente hace un gran bien, y genera una emoción imborrable en el alma” (Parola VII, 166).
Fuente P F acundo Mela Blog Lo que yo recibi

domingo, 4 de noviembre de 2012

RAFAEL CALZADA



A fines de la década del ’30, Don Orione buscaba un lugar donde sus seminaristas pudiesen estudiar teología. El entonces Nuncio Apostólico, Mons. Fietta, le recomendó el Colegio Apostólico “San Francisco Javier”, de la Congregación del Verbo Divino, en Rafael Clazada.
El Nuncio tenía un muy buen concepto de ellos y la formación allí impartida. Luego de algunas tratativas, tres seminaristas italianos estudiarían allí: los PP. Lingua, Morelati y Garbelli.
Por ello, el pasado 29 de octubre visite el “Hogar San Javier” de los Padres Verbitas, con el objetivo de entrevistar algunos sacerdotes ancianos que habían estudiado con nuestros religiosos.
Allí el P. Arnoldo Freiberger SVD, rector del hogar, me recibió muy fraternalmente y me acompaño a encontrarme con los PP. Víctor Heit SVD y José Gallinger SVD, con quienes compartí dos charlas muy enriquecedoras.
Con increíble memoria, ambos recordaban muchísimos detalles de la época y de los seminaristas orionitas, de quienes hablan con gran cariño y estima, recordándolos como buenos compañeros, de gran sencillez y espíritu de pobreza.
Pero, eso no fue todo. Hablando con ellos, me lleve una gran sorpresa, ambos habían estado durante la colocación de la piedra fundamental del Cottolengo en 1935. Acompañando a sus superiores, fueron a cantar y a “responder las oraciones en latín”. Entonces, tenían unos 13 o 14 años. Ambos se recordaron la figura de Don Orione y la presencia del presidente Justo.
La visita fue un encuentro con nuestros hermanos y los primeros pasos de la Congregación en Argentina.
Aprovecho para agradecer al P. Luis Liberti SVD, provincial de los Verbitas, quien me contacto con el Hogar, al P. Arnoldo por su fraterna ayuda y a los PP. Heit y Gallinger por todo lo que compartieron conmigo.
Fuente: Padre Facundo Mela, fdp

jueves, 16 de agosto de 2012

QUIERO SER UN SERVIDOR DE CRISTO Y DE LOS POBRES


el fundador- Don Orione: a usted le gustó un lema que usó desde joven, desde la apertura del primer oratorio y de la primera casita en San Bernardino de Tortona en 1893: Almas, almas.

Sí -y sonríe al recordarlo- cuando siendo seminarista, me rodeaba de algunos muchachos y jugaba con ellos en el patio de la casa del obispado. Al terminar el juego, dábamos una contraseña que nadie comprendía, ni siquiera el párroco. La contraseña quedó como programa de nuestra Congregación. Era el lema: ¡Almas, almas! Habrán leído más de una vez este grito en el encabezamiento de las cartas, grito que es todo un programa: ¡Almas, almas! Luego vendría todo lo demás.

- Usted ya está incluido en el elenco de los grandes “apóstoles sociales” italianos. También en Argentina, después de su permanencia entre 1934 y 1937, dejó claros surcos de novedad cristiana entre el pueblo. Su grito “¡Almas, almas!” abarca el bien espiritual y material del hombre, es atención a cada persona y proyecto para la sociedad. Dio respuestas inteligentes y eficaces a grandes problemas sociales y a grandes cuestiones de marginación. ¿Cómo transmite esta conducta a sus seguidores, sacerdotes, religiosas y laicos?

Debemos ser santos, pero hacernos tales santos que nuestra santidad no se reduzca al cuidado de los fieles, ni se quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y arroje en la sociedad tal esplendor de luz, tanta vida de amor a Dios y a los hombres que sean más que santos de Iglesia, seamos santos del pueblo y de la salvación social. Debemos ser una profundísima vena de espiritualidad mística, que invada todos los estamentos sociales: espíritus contemplativos y activos, servidores de Cristo y de los pobres...

- ¿Es esto lo que explica el estilo “popular” que ha querido imprimir a su familia religiosa: pobreza y sencillez de vida, de ambientes, de medios, vida sacrificada y acotada en función de los demás, partícipe de la ley común del trabajo?

No sólo con la predicación se convierten las almas, sino también con el trabajo. Y si en muchas familias de San Bernardino de Tortona ha entrado el Evangelio... es porque han visto trabajar a los sacerdotes. El pueblo quiere ver realidades. Por lo tanto, no es solamente el sacerdote con la estola al cuello quien puede hacer el bien, sino también el sacerdote que trabaja.
Buscar y curar las heridas del pueblo, buscar las enfermedades, salir a su encuentro en lo moral y lo material. De esta manera nuestra acción será no sólo eficaz, sino profundamente cristiana y salvadora. Cristo fue al pueblo. Ayudar al pueblo, mitigar sus dolores, devolverle la salud. Debe estar en nuestro corazón el pueblo. La Obra de la Divina Providencia es para el pueblo. Basta de palabras, están llenos los bolsillos de ellas. Lo milagroso será poder devolver las muchedumbres a la fe que tuvieron, reconducirlas al Padre, a la Iglesia: un trabajo popular.

- Tiempo atrás, con motivo de la presentación a la prensa de su libro “En el nombre de la Divina Providencia”, Franca Giansoldati, de la agencia Adkronos, tituló a su artículo “Don Orione: como Karl Marx y Anna Kulisciov”, refiriéndose a algunas páginas suyas “sociales” famosas: la proclama en defensa de las arroceras (“Trabajadores y trabajadoras, llegó la hora de su reivindicación”), el escrito sobre el feminismo (“Mujer, familia y sociedad”), y otros.

