SOLO LA CARIDAD SALVARA AL MUNDO
“Debemos suponer que la intuición de Don Orione no fuese
solamente la resolución de algunos problemas sociales: niños abandonados,
marginación y abandono de discapacitados físico-mentales, adolescentes y
jóvenes con necesidad de instrucción civil, moral y religiosa sólida sino, y
fundamentalmente, el llamado de Dios a expresar “la caridad” bajo este aspecto
de misericordia.
De aquí podríamos deducir que, su expresión de que: “sólo la
caridad salvará al mundo”..., no se refería estrictamente al bien que sus hijos
podrían realizar porque esto resultaría siempre,
aunque loable, poca cosa.
El mundo se salva por la caridad cuando, no sólo se alivia
al hermano necesitado, sino que se opera una transformación interior en el que
da. Cuando el que toma la iniciativa de amar se
reconoce incapaz por sí mismo y se experimenta “enviado”,
acoge a su hermano tal como es, aprende de él, lo valora y —como en un tercer
momento— lo sirve.
En verdad, estos tres momentos no existen como un proceso
sino que son simultáneos. El error está en olvidarlos y caer en el riesgo de
creernos o protagonistas de la Caridad o autosuficientes en el servicio.
Bajo esta luz, los religiosos (y también los laicos) que
buscamos encarnar este carisma no debemos esforzarnos tanto en la perfección de
nuestras obras, en su cantidad, en su eficiencia sino, en “dejarnos tocar” por
Dios en el hermano. El hermano, según tantos escritos del Fundador, ¡es
JESÚS!...
En el “espacio de la Caridad”, mientras procuramos socorrer
y atender las necesidades del hermano pobre, debemos dejarnos tocar y atender
por Dios en nuestras necesidades más profundas.
El “espacio de mi Caridad” es el lugar donde puede operarse
la Caridad de Dios conmigo..."
Hna. Ma. Adriana Zbicajnik (PHMC
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