entrevista de Don Flavio Peloso al Cardenal José Saraiva Martins en el centenario de las apariciones a los tres pastorcitos.
El 13 de mayo de
1917, la Virgen se apareció a tres pastorcitos de nombre Lucia (10
años), Francisco (9 años) y Jacinta (7 años) en la Cueva de Iría, una
localidad cercana a Fátima, en Portugal. Vieron “sobre una encina a una Señora vestida toda de blanco, más luminosa que el Sol”.
Después de esta primera aparición, la Virgen les citó a los tres para
el 13 del mes siguiente, y así durante otros cinco encuentros, desde el
13 de mayo hasta el 13 de octubre, cuando varios miles de personas,
creyentes y no creyentes, contaron que habían asistido a un fenómeno que
fue llamado "milagro del Sol". Se apareció seis veces y dejó a los tres
videntes un mensaje para toda la humanidad.
En 1930 la Iglesia Católica proclamó
el carácter sobrenatural de las apariciones y autorizó su culto. En
Fátima se edificó un santuario, meta de grandes peregrinaciones de los
devotos a la Virgen. Visitado por primera vez por el Papa Pablo VI el 13
de mayo de 1967.
La Virgen, también en Fátima, se dirigió a unos muchachos de humilde condición social, indicando así su predilección por las almas simples e inocentes, a quienes confiar sus mensajes para la humanidad pecadora, invocando el arrepentimiento, exhortando a la oración, pidiendo la consagración a su Corazón y la reparación de las ofensas hechas a su Divino Hijo.
La Virgen, también en Fátima, se dirigió a unos muchachos de humilde condición social, indicando así su predilección por las almas simples e inocentes, a quienes confiar sus mensajes para la humanidad pecadora, invocando el arrepentimiento, exhortando a la oración, pidiendo la consagración a su Corazón y la reparación de las ofensas hechas a su Divino Hijo.
Me he acercado para encontrarme con el
Card. José Saraiva Martins en su apartamento del palacio de la Plaza
Pio XII, cercano a la Congregación para las Causas de los Santos de la
que fue Prefecto durante muchos años. Para mí, es el Cardenal de la
canonización de Don Orione. Él era el Prefecto y se creó entre nosotros
una relación que se transformó en amistad. Es portugués, originario de
La Guarda, y con mucho gusto aceptó una entrevista para el "Don Orione
Oggi" sobre Fátima y su centenario de las apariciones de la Virgen a los
tres pastorcitos.
D. Fátima, en este mes de mayo 2017, está no sólo en el centro de la atención del mundo eclesial sino también del civil.
R. Sí, en este año
centenario de las apariciones, hay muchas iniciativas de estudio y de
devoción popular. Y además todos esperan también al Papa en Fátima para
la fiesta del 13 de mayo.
D. Jacinta y
Francisco, dos de los tres pastorcitos de Fátima, serán proclamados
santos. El Papa Francisco llevará este regalo con ocasión del 100°
aniversario de la primera aparición mariana de la que fueron testigos.
Los dos pastorcitos habían sido beatificados ya por Juan Pablo II en
mayo del 2000, precisamente en el Santuario de Fátima. Eminencia, la
beatificación de los dos muchachos, que murieron con 9 y 10 años, ha
sido un tema controvertido porque algunos objetaban: “¿Qué virtudes
heroicas pueden haber practicado?”. ¿Qué dice Usted que ha sido el
Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos durante tantos
años?
R. Yo mirando propiamente
los sucesos ocurridos a los pastorcitos me he convencido de que es
históricamente falso afirmar que los niños no puedan practicar las
virtudes en grado heroico. Miremos a lo que le sucedió a Jacinta y a
Francisco. Los masones, que en Portugal tenían mucha influencia, se
habían propuesto hacer creer a aquellos niños que las apariciones no
eran verdaderas y que eran una fantasía de ellos. Para convencer a los
dos niños, Jacinta y Francisco, les separaron de Lucía, y les dijeron:
“¡Vosotros tenéis que decir que las apariciones de la Virgen son una
falsedad, que ha sido una invención vuestra! Si no decís esto nosotros
os haremos lo que hemos hecho con Lucía: la hemos matado echándola en
aceite hirviendo. ¡Si no decís que fue una fantasía vuestra terminaréis
también del mismo modo!”. Respondieron: “Pueden hacer lo que quieran,
pero no podemos decir una mentira. Nosotros hemos visto a la Virgen”. Yo
quisiera saber cuántos adultos hubiesen tenido esa misma heroicidad.