¿Ven estas canas? Durante muchos años he visto muchos cambios de cosas y de hombres, también dentro de la Iglesia, y he comprendido que la política no es el medio mejor para atraer las almas. Se ama a la Patria realizando obras de amor, de misericordia, abrazando a los pobres, acogiendo a los pobres, cuidando a los pobres, evangelizando a los pobres, a los pequeños.
Nosotros no hacemos política; nuestra política es la caridad grande y divina, que hace el bien a todos. No miramos otra cosa que almas para salvar. Si hay que tener alguna preferencia, será para quienes nos parezcan más necesitados de Dios, puesto que Jesús ha venido más para los pecadores que para los justos. ¡Almas y almas! Esta es nuestra vida; este es nuestro grito, nuestro programa, toda nuestra alma, todo nuestro corazón: ¡Almas y almas!

- ¿Por dónde se empieza a educar a los jóvenes en la caridad? ¿Cuál es la primera lección?

Hay que huir de una blasfemia y usar una jaculatoria. La blasfemia: “Yo no me meto, no me toca a mí”. La jaculatoria: “Voy yo”.

- Decir caridad quiere decir con frecuencia, limosna, asistencia de quienes tienden a dejar a los pobres siempre pobres, conservando las propias posiciones de privilegio económico, cultural, social. ¿Qué entiende usted por caridad?

El amor santo que toma el nombre de caridad, es el resultado de la comunión con Jesucristo. Es el fervor de la gracia que no puede detenerse y necesita expandirse. La caridad nos manda no quedarnos en una cómoda benevolencia, sino sentir y tener compasión eficaz de los dolores y las necesidades de los demás, a quienes no debemos contemplar a distancia, puesto que son una misma cosa con nosotros en Cristo. La caridad no excluye nada de la verdad y de la justicia; pero la verdad y la justicia actúan en la caridad.

- Usted ha enseñado de mil maneras, que “nuestra predicación es la caridad”: la caridad de las obras, y antes que nada, la caridad fraterna.

Una sociedad o comunidad hermosa y fuerte, donde reine una dulce concordia de corazones y paz, no puede no ser querida, deseable y edificante para todos. En un mundo en el que no hay más ley que la fuerza; en un mundo en el que resuenan a menudo voces de guerra entre ricos y pobres, entre padres e hijos, entre gobernantes y súbditos; entre las voces de una sociedad que vive y parece que quiere hundirse en el odio, opongamos el ejemplo de una caridad verdaderamente cristiana.

- A diferencia de otros fundadores, usted no ha escogido un tipo concreto de obras, ¿por qué?

Estamos en una época de transformaciones arrolladoras, de manera que no me parece oportuno enquistarnos en una obra, atarnos a una o dos actividades.

el fundador- ¿Por qué en la formación de sus sacerdotes y sus religiosas insiste tanto en el trabajo manual?

Volvemos a empezar como los apóstoles que trabajaban ganándose la vida, y tenían todo el mundo por evangelizar. Volvemos al trabajo, y precisamente al trabajo manual, que domina las pasiones del cuerpo y las malas tendencias del espíritu. Nosotros tenemos que trabajar... para no convertirnos en “sacerdotes señores”, para no falsear el espíritu del Evangelio. Qué gran eficacia, qué hermoso apostolado se realizaría entre los pobres, si todos vieran que el sacerdote predica y trabaja, trabaja y predica, ayuda a los pobres y se gana el pan. Que no se aprovecha de los beneficios parroquiales, de los derechos de estola, para vivir sobre los pobres. Debemos ser los peones de Dios. Quien no quiera ser y no es peón de la Providencia de Dios, es un desertor de nuestra bandera.
- Pobres de salud, pobres de instrucción, pobres de afectos, pobres de casa; entre las distintas instituciones en las que acoge a los pobres, parece que al Pequeño Cottolengo, usted da el valor de símbolo, de modelo, de estilo que valga para todas las otras instituciones.

El Pequeño Cottolengo es como un pequeño grano de mostaza, al que basta la bendición del Señor para un día llegar a ser un gran árbol sobre cuyas ramas se posen tranquilas las aves. Los pájaros aquí son los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos. Nuestro banco es la Divina Providencia, y nuestra bolsa está en los bolsillos y en el buen corazón de los amigos y bienhechores.
El Pequeño Cottolengo está construido sobre la fe y vive de los frutos de una caridad inextinguible. En el pequeño Cottolengo se vive alegremente: se reza, trabaja cada uno según sus fuerzas, se ama a Dios; se ama y se sirve a los pobres. En los abandonados se ve y se sirve a Cristo en santa alegría. ¿Hay alguien más feliz que nosotros? También nuestros queridos pobres viven contentos: ellos no son huéspedes, no son asilados, sino que son los dueños, y nosotros sus siervos; ¡así se sirve al Señor! ¡Qué hermosa es la vida en el Pequeño Cottolengo! Es una sinfonía de oración por los bienhechores, de trabajo, de alegría, de cantos y de caridad.

- Pero con la necesidad de sacerdotes y de religiosas que hoy tenemos en las Parroquias, en la catequesis, con la necesidad de evangelizadores... ¿no están desaprovechados en un Pequeño Cottolengo aunque sea una obra maravillosa y meritoria?

Corren tiempos en los que si se ve al sacerdote sólo con la estola, no todos le seguirán; pero si alrededor de la sotana ven a los viejos y los huérfanos, entonces sentirán el tironeo... la caridad arrastra... la caridad mueve y lleva a la fe y a la esperanza. Muchos no logran entender los actos de culto, y es necesario añadir las obras de amor. Salvador Sommariva me dijo una vez: No creía en Dios, pero ahora creo porque lo he visto a las puertas del Cottolengo.

- “Dar con el pan material, el dulce bálsamo de la fe”. Para usted, en el fondo del corazón está la salvación de las almas. ¿No puede parecer una manipulación de la caridad, un proselitismo?

