¡AMEMOS A MARÍA!
La devoción mariana no es solo para uso externo, para los otros, como actividad pastoral. Es primero de todo alimento interior de nuestra espiritualidad.
Don Orione le puso este título: ¡AMEMOS A MARÍA!, a una exhortación publicada sobre el Boletín La Obra de la Divina Providencia, del 19 de abril de 1915. Les trasmito algunos párrafos para actualizarla en nuestra vida espiritual de hoy.
“Amemos a María !
¡Oh! la Pequeña Obra de la Divina Providencia, después de Dios, se puede decir que es toda obra de María: surgió por obra de María, creció por obra de María, se mantiene por obra de María. Nosotros se lo debemos todo a María: razón para serle devotos, para demostraLe nuestro reconocimiento.
La devoción a María no es simplemente un adorno de nuestra santa religión, ni una flor cualquiera, un recurso como tantos otros, del que podemos servirnos o no, como nos agrade; más bien es una parte integral. Dios no quizo venir a nosotros sino por medio de María y nosotros no podemos ir a Dios sino por medio de María”.
¿Cuánto está presente el amor de María en nuestra vida personal?
El Papa, en la Carta por el Año sacerdotal, celebrado en el año 2010, recordaba que “Jesucristo después de habernos dado todo aquello que nos podía dar, quizo hacernos herederos de cuanto tiene de más valioso, esto es su Santa Madre”. Justamente, a partir de este acto de supremo amor de Jesús manifestado sobre la cruz, María fue considerada en el sentido real, Madre de la Iglesia, Madre de los cristianos, Madre de los sacerdotes. [1]
A todos nosotros, queridos hermanos, nos hace bien vivir y cultivar el clima favorable de la devoción hacia la Madre de Dios porque nos concentra en las cosas de Dios.. Para expresar la familiaridad y la intimidad con la Santa Virgen María, nuestro Fundador exhortaba: “Para amar de verdad al Señor, la Virgen, las Almas, la Iglesia, es necesario hacerse casi como una obsesión. ¿Saben qué cosa significa ser obsesionado en una cosa? ¿Cuál era el estado de ánimo de la Virgen hacia Jesús? Ustedes lo saben: no vivía sino que para Él, no hablaba sino de Él y para Él, sufría y oraba por Él, pensaba sólo aquello que pensaba Jesús – si le hubiese sido posible -,tanto deseaba su corazón estar cerca, en sentimientos, pensamientos y afectos, a aquel de Jesús. Esto han hecho también los Santos en la tierra: buscaron vivir al unísono, en todo, con Jesús y con la Santísima Virgen”.[2]
Estar en intimidad espiritual con María nos lleva a nosotros, religiosos a estar “fijos en las cosas de Dios”, estar fijos en “el bien de las almas”, “al unísono, en todo, con Jesús y con la Santísima Virgen”. ¡Qué hermoso! Entonces nuestra vida será un dirigirse siempre a Dios y a la belleza de darse totalmente y por siempre a Jesús, a la Virgen, y las Almas.
Dejemos de lado viejos y falsos dualismos que oponían piedad mariana y piedad cristocéntrica. Para Peter Seewald, que en una reciente entrevista definía al Papa Benedicto XVI “un teólogo con orientaciones más cristocéntricas que marianas”, el Papa respondió: “es verdad, crecí en una piedad más bien cristocéntrica, en una religiosidad que conscientemente y de un modo pronunciado venía alimentada por la Biblia y entonces era orientada a Cristo. Pero de esto siempre forma parte ciertamente la Madre de Dios, la Madre del Señor”.[3]
Seguramente, nuestra vida espiritual debe ser cristocéntrica mediante la Palabra de Dios, los Sacramentos, la Caridad. Pero, como advirtió el mismo Benedicto XVI, “La Iglesia se aleja de la palabra bíblica, si en ella disminuye la veneración a María. Entonces ella, en realidad, no honra más, ni si quiera a Dios en el modo que a Él conviene”.[4]
Recuerdo también otra argumentación del Card. Ratzinger que más o menos decía así. Dios se hizo visible en la historia, relacionándose con la persona humana, tanto de ser llamado “Dios de Abram, de Isaac y de Jacob”. Y bien, con mayor razón Él es “el Dios de María”, encarnado en María. Para conocer a Dios es necesario conocer a María.
