Es un sector de actividad muy consistente de la Congregación. Quisiera recordar los santuarios a los que actualmente se dedican tantos de nuestros religiosos, ya sea para hacerlos conocer y también para dar un reconocimiento especial a cuantos trabajan y han trabajado en ellos. La mayoría son santuarios marianos, pero algunos son también dedicados a los Santos.
Primeramente pongo los tres santuarios actualmente más frecuentados.
1. Tortona, Santuario-Basílica de la Virgen de la Guardia. Es el Santuario de Don Orione y de la Congregación por excelencia; lo quizo San Luis Orione (con un voto popular en 1918), ideado, construido con sus clérigos, organizado según sus ideales y su estilo mariano. Es el “pulmón espiritual” de una gran región; miles de peregrinos lo visitan durante todo el año. La fiesta del 29 de agosto, continúa siendo, como él quería, también la fiesta de la familia de la Congregación.
2. Itatí, Santuario de Nuestra Señora de Itatí. Lo recibe San Luis Orione mientras estaba en Argentina, hace exactamente 75 años. Es un santuario nacional, inscripto en la historia religiosa y popular de los guaraníes, difundido en la zona del norte de la Argentina (Corrientes, Misiones y el Chaco), en el sur del Brasil, y en Paraguay y también en Uruguay. La Congregación ha construido un nuevo y amplio santuario rodeado por varias instituciones de caridad. La presencia de gente es muy notoria.
3. Foggia, Santuario–Basílica de la “Madre de Dios Incoronata”. También este es un Santuario de una prolongada historia, unido a la aparición de la Virgen en el año 1001 y parte de la cultura y de las tradiciones de la región. En 1950 fue confiado a la Congregación que lo promovió construyendo el nuevo edificio y atendiendo la pastoral. Es meta de peregrinaciones durante todo el año, con centenares de miles de personas.
Paso a elencar los santuarios ligados historicamente a San Luis Orione.
4. Casei Gerola (Tortona), Santuario de la Virgen de las Gracias y de San Agustín. Es un un Santuario rural, ligado a la vocación de Don Orione; estaba abandonado y, en su puerta, Luis, de doce años de edad, le pedía a la Virgen que lo ayude para ser sacerdote. El viejo edificio lo recibe en el año 1932, fue restaurado y todavía es atendido por nuestros Religiosos.
5. Santuario de la Virgen de Monte Espineto de Stazzano. Este Santuario, de la diócesis de Tortona, en una posición privilegiada, es confiado a Don Orione y ubicó allí a los ermitaños de la Divina Providencia en el año de 1906; permanecieron hasta el año 1920. Hace ya unos veinte años que el Santuario volvió a ser atendido por los Orionitas.
6. Fumo de Corvino (Tortona), Santuario de la Virgen de Caravaggio. Menos conocido y frecuentado que aquel de Tortona, constituye una página maravillosa de la devoción mariana de Don Orione, del canónico Perduca y de los clérigos albañiles que lo construyeron; fue inaugurado en 1939. Desde entonces, es meta mariana y “confesionario” para tanta gente de la zona.
7. San Pablo (Brasil), Santuario de Nuestra Señora de Aquiropita. Fue construido en el centro de la ciudad por inmigrantes italianos trayendo la devoción desde Rossano Calabro. San Luis Orione celebró varias veces allí. En 1926 fue confiado a la Congregación. Es uno de los lugares de fe más popular de la ciudad de San Pablo, muy frecuentado en el período de la fiesta (15 de agosto) y amado también por las obras de caridad que lo rodean.
8. La Floresta (Uruguay), Santuario de nuestra Señora de las Flores. Asumiendo la voluntad de inmigrantes italianos de Montevideo, Don Orione trasplantó allí la devoción tan apreciada por él, de la Virgen de las Flores de Bra. El Santuario es por ahora diocesano y tiene una discreta frecuencia de devotos.
9. Messina, Santuario de Santa María del Consuelo. Fue una idea de Don Orione, ya en el tiempo transcurrido en la zona después del terrible terremoto del año 1908. Puso a la veneración un hermoso cuadro de la “Virgen del Consuelo” venerado en Turín. De una iglesia muy precaria, se convierte en un hermoso Santuario; ahora también es parroquia.