Nunca forzar a nadie. Pero hablar con el amor de Dios en el corazón y en los labios, con expresiones que lleguen, que convenzan y conviertan; después Nuestro Señor pensará cómo transformarnos y transfigurarnos a nosotros y a nuestros queridos pobres en él. Él será la vida, el consuelo, nuestra felicidad y la de quienes él lleve con su mano.

- Don Orione, usted mira siempre para adelante, hacia horizontes cada vez más amplios. Verdaderamente en usted se ve, como decía San Bernardo que el amor está siempre en camino con nuevos deseos, con continuos proyectos...

Quisiera llegar a ser alimento espiritual para mis hermanos que tienen hambre y sed de verdad y de Dios; quisiera revestir de Dios a los desnudos, dar la luz de Dios a los ciegos y a los deseosos de mayor luz, abrir los corazones a las innumerables miserias humanas y hacerme siervo de los siervos ofreciendo mi vida a los más indigentes y abandonados; quisiera llegar a ser el insensato de Cristo y vivir y morir en la insensatez de la caridad por mis hermanos.
Amar eternamente y dar la vida cantando al Amor. Despojarme de todo. Sembrar la caridad a lo largo de todos los caminos; sembrar a Dios de todas las maneras, en todos los surcos; sumergirme sin cesar infinitamente y volar cada vez más alto, cantando a Jesús y a la Virgen sin detenerme jamás.
Llenar todos los surcos con la luz de Dios; ser un hombre bueno entre mis hermanos; inclinarme, extender siempre las manos y el corazón para recoger las debilidades y miserias y depositarlas sobre el altar, para que se transformen en fuerza y grandeza de Dios


el fundadorTal vez, sea ésta una de las notas que más deseábamos compartirles desde las páginas de Revista Don Orione. Nada menos que un reportaje al Fundador mismo de la Pequeña Obra.
Quisimos conocerlo, para entender mejor su obra y su pensamiento. Para eso hubo que llegarse hasta su di­rección de Tortona (Italia), en vía Emilia nº 63. Aunque, muy probablemente esta entrevista se podría haber rea­lizado en Buenos Aires, en Chaco, Montevideo, Itatí, San Pablo, Santiago de Chile, o en cualquiera de las casas donde aun viven y laten sus ideales.
Casi sin darnos cuenta, se fue abriendo un diálogo por demás interesante y reflexivo; los razonamientos fluye­ron con serenidad, apuntando siempre a lo más profun­do. Incluso frente a preguntas más incisivas y críticas, no se dejó sorprender, sino que, por el contrario, compartió varias de sus intuiciones y su concepción de la vida. Una vez más pudimos comprobar la vigencia y actualidad de su mensaje.

"Quiero ser un servidor de Cristo y de los pobres"

Publicado en edición Nº48 de Revista Don Orione / Octubre 2009



- Don Orione, usted es un hombre de quien hablan todos, un sacerdote de gran corazón. Con usted empezó una maravillosa obra. Hogares, colegios, parroquias, seminarios, centros sociales, misiones, “Pequeños Cottolengos” se encuentran en toda Italia, en Brasil, Argentina, Uruguay, Polonia, España, Palestina... ¿cómo definiría su obra?

No lo sé: siento la tentación de definirla como un lío... vamos para adelante como el tren, confiando en Dios y en su Iglesia, seguros de servir a Cristo en los más necesitados. En cuanto a mí, me parece que el Señor me eligió porque no encontró a otro más miserable e incapaz que yo, para que se vea bien claro que él es el artífice de todo.

- La fe en la Divina Providencia está en crisis en la mentalidad moderna; “Dios no existe... y si existe, es como si no existiera”. Sin embargo, para usted, la providencia de Dios es el motivo inspirador de su vida y de su fundación.

Ciertamente, la Providencia Divina es la contínua creación de las cosas. La Divina Providencia parece desconocida para el hombre, porque el hombre la ve, y muchas veces no la ama; la toca y muchas veces no cree en ella; ella lo viste mejor que a los lirios del campo, le da de comer, y él cree estar desnudo y en ayunas. Ella gobierna el mundo con su ley armónica y eterna, se esconde y no se deja ver por quien no tiene fe, aun cuando abunde en medios materiales y tenga una vasta inteligencia y mucha cultura.
- Pero hay una objeción contra la “Divina Providencia”: los escenarios de miseria y de muerte en el mundo de hoy, tan caótico e injusto; los numerosos triunfos del mal; las manifestaciones cada vez más deshumanizadas y desesperadas de una sociedad “sin Dios”. 

Los pueblos están cansados, están desilusionados; sienten que toda la vida es vana, que toda la vida está vacía sin Dios. ¿Estamos en el alba de un renacer cristiano? ¡Seamos Hijos de la Divina Providencia! No seamos de aquellos catastróficos que creen que el mundo se acaba mañana.
La corrupción y el mal moral son grandes, es verdad, pero sostengo y creo firmemente que el último en vencer será Dios, y Dios vencerá en su infinita misericordia. En esta hora del mundo, hora muy dolorosa y muy triste, decidamos conservar inextinguible y cada vez más encendido el fuego sagrado del amor a Cristo y a los hombres. Sin este fuego sagrado, que es amor y luz, ¿qué quedaría de la humanidad? Con la inteligencia en tinieblas, el corazón frío, gélido más que el mármol de una tumba, la humanidad se debatirá convulsiva entre dolores de todo género sin ninguna clase de consuelo, sólo abandonada a las traiciones, a los vicios y depravaciones sin nombre... Con Cristo, todo se eleva, todo se ennoblece: familia, amor a la patria, ingenio, artes, ciencias, industrias, progreso, organización social.
fuente: revista Don Orione

BREVES RESEÑAS DE LA HISTORIA DEL COTTO DE CLAYPOLE

Pasaron 75 años ya, de aquel importante 25 de julio, el de 1937. Una vez más, el naciente Cottolengo de Claypole se vestía de gala para recibir a miles de visitantes, a las más altas autoridades civiles y eclesiásticas y para mostrar su gran desarrollo.