Basta con esto, queridos hermanos; cada uno puede agregar otros motivos y tantas experiencias de devoción mariana. Con esta carta entiendo sólo apreciar y estimular nuestra pastoral mariana, en los santuarios y donde sea. Entiendo recomendarles que renueven la piedad mariana personal. La devoción mariana da el clima espiritual de un consagrado. Si se desciende la temperatura mariana significa que también lo demás está enfriándose.
San Luis Orione hablaba de los “cuatro amores” – Jesús, Almas, Papa, María – que alimentan nuestro fuego, sacrificio, martirio, incendio de la caridad. Más de una vez él amplió el “Ad Jesum per Mariam” al “a Jesús, al Papa y a las Almas por la Virgen”, con la Virgen, como la Virgen.
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El cuaderno de formación permanente.
Está distribuyéndose el Cuaderno de formación permanente para los años 2011-2012 preparado por el vicario Padre Joao Inacio con un grupo de redacción. Tiene por título: En el principio era la relación y trata la temática del segundo núcleo del documento del 13° Capítulo General.
Les pido que usen este subsidio y más aun, les pido que tengan atención a la propia formación permanente para vivir la edad madura con dignidad, frutos y alegrías.
Entrando en la edad madura y en la rutina de los años, hay una natural caída de la manifestación de la actividad, en las relaciones y se advierte una cierta soledad y cansancio interior.
Es necesario cultivar en la oración la compañía de Dios, “intimius intimo meo”(San Agustín) que “transfigura” y unifica la vida, que nos hace capaces de leer donde sea y siempre, la presencia amorosa de Dios.[5] No se trata de meterse en un refugio intimístico, sino de establecerse en una más profunda unidad entre la relación con Dios y la vida para Dios.
Sólo el amor de Dios es el que nos hace avanzar en la gratuidad, siendo conscientes de nuestras fragilidades y de nuestras miserias, sin depresión, avidez o agresividad.
Queridos hermanos, la vida nos pone a todos a prueba, “por el agua y el fuego”. Es necesario armarse interiormente para que “crezca el vigor a lo largo del camino” (Sal 84,8) y no nos suceda, por otra parte, de ser arrastrados, de vivir como mejor se puede, de manera lamentable para nosotros y para los demás, “ en aquel cansancio y debilidad enfermiza de espíritu que, al decir de Dante, “poco y más muerte” (Don Orione). Atención que “no se apague la lámpara” (cf. Mt 25, 1-13) por falta de aceite, o de no “poner debajo de un cajón” la vocación que ha iluminado la juventud (cf. Mc 4,21).
Llegando a los 50 o 60 años, no podemos permitirnos vivir en tono menor por otros 20-30 años. “quien no avanza, retrocede”, pero también, si no avanza, está triste. Miremos adelante. Recordemos que somos siempre útiles en el “work in progress” del Instaurare omnia in Christo, hasta el santo Paraíso.
Próximos compromisos de la Congregación.
Las principales noticias de los acontecimientos de la Congregación las encontran en el sitio www.donorione.org que presenta news cotidianamente.
Mirando adelante, en los próximos meses tendremos dos grandes acontecimientos de Congregación: el Congreso misionero (20-23 de noviembre) y el Congreso administrativo (23-26 de noviembre). Las reuniones comprometen un buen número de representantes de varias naciones, pero los temas involucran a todos. Sigamos su preparación y celebración y, sobretodo, recibamos y realicemos las orientaciones que surgirán de ellos.
En muchas Provincias se ha concluido apenas o se está realizando la visita canónica provincial. Son visitas trienales y no tienen el caracter de excepcionalidad, sino del normal cuidado de nuestra vida religiosa y apostólica. Tomemos de las manos de Dios los estímulos de la visita y de las indicaciones del superior provincial.
En mi agenda tengo anotadas algunas visitas más allá de los límites de Italia y Europa, como en Kenya (setiembre), en Argentina y Paraguay (octubre). Igualmente los consejeros cuidarán la unidad de la Familia con visitas en varias naciones. El Padre Joao Inacio estará en Costa de Marfil y Filipinas; El Padre Aquile Morabito en Polonia y Filipinas; el Padre Eldo Musso en Polonia, Argentina y Chile; El Padre Silvestro Sowizdrzal se ocupa de la Secretaría general y hasta Navidad no tiene programado viajes de distancias; El Padre Fulvio Ferrari visitará Costa de Marfil y Rumania. En los meses de febrero-abril estaremos todos en América Latina para la visita canónica general.