10. Avezzano, Santuario de Nuestra Señora del Sufragio. Está unido al “sufragio” por las víctimas del terremoto de la Mársica (1915). Lo quiso Don Orione y fue construido en tiempos sucesivos. Está unido a otras obras de la Congregación y es frecuentado por la gente del lugar.
Un buen número de otros santuarios marianos fueron abiertos y confiados a la Congregación en diversos tiempos, posteriores a Don Orione.
11. Río de Janeiro, Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Se trata de un Santuario muy hermoso y amplio, construido en la mitad del siglo pasado, que quedó un poco oculto por los edificios construidos a su alrededor. Tiene una frecuencia más que nada de la gente del lugar.
12. Barranqueras, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de la Buena Esperanza. Es santuario arquidiocesano, de septiembre de 1954 nombrada por ley “Patrona de la Provincia” y desde el 5 de mayo de 1956, Patrona principal de toda la Diócesis de Resistencia.
13. Boston, Santuario de Nuestra Señora Reina del Universo. El Santuario diocesano fue inaugurado en 1960; tiene adelante una réplica de la imagen de la Virgen de Arrigo Minervi, idéntica a la que está en la colina de Monte Mario en la ciudad de Roma. Actualmente nuestros religiosos desarrollan también la pastoral hispánica y brasilera de quienes habitan en Boston.
14. Paternó, (Sicilia) Santuario de María Santísima de la Consolación. La Congregación asume el cuidado pastoral de este Santuario diocesano en 1966. Está construido en una excelente ubicación, en un lugar alto, constituye la memoria de una aparición del 1580. Es muy querido y frecuentado por la gente de una amplia área en torno al volcán Etna.
15. Rokitno (Varsovia), Santuario de la Virgen Auxiliadora de los Primados de Polonia. Fue construído en el 1800, y confiado a la pequeña Obra en el año 1986. Es muy artístico e ilustre, objetvo de visita más que de devoción popular. Es también sede parroquial.
16. Lahiszyn (Pinsk), Santuario de la Virgen Reina de Polesie. Fue una de las pocas iglesias que permaneció abierta bajo el régimen soviético porque estaba muy enraizada en la tradición religiosa de la gente. Desde 1990 fue confiado a la Congregación. Es el Santuario más popular en la amplia región de Pinsk y de toda la Bielorusia.
17. Bonoua, Santuario de Nuestra Señora de la Guardia. Es el último gran Santuario construido en la Congregación en Costa de Marfil. Moderno, amplio, elegante y sobretodo frecuentado ya por miles de personas en peregrinación desde las zonas vecinas.
18. Seregno, Santuario de María Auxiliadora. También este nació como capilla del Pequeño Cottolengo y es muestra de cómo la devoción a la Virgen y el dedicado servicio a las confesiones, puede atraer a tanta gente.
Finalmente agrego también otros santuarios de la Congregación dedicados a los Santos, porque tienen un dinamismo pastoral similar a aquellos marianos.
19. Fano, Santuario San Juan Bosco. Don Orione estaba orgulloso de decir que era el primer santuario dedicado a San Juan Bosco, apenas canonizado. En efecto fue inaugurado en 1934. Anexado a una institución educativa, fue por un tiempo parroquia, para volver a ser después exclusivamente santuario.
20. Reggio Calabria, Santuario de San Antonio, Fue promovido por Don Orione que retomó y renovó la devoción local hacia el Santo más popular de la Iglesia. El edificio es imponente y elegante, frecuentado sobretodo por la gente de la ciudad; desde algún decenio es también parroquia.
21. Palermo, Santuario de Santa Rosalía. Es el Santuario ciudadano, metido en una roca natural sobre el Monte Peregrino. La devoción a la Santa remonta al siglo XIII y todavía es muy popular y rica de tradiciones. El Santuario fue confiado a los cuidados pastorales de la Congregación en 1948.
22. Claypole, Santuario de San Luis Orione. La Iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario dedicado a nuestro Santo y es el lugar donde se encuentra la insigne reliquia de su Corazón. La popularidad de Don Orione y del Pequeño Cottolengo en Argentina alimenta la presencia numerosa de peregrinos en el Santuario.
23. Cotia (San Pablo) Santuario de San Luis Orione. También aquí, después de la canonización de Don Orione, la iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario diocesano. Es muy hermoso, en un lugar muy privilegiado. La presencia popular aún debe ser promovida.