El 28 de abril de 1935 se había puesto la piedra fundamental, el 21 de mayo de 1936 se inauguraron la Iglesia, los 4 primeros hogares y la cocina; aquel 25 de julio de 1937 la fiesta no fue menor. En la puerta del templo se colocó y bendijo una placa recordatoria del telegrama enviado por el Papa con motivo de la inauguración del Cottolengo. En la misma ceremonia se colocaron las piedras fundamental del “Colegio Apostólico” (Hoy colegio secundario San Pío X) lugar para la formación de los futuros sacerdotes de la congregación y del Hogar Buenos Aires del Cottolengo, que fue donado por el Gobierno de la Nación.

Obras importantes fueron bendecidas e inauguradas ese mismo día. El Hogar John Sheil, destinado en aquel momento para los residentes del Cottolengo que tuvieran necesidades especiales de Salud y el Hogar Anchorena que se transformó en el quinto hogar del Cottolengo ampliando la capacidad de atender los numerosos pedidos recibidos.
Esta fiesta tuvo también un dejo de nostalgia, porque como ya estaba anunciado, significaba la despedida de Don Orione de la Argentina, quien partió el 6 de agosto de 1937.
Fuente: Padre Raúl Trombini f.d.p

martes, 19 de junio de 2012

COTTOLENGOS EN ARGENTINA


Por el año 1915, moría la condesa italiana Teresa Agazzini , dejando a Don Orione su casa para que hiciese en ella un asilo de caridad destinado a ancianos pobres. A partir de allí, y tomando como modelo la gran obra que fundara San José Benito Cottolengo en Turín  Don Orione iniciaba un nuevo campo de apostolado de caridad para alivio de pobres y enfermos de toda clase.Casi sin darse cuenta, Don Orione fue abriendo sus casas de caridad, una tras otra. La gente notardó en llamarlas "Cottolengos", por identificarlas con la magnífica obra del santo. De esta manera, los Pequeños Cottolengos se propagaron en Italia y en otros países, llegando a América Latina.El Pequeño Cottolengo Argentino fue abierto por el mismo Don Orione. Durante su segunda estadía en nuestro país, colocó en Claypole (al sur del gran Buenos Aires) la piedra fundamental de su construcción el 28 de abril de 1935. Y a pesar de lo limitado de los medios con que comenzó, había previsto que aquello se convertiría en algo grande: “Buenos Aires puede tener la ciudad de las diversiones, puede tener la ciudad de los estudios; pero el Cottolengo será la Ciudad de la Caridad”.Al mismo tiempo, aceptó la donación de una propiedad en la calle Carlos Pellegrini, en pleno centro de Buenos Aires, para que fuera allí la sede central. Ese lugar fue bendecido el 27 de junio de 1935, y a los pocos días recibió allí a las primeras personas necesitadas de atención.

Sólo en cuestión de escasos días, las Damas de San Vicente le ofrecieron una casa en la localidad de Avellaneda, que inauguró el 2 de julio del mismo año, como Cottolengo, poniéndolo bajo el cuidado de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad.

Aún hoy, impacta recorrer aquellos días inolvidables de la presencia de Don Orione en Argentina, cómo en tan poco tiempo pudo llevar adelante un proyecto tan grande. Sin dudas, la Providencia de Dios obró a través de la persona del santo, y de muchos corazones dispuestos que encontraron reflejado en él, sus propios anhelos de solidaridad-Así definía Don Orione el sentido del Pequeño Cottolengo:

"Es una obra que toma vida y espíritu de la caridad de Cristo, y su nombre de San José Benito Cottolengo, que fue apóstol y padre de los pobres más desdichados... Es una familia edificada sobre la fe que vive del fruto de un amor inextinguible. En el Pequeño Cottolengo se vive alegremente; se reza, se trabaja en la medida que lo permiten las fuerzas; se ama a Dios, se ama y se sirve a los pobres. En los abandonados se ve y se sirve a Cristo en santa alegría. ¿Quién puede ser más feliz que nosotros?"
 2DA PARTE                                                                                   A QUIEN SE RECIBE EN EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

El Pequeño Cottolengo tendrá siempre abierta su puerta a toda clase de miseria moral y material. A los afligidos y desengañados proporcionará nuevos alientos y lumbres de fe.

Separados luego en tantas otras familias, acogerá en su seno como hermanos a los ciegos, a los sordomudos, a los retardados, a los incapaces: cojos, epilépticos, ancianos y obreros inhábiles para el trabajo, niños escrofulosos, enfermos crónicos, niños y niñas de cortos años en adelante; jovencitas en la edad de peligros morales; a todos aquellos, en una palabra, que por una u otra causa necesitan de asistencia, de auxilio, con el agregado de que no pueden ser recibidos en hospitales y asilos, y que verdaderamente sean abandonados: sean de cualquier nacionalidad, sean de cualquier religión, sean también sin religión alguna: ¡Dios es Padre de todos!

Es evidente que todo esto se llevará a cabo gradualmente, mientras se vaya edificando y se disponga del lugar conveniente, confiando en Dios y en el concurso de los corazones misericordiosos, desconfiando tan sólo de nosotros mismos.

En el Cottolengo no deberá quedar sitio vacío.

Nuestra felicidad no nos asusta: la consideramos como el trofeo de la bondad y de la gloria de Jesucristo.

COMO SE REGIRÁ Y GOBERNARA EL COTTOLENGO ARGENTINO

Nada es más agradable al Señor que la confianza en El.

Y nosotros querríamos poseer una fe, un coraje, una confianza tan grande cuán grande es el Corazón de Jesús, el cual es su fundamento.

El Pequeño Cottolengo Argentino se rige in Domino: sobre el fundamento de la fe, vive in Domino, de la Divina Providencia y de vuestra generosidad; se gobierna in Domino, esto es, con la caridad de Cristo: todo y sólo por amor, hasta el holocausto de nuestra vida, con el divino auxilio.