Esto es historia. Esto es heroísmo y es justo que se lleve también a los
niños a la beatificación y después a la canonización. Los pastorcitos
prefirieron la verdad y la muerte antes que decir una mentira.
D. Eminencia, usted es portugués, ¿cómo se explica la gran y persistente devoción a la Virgen de Fátima?
R. Los eventos de Fátima
supusieron rápidamente una revolución en la cultura religiosa de
Portugal. Hay fotografías de la época de los eventos que nos muestran
multitudes inmensas que empezaron a acudir a Fátima porque creían en lo
que aconteció. La espiritualidad cristiana de Portugal y de los
portugueses no existe sin Fátima. En el centro está siempre la Virgen de
Fátima, como lo es Lourdes para Francia. Después, como sabemos, la fama
de lo que ocurrió y la devoción han ido difundiéndose por el mundo
entero, tanto que hoy, en cualquier continente, se pueden encontrar
iglesias dedicadas a la Virgen de Fátima. Es una devoción universal.
D. Después de 13 años, en 1930, la Iglesia reconoció el carácter sobrenatural de las apariciones y autorizó el culto.
R. El hecho de que la
Iglesia tuviese tantos enemigos (ideologías socialistas, liberales,
masones, etc.) hizo que a ella le interesase evaluar si lo que ocurrió
era verdadero o lo era menos, y lo hizo con mucho rigor. Eclesiásticos y
laicos dedicaron muchísimo estudio para verificar qué es lo que ocurrió
y qué se podía decir de aquella aparición. Interrogaron muchas veces a
los niños, que con esa edad no tenían malicia, para saber y confrontar
los relatos.
D. Hablando de Fátima
no puede faltar una referencia al “tercer secreto”. Eminencia, ¿se ha
encontrado finalmente paz sobre este tema?
R. Seguramente hay
claridad, pero los periodistas tienen siempre que buscar algo de lo que
hablar y, a veces, para hablar contra la Iglesia. En el 2000, el Papa
fue a Fátima, para beatificar a Jacinta y Francisco, y habló claro sobre
el tercer secreto. También el Card. Sodano, Secretario de Estado, habló
muy claro. Está todo aclarado. Lucía habló de un cura vestido de
blanco, que muchos ponen en relación con el atentado del Papa en la
Plaza San Pedro. ¿Se ha cumplido aquello que habría dicho la Virgen en
Fátima? No dijo que le ocurriría precisamente a ese Papa, le sucedió a
él pero podría ocurrirle también a otros. Si ocurriese que otro Papa
fuese asesinado en el futuro, no habría contradicción con lo que le
ocurrió anteriormente a Juan Pablo II.
D. Eminencia entre
los mensajes de Fátima, hay algunos que tienen un valor religioso pero
también civil, para el mundo, como por ejemplo el mensaje de la paz y el
mensaje de la esperanza.
R. Ciertamente Fátima no
es comprensible sin el Evangelio. El Evangelio es un mensaje humano
antes de nada, humano y cristiano. No debemos separar nunca lo humano de
lo cristiano. Todo lo que es auténticamente humano es ya conjuntamente
cristiano y todo lo que es cristiano es ya auténticamente humano. La
separación de lo humano y lo cristiano, de lo civil y lo religioso, casi
como en contraste, es uno de los pecados del hombre de hoy. Hoy la
Iglesia, con su fe y con el Evangelio, ha quedado como la custodia de lo
humano y de la humanidad. Es también el mensaje de Fátima que se
refiere a la Iglesia y también a la sociedad.
D. Entonces, Eminencia, cita para todos, el 13 de mayo, a los pies de la Virgen de Fátima.
R. La fiesta del
centenario será excepcional. La fiesta que cada año se celebra con
ocasión de la primera aparición del 13 de mayo de 1917 - la última el 13
de octubre - es siempre un acontecimiento especial, algo
extraordinario. He sido invitado a presidir la ceremonia del 13 de mayo
dos veces, la primera vez había seiscientos mil peregrinos provenientes
de todo el mundo, algo increíble. Quedé impresionado porque en Fátima, a
pesar de los miles de peregrinos no se oía una palabra; era un mar de
gente toda en recogimiento, conmovedor.
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