LOS SANTUARIOS, “OASIS EN EL DESIERTO DE ESTA POBRE VIDA” [1]
El cardenal Mauro Piacenza, presentando la carta a los Rectores de los santuarios de todo el mundo, a la que haré referencia con frecuencia,[2] explicó que: “Esta carta tiene especialmente la finalidad de insertarse en el gran movimiento de la nueva evangelización que nos compromete a todos en la Iglesia. Se pretende concentrar nuestra atención sobre estos lugares que Pablo VI llamaba “las clínicas del espíritu” porque en un período de mucha secularización probablemente más aún, estos santuarios tienen una función ... ayudar al encuentro con el Señor, revisando la propia vida”.
La afirmación es evidente. “En un clima de difundido secularismo, el santuario continúa, todavía hoy, a representar un lugar privilegiado en el que el ser humano, peregrino sobre esta tierra, hace experiencia de la presencia amorosa y salvífica de Dios” (Santuarios 3). Más áridos se convierten los surcos del camino de nuestra vida, más crece la necesidad y el deseo de ir allá, donde la tierra es fértil.
En la pastoral que, como aquella orionita, pretende ser “popular”, dirigida a los pobres y alejados de la fe, la devoción mariana es un camino de evangelización, es un freno al secularismo, es una manera para acercar la gente a la paternidad de Dios y a la maternidad de la Iglesia, motivados por el afecto a María.
En el Santuario se “encuentra un espacio fecundo, lejos de las preocupaciones cotidianas, donde uno puede recogerse y recuperar un nuevo vigor espiritual para retomar el camino de fe con mayor ardor y buscar, encontrar y amar a Cristo en la vida ordinaria, en medio al mundo” (Santuarios 3).
La importante Carta sobre los santuarios anima y orienta esta pastoral. Por otra parte, la frecuencia a los santuarios de todo el mundo está creciendo de un modo sorprendente. Es un dato relevante del que se habla cada vez más con seriedad pastoral. Todas las estadísticas nos dicen que hoy está en crisis la pertenencia a las instituciones de todas las religiones, comprendidas la católica, pero es fuertemente creciente la búsqueda del sentido, de la espiritualidad, la nostalgia de lo sagrado. Por ejemplo, en Italia, según una reciente estadística, solo un 25% frecuenta la Misa dominical, pero cerca del 40% declara rezar todos los días y el 70% dice que reza una vez por semana.
La confirmación de esta devoción popular que se manifiesta en los santuarios, especialmente en aquellos marianos, está en el hecho de que haya resistido a la tempestad de la contestación de los años setenta y al desierto del secularismo actual. Aunque las iglesias en la ciudad y en los pueblos se vacíen, los santuarios no conocen las crisis y son frecuentados también por personas que no participan de las parroquias.
¿Qué sucede? ¿Cómo explicar este fenómeno? La persona humana con frecuencia, no reconoce a Dios, pero conoce bien la propia soledad, el proprio límite, y siente la necesidad de expresar la propia invocación, la propia confianza, la propria relación a pesar de ser tan incierta. El santuario constituye un lugar y un tiempo del espíritu para reconocer y expresar esta profunda e inalterable necesidad de salvación que es, en definitiva, necesidad de Dios.
Se reconoce que: “la piedad popular es de gran importancia para la fe, la cultura y la identidad cristiana de muchos pueblos. Ella es expresión de la fe de un pueblo, verdadero tesoro del pueblo de Dios en y por la Iglesia: para entenderlo, basta imaginar la pobreza que resultaría para la historia de la espiritualidad cristiana de Occidente la ausencia del Rosario o del Via Crucis, como de las procesiones. Son solo ejemplos, pero suficientemente evidentes para hacer ver lo imprescindible que son” (Santuarios 9).
[1] Tomo esta expresión de Don Orione, trayendo la misma cita de la que es tomada: “Los Santuarios son como oasis en el desierto de esta pobre vida; que los seres humanos son como peregrinos Cansados y heridos muchas veces muriéndose a lo largo del camino. Allá encuentran consuelo, descanso para curar el espíritu; Allá se dejan a un lado las heridas del corazón… Los Santuarios son faros de luz que aclaran las mentes y recuerdan las verdades del Evangelio. Son centros de irradiación de la misericordia divina y de la bondad materna de María. Son fuentes de elevación espiritual, de fe, de elevación moral por las almas desanimadas y cansadas. Son llamas que brillan sobre los montes, y mueven los corazones a sentimentos altos, a pensamientos del cielo. En el gris oscuro de la vida material, los Santuarios son faros que hacen camino a las almas en peligros, son fuentes de donde surge el agua de las consolaciones que lleva a la vida eterna”; Parola, 16.4.1928; III, 141.