Todo depende de la Divina Providencia; quien todo lo hace es la Divina Providencia y la caridad de los corazones misericordiosos, movidos del deseo de hacer el bien, tal como el evangelio lo enseña, a aquellos que más lo necesitan.

 Comenzamos una semana especial en la cual recordaremos el 75 Aniversario de la colocación de la piedra fundamental del Pequeño Cottolengo de Claypole (28 de abril de 1935) y celebraremos la fiesta del Ápostol de la caridad San José Benito Cottolengo (30 de Abril) de quien esta obra de caridad toma su nombre…por ello les quiero ir compartiendo la carta escrita por San Luis Orione en la cual  habla sobre la identidad de ésta Obra….
El Pequeño Cottolengo Argentino - Buenos Aires, 13 de abril de 1936 - calle Victoria 2084
DEO GRATIAS! –Confiada a la Divina Providencia, al magnánimo corazón de los Argentinos y de toda persona de buena voluntad, se ha dado comienzo en Buenos Aires, en el Nombre de Dios y con la bendición de la Iglesia, a una humildísima obra de fe y de caridad, que tiene por objeto dar asilo, pan y un poco de bienestar a los “desamparados” que no han podido encontrar ayuda en otras instituciones de beneficencia.
Trae esta obra su vida y su espíritu de la caridad de Cristo, y su nombre de José Benito Cottolengo, que fue Apóstol y Padre de los pobres más infelices.

La puerta del Pequeño Cottolengo Argentino no preguntará a quien la cruce si tiene un nombre, sino solamente si tiene algún dolor.

“CHARITAS CHRISTI URGET NOS” (II COR. IV)”  “La caridad de Cristo es la que nos empuja”

Cuántas bendiciones recibirán de Dios y de nuestros queridos pobres aquellas almas generosas, que concurran a remediar tanta miseria, a endulzar tanto dolor de los que son como “el desecho de la sociedad”.

DE COMO ES EL PEQUEÑO COTTOLENGO ARGENTINO

El es, por ahora, como un pequeño grano de mostaza al cual bastará la bendición del Señor para llegar a ser un día un árbol corpulento, sobre cuyas ramas se posarán tranquilos los pajarillos (Math. cap. 13).

Los pajarillos, en este caso, son los pobres más abandonados, nuestros hermanos y nuestros amos.

EL OJO DE LA PROVIDENCIA

El Señor ama a todas las criaturas sin excepción; su Providencia, empero, no pudo dejar de distinguir con amor de predilección a los miserables, a los afligidos, a los huérfanos, a los enfermos, a los que sufren tribulación de alguna manera, después que Jesús se presentó como un modelo y Capitán, sometiéndose El mismo a la pobreza, al abandono, al dolor y hasta el martirio de la Cruz.

Por lo cual el ojo de la Divina Providencia está, en modo especial, fijo en las criaturas, más desventuradas y en aquellas que se hallan sumidas en mayor abandono.


Xº Aniversario
En Argentina he hallado para siempre mi segunda patria,  y Dios mediante volveré a ella vivo o muerto, pues quiero que mis cenizas descansen en el Pequeño Cottolengo Argentino de Claypole.  (Don  Orione - 1937)
El 29 de agosto del año 2000 se produjo la llegada definitiva del corazón de Don Orione a la Argentina, su segunda patria, a la que deseaba volver algún día: "Preveo que partiré de aquí hacia fines de julio, Dios mediante, pero dejo mi corazón en la Argentina, donde espero volver pronto", había dicho aquí el 29 de mayo de 1937.

75 años de la inauguración del cottolengo y su capilla

El 21 de mayo se cumplieron 75 años de la inauguración del Pequeño Cottolengo de Claypole y la Parroquia Sagrado Corazón, denominada entonces Capilla San José Benito Cottolengo, cuando se bendijeron sus primeras construcciones y comenzaba a funcionar la institución que Don Orione denominó “un pararrayos de esperanza”.
Para celebrarlo se realizó una procesión que recorrió las calles internas del establecimiento para visitar la Cocina Central y los Hogares Barilari, Baudrix, Santa Lucía y Devoto, primeras casas cuyos nombres hacen honor a la memoria las personas que ayudaron a construirlas.
La procesión, encabezada por la imagen de San José Benito Cottolengo, finalizó en la Parroquia Sagrado Corazón, donde el Director de la Obra Don Orione Argentina, P. Omar Cadenini, presidió la Misa de acción de Gracias.
“Aquí pisamos tierra santa porque por aquí caminó nuestro fundador. Hoy recorrimos los primeros pasos que hizo Don Orione hace 75 años, cuando comenzó a darle forma al sueño de construir un lugar para quienes más necesitan. Renovamos así nuestro compromiso de seguir tras sus pasos fieles a su carisma”, afirmó el P Omar luego de la celebración. (r.b
amor

PALABRAS DE DON ORIONE


Es necesario que en cada uno de nuestros pasos surja y florezca una obra de fraternidad, de humanidad, de caridad purísima y santísima, digna de los hijos de la Iglesia, nacida y brotada del Corazón de Jesús. Se necesitan obras de corazón y de caridad cristiana. Y todos les creerán!