Compartí con el Consejo General un proyecto de ayuda a los pueblos afectados del hambre en el “Cuerno de África”. Todo el mundo sabe que la sequía y la carestía están cosechando decenas y decenas de miles de víctimas en Somalía, Etiopía y el Noreste de Kenia. Ya fue lanzado a toda la Congregación un apelo “Don Orione for Marsabit” que tiene como coordinador al Padre Eldo Musso, al Padre Malcom Dyer, delegado para la misión de Kenya, al Padre Alessio Cappelli responsable de la Fundación Don Orione, y al Fr. Paul Mboche, director en Kenia. Será una iniciativa de “ayuda de emergencia” hacia personas afectadas por la calamidad, como ya hizo Don Orione y tantos otros co-hermanos. Será también una ocasión para hacer sentir a la joven familia orionita de Kenya que detrás hay una gran Familia solidaria, la Congregación.
Motivos de oración.
Son tantos, tantos. Al primer puesto pongo aquello de pedir al Señor el fin de la carestía de vocaciones que aflije amplias regiones de la Iglesia y gran parte de nuestra Congregación. Los hijos son el primer bien. La falta de ellos es la mayor pobreza. Inmediatamente después, en las prioridades de la oración, viene la perseverancia en la vocación y en la cualidad de la vocación de nosotros, religiosos.
Confiemos pues, como siempre, a la bondad misericordiosa del Señor nuestros difuntos.
Los hermanos sacerdotes: Padre Giorgio Ancelliero, Padre Darío Falchetti, Hermano Miguel Ferrero, Hermano Jan Wesolowski, Padre Henryk Hermanowski y el Padre Ángel Pellizzari.
Las Hermanas: Sor María Vereconda, Sor María Olga, Sor María Vicenta, Sor María Elisa Miceli, Sor María Michelina de San José (Sacramentina), Sor María Laetare y Sor María Romana.
El papá del Padre Stefano Bortolato y del Hermano Emanuel Hongra. La mamá del Padre Fausto Franceschi, del Hermano Jean Clemnt Somda y del Clérigo Dirceu Rosa. El Hermano del Padre Ángelo Pasinato, del Padre Julio Francisco Martínez Val, del Padre Mario Rinaldi, del Padre Serafino Tosatto, del Padre Enrico Brunetta, del Padre Abel Padín, del Padre Moreno Cattelan, del Padre Ettore Paravani e del Padre Secondo Moretti, hermano del Padre Giuliano, ya fallecido. La hermana del Padre Salvatore Prosperi Porta y del Padre Fieroavante Agostini.
De los Amigos y Bienechores recordamos en particular Mons. Adolfo Zambardi, Bianca Sterpi sobrina de nuestro Venerable Padre Carlo; Carlo Boggio Sola, ex- alumno benemérito; Alice Amici, casi desconocida por nosotros pero muy generosa por las obras de bien. Cada Provincia recuerde y haga rezar por los propios Amigos y Bienechores difuntos. No acostumbro nombrar a los hermanos religiosos enfermos por los que rezamos. Esta vez hago una excepción por el Padre Pablo Bussolini, el Busso de noventa años, orionino de dos mundos (Italia y Argentina). Lo visité hace poco con el Padre Eldo en Fumo, encontrándolo con sufrimientos pero contento de haber dado la vida al Señor, por las almas y la Congregación.
Pongamos a todos en nuestras oraciones. El Señor bendice y escucha a los hermanos que rezan por sus hermanos.
La Santísima Virgen de la Guardia y San Luis Orione nos protejan y custodien nuestras instituciones. Con cariño en el Señor los saludo y recuerdo en la oración.
Padre Flavio Peloso, FDP
Superior general
[1] Benedicto XVI explica que cuando Jesús, sobre la cruz, proclamó la maternidad universal de María, escogió como su primer hijo espiritual un apostol, un sacerdote, Juan, que dice: «Ahí está tu madre!» (Gv 19, 27). Por tal entrega, cada sacerdote, como Juan, está llamado a tomar consigo María, ¡qué tierno afecto!, ¡qué consolante compañía y potente ayuda para su vida!: «El discípulo la llevó a su casa».
[2] Sobre los pasos de Don Orione 165.
[3] Benedicto XVI, Luz del mundo. Una conversación con Peter Seewald, Edición Vaticana, 2010, p.228-229.
[4] María – Iglesia naciente, San Pablo, Cinisello Balsamo 1998, cap. IV "Tú eres la llena de gracia".
[5] Cfr Carta circular “La sola cosa necessaria”.
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