[2] Ver nota 1; será citado Santuario
2. Itatí, Santuario de Nuestra Señora de Itatí. Lo recibe San Luis Orione mientras estaba en Argentina, hace exactamente 75 años. Es un santuario nacional, inscripto en la historia religiosa y popular de los guaraníes, difundido en la zona del norte de la Argentina (Corrientes, Misiones y el Chaco), en el sur del Brasil, y en Paraguay y también en Uruguay. La Congregación ha construido un nuevo y amplio santuario rodeado por varias instituciones de caridad. La presencia de gente es muy notoria.
3. Foggia, Santuario–Basílica de la “Madre de Dios Incoronata”. También este es un Santuario de una prolongada historia, unido a la aparición de la Virgen en el año 1001 y parte de la cultura y de las tradiciones de la región. En 1950 fue confiado a la Congregación que lo promovió construyendo el nuevo edificio y atendiendo la pastoral. Es meta de peregrinaciones durante todo el año, con centenares de miles de personas.
Paso a elencar los santuarios ligados historicamente a San Luis Orione.
4. Casei Gerola (Tortona), Santuario de la Virgen de las Gracias y de San Agustín. Es un un Santuario rural, ligado a la vocación de Don Orione; estaba abandonado y, en su puerta, Luis, de doce años de edad, le pedía a la Virgen que lo ayude para ser sacerdote. El viejo edificio lo recibe en el año 1932, fue restaurado y todavía es atendido por nuestros Religiosos.
5. Santuario de la Virgen de Monte Espineto de Stazzano. Este Santuario, de la diócesis de Tortona, en una posición privilegiada, es confiado a Don Orione y ubicó allí a los ermitaños de la Divina Providencia en el año de 1906; permanecieron hasta el año 1920. Hace ya unos veinte años que el Santuario volvió a ser atendido por los Orionitas.
6. Fumo de Corvino (Tortona), Santuario de la Virgen de Caravaggio. Menos conocido y frecuentado que aquel de Tortona, constituye una página maravillosa de la devoción mariana de Don Orione, del canónico Perduca y de los clérigos albañiles que lo construyeron; fue inaugurado en 1939. Desde entonces, es meta mariana y “confesionario” para tanta gente de la zona.
7. San Pablo (Brasil), Santuario de Nuestra Señora de Aquiropita. Fue construido en el centro de la ciudad por inmigrantes italianos trayendo la devoción desde Rossano Calabro. San Luis Orione celebró varias veces allí. En 1926 fue confiado a la Congregación. Es uno de los lugares de fe más popular de la ciudad de San Pablo, muy frecuentado en el período de la fiesta (15 de agosto) y amado también por las obras de caridad que lo rodean.
8. La Floresta (Uruguay), Santuario de nuestra Señora de las Flores. Asumiendo la voluntad de inmigrantes italianos de Montevideo, Don Orione trasplantó allí la devoción tan apreciada por él, de la Virgen de las Flores de Bra. El Santuario es por ahora diocesano y tiene una discreta frecuencia de devotos.
9. Messina, Santuario de Santa María del Consuelo. Fue una idea de Don Orione, ya en el tiempo transcurrido en la zona después del terrible terremoto del año 1908. Puso a la veneración un hermoso cuadro de la “Virgen del Consuelo” venerado en Turín. De una iglesia muy precaria, se convierte en un hermoso Santuario; ahora también es parroquia.
10. Avezzano, Santuario de Nuestra Señora del Sufragio. Está unido al “sufragio” por las víctimas del terremoto de la Mársica (1915). Lo quiso Don Orione y fue construido en tiempos sucesivos. Está unido a otras obras de la Congregación y es frecuentado por la gente del lugar.
Un buen número de otros santuarios marianos fueron abiertos y confiados a la Congregación en diversos tiempos, posteriores a Don Orione.
11. Río de Janeiro, Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Se trata de un Santuario muy hermoso y amplio, construido en la mitad del siglo pasado, que quedó un poco oculto por los edificios construidos a su alrededor. Tiene una frecuencia más que nada de la gente del lugar.