(Don Orione)

LINEAS DE ACCIÓN PARA LAS OBRAS DE CARIDAD, DE LA FAMILIA ORIONITA


LINEAS DE ACCIÓN
PARA LAS OBRAS DE CARIDAD
DE LA FAMILIA ORIONITA
Pequeña Obra de la Divina Providencia (Don Orione)

Roma, 2010
PRESENTACIÓN
Queridos Hijos de la Divina Providencia,
Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad,
Laicos colaboradores, amigos y bienhechores de las Obras de caridad orionitas            
             Con este documento ofrecemos finalmente el resultado del camino iniciado en Génova, en el año 2008 y finalizado con el Encuentro orionita internacional de la pastoral de la caridad, en Varsovia en el año 2009.
           El Encuentro de Génova (20 al 22 de junio de 2008) pretendió ofrecer a los participantes “un momento de reflexión sobre un tema crucial en el servicio a la persona, especialmente a aquellas que se encuentran en una situación de mayor debilidad y fragilidad”. El Encuentro de Varsovia concentró la atención y la reflexión en el compromiso concreto y cotidiano del servicio a los más débiles y de la gran misión de nuestras obras, queridas por Don Orione como “faros de fe y de civilización” para el mundo de hoy
           En Konstancin (Varsovia), del 14 al 19 de junio del año 2009, fueron convocados de todo el mundo los representantes de las obras de caridad orionitas. Fue un momento importante de comunión, de reflexión y de participación intercultural, en el marco del Proyecto Orionita para las obras de Caridad (FDP, 2004) y del Modelo de obras y servicios socio-sanitarios (PHMC, 2005). Como Familia Orionita compartimos y profundizamos las modalidades de conducción de las actividades de este sector, para que sean realmente, en este tiempo “Obras de caridad, faros de fe y de civilización”, según la expresión de Don Orione y el tema del Encuentro.
A través de los trabajos previos y las dinámicas desarrolladas durante el mismo Encuentro se llegó a definir algunas Líneas de acción para las obras de caridad, que ayudaràn a tener una visión y una mirada común en la expresión concreta de la caridad orionita en la Iglesia para que todo sea renovado en Cristo
           Como Superiores generales de las dos Congregaciones religiosas orionitas, al finalizar aquel Encuentro, habíamos enviado a toda la Familia Orionita el “Mensaje de Varsovia” que entendía ser una motivación para cuidar la calidad espiritual de nuestras obras de caridad.
            Ahora, con alegría y confianza presentamos y recomendamos la lectura atenta y la traducción a la práctica de este breve y concreto documento, fruto de la experiencia espiritual y de la gestión de las Obras de caridad, madurada en nuestra tradición de Familia, abierta a las nuevas condiciones socio-asistenciales, fieles al carisma de Don Orione.
            Confiamos que la puesta en práctica de estas Líneas de acción para las obras de caridad contribuirá a aquella “apropiación carismática de las obras” que es uno de los grandes desafíos al que están llamadas nuestras Congregaciones en esta etapa precisa de la vida, para que, como nos recordó recientemente el Papa Benedicto XVI, “Las obras de caridad, sea como hechos personales o sea como servicio a las personas más débiles ofrecido en grandes instituciones, no pueden jamás reducirse a un gesto filantrópico, sino que deben ser siempre una expresión tangible del amor providente de Dios” (Dircurso en el Centro Don Orione de Roma, 24 de junio de 2010)
                Don Orione, que hizo de las obras de caridad “nuestra prédica”, “la mejor defensa de la fe católica”, ciertamente bendecirá desde el Cielo cada uno de nuestros esfuerzos de fidelidad activa.
                En Cristo,
Don Flavio Peloso FDP            Hna. María Irene Bizzoto PHMC
                                               Superior general                         Superiora general
Roma, 5 de octubre de 2010 – Memoria de la Venerable Hna. María Plautilla Cavallo
LINEAS DE ACCIÓN PARA LAS OBRAS DE CARIDAD
Obras de caridad, “faros de fe y de civilización”
MOTIVACIÓN
                Todas nuestras obras de caridad tienen como finalidad principal la evangelización de la cultura; esto nos desafía a poner el acento no sólo en la gestión de las obras, sino más bien en su significatividad apostólica, en la transmisión del carisma heredado y en la misión de la obra: ad intra y ad extra
                   Hoy es importante un trabajo en conjunto, en colaboración y complementariedad entre religiosos y laicos.
LINEAS DE ACCIÓN
1.      Cuidar la identidad carismática de la obra con fidelidad creativa, a través del testimonio y la transmisión de los valores y del estilo carismático en todos los ámbitos.
2.      Valorizar y desarrollar los dones y talentos que cada persona tiene en sí, orientándolas a la finalidad de la obra
3.      Cuidar en modo particular la sensibilidad ecuménica del carisma en el servicio y las actividades caritativas
Obras de caridad, “faros para el mundo de hoy”
MOTIVACIÓN
             Partiendo del principio que la familia es el núcleo de donde surge la sociedad futura, actualmente vemos que la familia se encuentra en graves dificultades y con el riesgo de disgregarse. La Iglesia nos llama a progeter a la familia. Se propone, al interno de nuestras obras y servicios, favorecer un mayor conocimiento de las personas: dependientes, residentes, y sus familiares.
             En nuestros ambientes existen tantas nuevas formas de pobreza, que como orionitas somos interpelados a ser sensibles y a abrir las puertas a quien sufre. Es necesario hacer un análisis de las necesidades locales y responder según nuestras posibilidades.
 LINEAS DE ACCIÓN
1.      Promover la evangelización y el sostenimiento de la familia al interno de nuestras obras. Por ejemplo, organizar la fiesta de la familia, jornadas formativas y otras formas de encuentr
2.      Crear servicios menos institucionalizados junto a nuestras obras.
3.      Abrir las obras a las nuevas situaciones de pobreza y de marginación; por ejemplo, al fenómeno migratorio, a los “sin techo”, a los niños que abandonan la escuela, a los toxicodependientes, etc.; relacionarse con la pastoral diocesana, ofrecer espacios para encuentros, para centros de escucha y ayuda, etc.
Obras de caridad, “faros con estilo orionita”
MOTIVACIÓN
                El estilo orionita de nuestras obras de caridad constituye una de sus características fundamentales, ya que vuelve visible nuestra identidad carismática, sin la cual no nos distinguiremos de las otras organizaciones
                En la realidad cotidiana nos encontramos de frente a dificultades por la imposición de leyes y reglamentos que podrían sofocar la caridad, el carisma, limitando notablemente la actividad caritativa. Por eso es muy importante tener siempre presente esta dimensión de la obra, particularmente en el momento de tomar decisiones de cualificación del servicio, para que siempre se salve la profecía y la misión carismática.
LINEAS DE ACCIÓN
1.      Difundir entre los laicos la conciencia de ser profetas y misioneros de la caridad de Cristo y de la Iglesia.
2.      Testimoniar  (volver visible y concreto) el estilo orionita a través del espíritu de familia, el abandono filial a la Divina Providencia, el privilegiar a los más necesitados, manifestar con el servicio la maternidad de la Iglesia.
3.      Discernir cuidadosamente las decisiones que nos comprometen con otros Entes y Organismos, para que no venga comprometida la opción por los más pobres y la identidad carismática de la obra.
MODALIDAD DE GESTIÓN DE LAS OBRAS “FAROS”

