jueves, 28 de marzo de 2013

HACER QUE LA SOCIEDAD VUELVA A DIOS

HACER QUE LA SOCIEDAD VUELVA A DIOS
Tomado de una publicación que conmemora
Los 25 años de ordenación sacerdotal de Don
Orione, editada en Tortona, en 1920.-
“en estos tiempos, escribía ya el Cardenal Parrocchi, se extiende lo instrumental de la caridad, pero no su principio y su fin. Díganle a los hombres de nuestro tiempo: hay que salvar las almas que se pierden, instruir a los que ignoran los principios de la religión, dar limosna por amor a Dios, y nadir entiende nada...”.
El objeto primero de la caridad son las almas, y las almas no pueden de ninguna forma vivir la caridad por si mismas, si no están unidas a la Iglesia y al Papa. Nunca como en nuestros tiempos el Pueblo ha sido separado de la Iglesia y del Papa, de modo que es más que providencial que este amor sea despertado con todos los medios posibles para que vuelva a vivir en las almas el amor de Jesucristo.
El hombre es lo que piensa, es la idea que incuba y que va madurando en su interior, y sus acciones que se forman siempre a esa idea-fuerza que lo guía. De ahí que cuanto más amen al Papa y a la Iglesia los que por razón del ministerio son maestros del pueblo, tanto más ardiente será la llama con que comunicarán a las almas ese mismo sentimiento, sin el cual no hay ninguna participación en la vida sobrenatural; así, con la práctica de la Caridad lograremos plenamente el objetivo que corresponde a las necesidades de nuestros tiempos, que consiste precisamente en hacer que la sociedad vuelva a Dios, uniéndola al Papa y a la Iglesia.
¿Y no será designio de Dios que la preparación próxima a ese reencuentro esté en la tendencia a la fraternidad universal, ese fenómeno social tan visible en la actualidad? Estamos viendo cómo surgen por todas partes obras de beneficencia e instituciones de socorro de todo tipo, a pesar del odio de clases que parece querer subvenir todas las organizaciones políticas, sociales y familiares; y sin embargo, se siente más fuerte que nunca la necesidad de que desaparezca el odio, y vuelva el amor a tranquilizar los corazones. Pues bien, la paz serena y segura reinará en los individuos y la sociedad cuando el Papa sea aceptado con sentimiento de fe como padre universal de los pueblos, y la Iglesia vuelva a ser la maestra que ilumina las mentes con su doctrina infalible, y vuelva a hacer vibrar en los corazones la vida sobrenatural que de ella dimana.
Por lo tanto, practicar la caridad en nuestra sociedad, empezando por el amor al Papa y a la Iglesia, y con el objetivo de sembrar el amor en todos, esa es precisamente la caridad que mejor responde a las necesidades de nuestro tiempo. Y ese es el espíritu inspirador de la Obra de la Divina Providencia, ése su perfil y su sello típico: Instaurare omnia in Christo!!!

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