12. Barranqueras, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de la Buena Esperanza. Es santuario arquidiocesano, de septiembre de 1954 nombrada por ley “Patrona de la Provincia” y desde el 5 de mayo de 1956, Patrona principal de toda la Diócesis de Resistencia.
13. Boston, Santuario de Nuestra Señora Reina del Universo. El Santuario diocesano fue inaugurado en 1960; tiene adelante una réplica de la imagen de la Virgen de Arrigo Minervi, idéntica a la que está en la colina de Monte Mario en la ciudad de Roma. Actualmente nuestros religiosos desarrollan también la pastoral hispánica y brasilera de quienes habitan en Boston.
14. Paternó, (Sicilia) Santuario de María Santísima de la Consolación. La Congregación asume el cuidado pastoral de este Santuario diocesano en 1966. Está construido en una excelente ubicación, en un lugar alto, constituye la memoria de una aparición del 1580. Es muy querido y frecuentado por la gente de una amplia área en torno al volcán Etna.
15. Rokitno (Varsovia), Santuario de la Virgen Auxiliadora de los Primados de Polonia. Fue construído en el 1800, y confiado a la pequeña Obra en el año 1986. Es muy artístico e ilustre, objetvo de visita más que de devoción popular. Es también sede parroquial.
16. Lahiszyn (Pinsk), Santuario de la Virgen Reina de Polesie. Fue una de las pocas iglesias que permaneció abierta bajo el régimen soviético porque estaba muy enraizada en la tradición religiosa de la gente. Desde 1990 fue confiado a la Congregación. Es el Santuario más popular en la amplia región de Pinsk y de toda la Bielorusia.
17. Bonoua, Santuario de Nuestra Señora de la Guardia. Es el último gran Santuario construido en la Congregación en Costa de Marfil. Moderno, amplio, elegante y sobretodo frecuentado ya por miles de personas en peregrinación desde las zonas vecinas.
18. Seregno, Santuario de María Auxiliadora. También este nació como capilla del Pequeño Cottolengo y es muestra de cómo la devoción a la Virgen y el dedicado servicio a las confesiones, puede atraer a tanta gente.
Finalmente agrego también otros santuarios de la Congregación dedicados a los Santos, porque tienen un dinamismo pastoral similar a aquellos marianos.
19. Fano, Santuario San Juan Bosco. Don Orione estaba orgulloso de decir que era el primer santuario dedicado a San Juan Bosco, apenas canonizado. En efecto fue inaugurado en 1934. Anexado a una institución educativa, fue por un tiempo parroquia, para volver a ser después exclusivamente santuario.
20. Reggio Calabria, Santuario de San Antonio, Fue promovido por Don Orione que retomó y renovó la devoción local hacia el Santo más popular de la Iglesia. El edificio es imponente y elegante, frecuentado sobretodo por la gente de la ciudad; desde algún decenio es también parroquia.
21. Palermo, Santuario de Santa Rosalía. Es el Santuario ciudadano, metido en una roca natural sobre el Monte Peregrino. La devoción a la Santa remonta al siglo XIII y todavía es muy popular y rica de tradiciones. El Santuario fue confiado a los cuidados pastorales de la Congregación en 1948.
22. Claypole, Santuario de San Luis Orione. La Iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario dedicado a nuestro Santo y es el lugar donde se encuentra la insigne reliquia de su Corazón. La popularidad de Don Orione y del Pequeño Cottolengo en Argentina alimenta la presencia numerosa de peregrinos en el Santuario.
23. Cotia (San Pablo) Santuario de San Luis Orione. También aquí, después de la canonización de Don Orione, la iglesia del Pequeño Cottolengo es declarada Santuario diocesano. Es muy hermoso, en un lugar muy privilegiado. La presencia popular aún debe ser promovida.
LOS SANTUARIOS, “OASIS EN EL DESIERTO DE ESTA POBRE VIDA” [1]
El cardenal Mauro Piacenza, presentando la carta a los Rectores de los santuarios de todo el mundo, a la que haré referencia con frecuencia,[2] explicó que: “Esta carta tiene especialmente la finalidad de insertarse en el gran movimiento de la nueva evangelización que nos compromete a todos en la Iglesia. Se pretende concentrar nuestra atención sobre estos lugares que Pablo VI llamaba “las clínicas del espíritu” porque en un período de mucha secularización probablemente más aún, estos santuarios tienen una función ... ayudar al encuentro con el Señor, revisando la propia vida”.