Relación comunidad religiosa – obras - consejos de obra, equipos de gestión
MOTIVACIÓN
               Si bien es importante el estilo carismático que asumen las personas al interno de la obra, es igualmente importante el estilo de organización y de gestión.
               Hoy, la gestión debe ser comunitaria y con visión de futuro, lo cual implica una organización participativa con roles y funciones bien definidos, la funcionalidad del consejo de obra y de los equipos de conducción, asegurando así la continuidad y la eficacia del servicio y la realización de los objetivos evangelizadores, propios de nuestras obras de caridad. Hay que retomar las indicaciones que a propósito surgieron en los Capítulos generales y en los Proyectos apostólicos (FDP y PHMC).
 LINEAS DE ACCIÓN
1.      La comunidad religiosa asume su irrenunciable responsabilidad de ser garante de la apostolicidad y la identidad orionita de la obra.
2.      Hacer que funcione efectivamente el consejo de obra  (religiosos y laicos responsables) para garantizar la profesionalidad y la apostolicidad del servicio.
3.      Acompañar y orientar a los laicos para que profundicen y asuman el proyecto pastoral de la obra.
DINAMICAS DE GESTIÓN
4.      Elaborar el “manual de roles y funciones” de modo que cada uno sepa lo que le compete.
5.      Formar a los religiosos en vista de una gestión más profesional y especializada de las obras
6.      En ocasión de los cambios, cuidar el aprendizaje experiencial en el rol, para garantizar la continuidad en la gestión de las obras.
Relación de la obra con el ambiente humano del territorio. Nuevas respuesta
MOTIVACIÓN
“El Pequeño Cottolengo – escribía Don Orione – será un gran faro que difundirá su luz y su calor de caridad espiritual y corporal”
Cada obra de caridad es por su propia naturaleza, eclesial y evangelizadora. Por ello, la eclesialidad, la inserción en el territorio y el testimonio carismático, son elementos indispensables para verificar la fecundidad de la obra. El servicio caritativo que ofrecemos no puede reducirse a una dinámica interna de servicio sectorial, sino que fundamentalmente debe “hablar” a toda la realidad que la rodea acerca del valor de la vida, de la dignidad de cada ser humano, especialmente del más pobre y sufriente, y de la responsabilidad social que todos tenemos en la edificación de una sociedad más solidaria y más justa.
Nuestras obras, como “faros de civilización” nos pone en una situación óptima para dialogar con el territorio y con las otras instituciones civiles.
LINEAS DE ACCIÓN
1.      Dialogar constantemente con las autoridades locales (civiles y eclesiales) para identificar las verdaderas realidades de pobreza social a las cuales dirigir nuestro servicio.
2.      Valorizar los voluntarios comprometiéndolos en proyectos solidarios, también en colaboración con la Iglesia local y con otros grupos y asociaciones.
3.      Confiar funciones también pastorales a los laicos formados adecuadamente
4.      Dialogar con las instituciones eclesiales, civiles y otros grupos o asociaciones de servicios afines, para ser parte activa en las redes de servicios y así poder influir en las políticas sociales.
5.      Cuidar la comunicación y las relaciones públicas para dar a conocer el carisma y la vida de Don Orione: iniciativas para los jóvenes en el ambiente social, en las escuelas y en nuestras obras; recibir grupos al interno de nuestras casas; sitios en internet, etc.
Formación
MOTIVACIÓN
Para conservar la identidad carismática de la obra es indispensable el compromiso y la participación interior de todos los laicos que trabajan en la misma. Es necesario sensibilizar a los laicos en la misión de la obra y la vida de la Congregación
Es importante una formación del corazón, para construir una unidad luminosa entre religiosos y laicos y para testimoniar juntos una nueva cultura de la vida.
LINEAS DE ACCIÓN
1.      Promover la formación a los valores y al estilo del carisma en el personal dependiente, a través de varios momentos de formación institucional.
2.      Programar una acción formativa capilar de los religiosos y laicos: permanente, diversificada por categoría, orgánica en los diversos aspectos, sistemática en el método; incluir estos espacios de formación en los contratos de trabajo.
Formas de financiamiento
MOTIVACIÓN
Los tiempos actuales con sus dificultades e inevitables situaciones problemáticas en el campo de la economía, exigen poner en acción toda la creatividad disponible con respecto al mantenimiento y al financiamiento de las obras, sin olvidar el sentido de la Providencia, el fin evangelizador y la promoción de la cultura de la solidaridad, que deben caracterizarnos como hijos e hijas de Don Orione.
La adopción inteligente de formas y dinámicas nuevas para la búsqueda de nuevos recursos que favorezcan una mayor independencia de las estructuras públicas, es parte de la sabiduría y de la prudencia evangélica a la cual el Señor nos invita en el Evangelio. Además es importante acompañar y cuidar la relación con los bienhechores, que son el rostro concreto de la Divina Providencia para nosotros, a ejemplo del mismo Don Orione.

LINEAS DE ACCIÓN
1.      Activar un “fund raising” (ENRis) donde no lo hay para poder aprovechar los fondos ligados a sectores internacionales, estatales, regionales y locales, públicos y privados, civiles y eclesiásticos.
2.      En las Casas y en las Provincias, el superior/a personalmente, ayudado de otros religiosos/as, cuide la relación con los bienhechores, favoreciendo el contacto directo del bienhechor mismo con la obra
3.      Lograr que también a nivel local se active la búsqueda de los recursos y no se dependa sólo de la Provincia
4.      Todos los proyectos a cargo de los ENRis en los diversos niveles, deben ser previamente aprobados por los Consejos: local, provincial y general.
APENDICE
MENSAJE DE VARSOVIA
Queridos hermanos, hermanas y laicos colaboradores
de las Obras de Caridad de la Pequeña Obra de la Divina Providencia

            ¡Jesús sea el corazón de nuestras obras de caridad!
Al término de este valioso Encuentro “Obras de caridad, faros de fe y civilización”, los invitamos a cuidar, frecuentar y hacer frequentar la Capilla en nuestras casas y en los sectores destinados a los enfermos. Evidentemente dentro de lo que sea posible. Los invitamos a celebrar la Misa con los residentes  y trabajadores frecuentemente.
Los invitamos a organizar y favorecer la oración cotidiana, la comunión y la confesión de nuestros residentes, viviendo la convicción que Don Orione tenía sobre la Eucaristía: “es el punto de apoyo desde donde convergen todas las obras del día”             ( Parola III, 35) .
            Don Orione advirtió fuertemente la estrecha unión que existe entre la Eucaristía y el apostolado de Caridad a la cual él y su familia se dedican. “Todo debe estar basado en la Santísima Eucaristía: no hay otra base, no hay otra vida, sea para nosotros como para nuestros queridos pobres. ¡La mejor caridad que se puede hacer a un alma es darle a Jesús! Y el más dulce consuelo que podemos dar a Jesús es darle un alma. Es este su reino” ( Nel nome della Divina Provvidenza, p. 69-70 ) .
            Que nuestras obras de caridad no se conviertan en lugares “profanos”

            Benedicto XVI nos pide: “Las Capillas en los Centros sanitarios sean el corazón pulsante en el cual Jesús se ofrece incesantemente al Padre por la vida de la humanidad. También la distribución de la Eucaristía a los enfermos sea hecha con delicadeza y espíritu de oración, es un verdadero alivio para quienes sufren alguna aflicción a causa de la enfermedad ”. Esto a su vez es evangelización y testimonio para el personal laico y para cuantos conocen y frequentan las “obras de caridad”.
            Sabemos que Don Orione llevó el espíritu benedictino del “ ora et labora ” en su vida tan agitada, pero con su estilo sereno y contemplativo del Pequeño Cottolengo. A menudo repitió que en estas casas debía reinar la “laus perennis” a lo largo del día a través de oraciones, celebraciones y la comunión eucarística, una actitud de fe.
            “¿Qué se hace en el Pequeño Cottolengo? Hacemos comunión. ¡Se ora y se ora! Laus perennis! ¡recen sin detenerse! La oración es el primer trabajo del Pequeño Cottolengo. Los necios, cretinos, los idiotas... voces que no son palabra, producen piedad: ¡Dios las sabe distinguir!” ( Scritti, 83, 188 ) .
            Queridos hermanos y hermanas, no nos resignemos muy fácilmente, concluyendo que “hoy es distinto” y “no hay nada más que hacer”. Existen aún en nuestras obras de caridad, buenas experiencias. ¡Adelante con convicción y creatividad! Es este nuestro servicio específico como religiosos en las instituciones de caridad. Los otros bienes que sirven para la vida de nuestros residentes vienen dados a través de los trabajadores. Nuestra tarea personal es dar estos bienes: “con el pan del cuerpo el divino bálsamo de la fe”
            El Papa Benedicto XVI nos recuerda: “Por consiguiente, es claro que desde la Eucaristía la pastoral de la Salud, debe sacar la fuerza espiritual necesaria para socorrer eficazmente al hombre y ayudarlo a comprender el valor salvífico del propio sufrimiento. Como escribió el Siervo de Dios Juan Pablo II en la Carta apostólica Salvifici doloris , la Iglesia ve en los hermanos y hermanas que sufren, casi una multiplicidad de sujetos de la fuerza sobrenatural de Cristo (cfr n. 27)”
            No hay crisis de identidad o de insignificancia apostólica en nuestras instituciones de caridad si nosotros los religiosos nos ocupamos de nuestra tarea específica de cuidar la presencia de Jesús, “la única cosa necesaria”. Lo demás – que ciertamente es importante – lo “haremos con los laicos” o “se lo haremos hacer a los laicos”. 

            Cuidemos el clima mariano en nuestras instituciones sanitarias. Eso debe dar oxígeno al clima de nuestros Pequeños Cottolengos y de las otras instituciones que están al cuidado de enfermos y personas con discapacidad. Procuremos – los religiosos en primer lugar - en nuestras obras, el rezo del rosario, también públicamente, buscando las formas más adecuadas; ofrezcamos con la mirada y el corazón de los enfermos, pero también de nuestros trabajadores y quienes nos visitan, la presencia visible y palpable de la Virgen con imágenes, estatuas, y rincones de oración con Jesús y María.

            Se necesita delicadeza, fe humilde y alegre, pero también que en nuestras casas hayan lugares de honor y de familiaridad de Jesús y la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, que hacen más llevaderas y menos solitarias nuestras penas y un poco más dulce las largas horas que se pasan en una cama, en el Pequeño Cottolengo o en una Residencia sanitaria. 

            A todos un cordial saludo en el nombre de Don Orione y rezamos afectuosamente por todos ustedes.

Varsovia, 19 de junio de 2009


Hna. María Irene Bizzotto PHMC (superiora general)

 Padre Flavio Peloso FDP (superior general)