La afirmación es evidente. “En un clima de difundido secularismo, el santuario continúa, todavía hoy, a representar un lugar privilegiado en el que el ser humano, peregrino sobre esta tierra, hace experiencia de la presencia amorosa y salvífica de Dios” (Santuarios 3). Más áridos se convierten los surcos del camino de nuestra vida, más crece la necesidad y el deseo de ir allá, donde la tierra es fértil.
En la pastoral que, como aquella orionita, pretende ser “popular”, dirigida a los pobres y alejados de la fe, la devoción mariana es un camino de evangelización, es un freno al secularismo, es una manera para acercar la gente a la paternidad de Dios y a la maternidad de la Iglesia, motivados por el afecto a María.
En el Santuario se “encuentra un espacio fecundo, lejos de las preocupaciones cotidianas, donde uno puede recogerse y recuperar un nuevo vigor espiritual para retomar el camino de fe con mayor ardor y buscar, encontrar y amar a Cristo en la vida ordinaria, en medio al mundo” (Santuarios 3).
La importante Carta sobre los santuarios anima y orienta esta pastoral. Por otra parte, la frecuencia a los santuarios de todo el mundo está creciendo de un modo sorprendente. Es un dato relevante del que se habla cada vez más con seriedad pastoral. Todas las estadísticas nos dicen que hoy está en crisis la pertenencia a las instituciones de todas las religiones, comprendidas la católica, pero es fuertemente creciente la búsqueda del sentido, de la espiritualidad, la nostalgia de lo sagrado. Por ejemplo, en Italia, según una reciente estadística, solo un 25% frecuenta la Misa dominical, pero cerca del 40% declara rezar todos los días y el 70% dice que reza una vez por semana.
La confirmación de esta devoción popular que se manifiesta en los santuarios, especialmente en aquellos marianos, está en el hecho de que haya resistido a la tempestad de la contestación de los años setenta y al desierto del secularismo actual. Aunque las iglesias en la ciudad y en los pueblos se vacíen, los santuarios no conocen las crisis y son frecuentados también por personas que no participan de las parroquias.
¿Qué sucede? ¿Cómo explicar este fenómeno? La persona humana con frecuencia, no reconoce a Dios, pero conoce bien la propia soledad, el proprio límite, y siente la necesidad de expresar la propia invocación, la propia confianza, la propria relación a pesar de ser tan incierta. El santuario constituye un lugar y un tiempo del espíritu para reconocer y expresar esta profunda e inalterable necesidad de salvación que es, en definitiva, necesidad de Dios.
Se reconoce que: “la piedad popular es de gran importancia para la fe, la cultura y la identidad cristiana de muchos pueblos. Ella es expresión de la fe de un pueblo, verdadero tesoro del pueblo de Dios en y por la Iglesia: para entenderlo, basta imaginar la pobreza que resultaría para la historia de la espiritualidad cristiana de Occidente la ausencia del Rosario o del Via Crucis, como de las procesiones. Son solo ejemplos, pero suficientemente evidentes para hacer ver lo imprescindible que son” (Santuarios 9).
[1] Tomo esta expresión de Don Orione, trayendo la misma cita de la que es tomada: “Los Santuarios son como oasis en el desierto de esta pobre vida; que los seres humanos son como peregrinos Cansados y heridos muchas veces muriéndose a lo largo del camino. Allá encuentran consuelo, descanso para curar el espíritu; Allá se dejan a un lado las heridas del corazón… Los Santuarios son faros de luz que aclaran las mentes y recuerdan las verdades del Evangelio. Son centros de irradiación de la misericordia divina y de la bondad materna de María. Son fuentes de elevación espiritual, de fe, de elevación moral por las almas desanimadas y cansadas. Son llamas que brillan sobre los montes, y mueven los corazones a sentimentos altos, a pensamientos del cielo. En el gris oscuro de la vida material, los Santuarios son faros que hacen camino a las almas en peligros, son fuentes de donde surge el agua de las consolaciones que lleva a la vida eterna”; Parola, 16.4.1928; III, 141.
[2] Ver nota 1; será citado Santuario
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