“LES TRANSMITO LO QUE YO MISMO RECIBÍ”
La experiencia y el mensaje de Don Orione.
26 de abril de 2016
Virgen del Buen Consejo
Queridos Hermanos, Hermanas y Amigos de la Familia Orionita
¡Deo gratias!
Estoy al final de mi segundo mandato de superior general de la Pequeña
Obra de la Divina Providencia. Deseo expresar en esta carta mi
agradecimiento al Señor por haberme sostenido en estos años, a la
Virgen, Madre de la Divina Providencia, y a nuestro padre y santo Don
Orione que a menudo invoqué para pedir luz y fidelidad.
En el momento del “terminé mi carrera” de los 12 años, mi
reconocimiento va enseguida a los dos Consejos generales con quienes
compartí directamente la responsabilidad, a la Comunidad de la Curia
general y a todos los Hermanos, a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la
Caridad, a las Consagradas del Instituto Secular Orionita, a los Laicos
del Movimiento Laical Orionita, a los Colaboradores en nuestras
actividades, a los Amigos, Bienhechores y Devotos de Don Orione.
Pongo delante de Dios, de la Virgen, de Don Orione y de todos ustedes
que son parte y partícipes de estos años también mis límites y mis
faltas, y por ello pido perdón. Y miro hacia adelante, “dirigido hacia
el futuro, corro hacia la meta para alcanzar el premio que Dios nos
llama a recibir allá arriba, en Cristo Jesús” (Fil 3,14) confiando en la
Divina Providencia.
Termino mi oficio de superior general pero jamás olvidaré que, a causa
de este oficio, fui y continuaré siendo el 7° sucesor de Don Orione, una
responsabilidad que me estimula y conforta.
Estoy viviendo este tramo de tiempo, antes del 16 de mayo y del inicio
del Capítulo general, en sintonía con algunos sentimientos expresados
por San Pablo, implicado en un evento sorprendente, en una misión
exaltante y que lo sobrepasaba, humilde y casi confundido en sí, y sin
embargo contento de haberse consumido por una gran causa, deseoso de
descansar en los brazos de la Divina Providencia que conduce la
historia. [1]
En estos 12 años, las Cartas circulares fueron un momento importante,
sea personal como del servicio, para reflexionar y orientar el camino sobre los pasos de Don Orione en los tiempos actuales
de la Congregación, de la Iglesia y del mundo. “Les trasmití lo que yo
mismo recibí” (1Cor 11,23 y 15,3) del Señor y de la vida en la
Congregación. Ahora, en el momento de la despedida, no encuentro otro
tema más querido y otro mensaje más precioso que dejarles si no lo que
también yo recibí: el encuentro con Don Orione, su experiencia de Dios y
de caridad que lleva los pequeños, los pobres, el pueblo, a la Iglesia y
al Papa, para Instaurare omnia in Christo, según el plan de su Divina Providencia del cual nosotros somos una “pequeña obra”.
“LES TRANSMITO LO QUE YO MISMO RECIBÍ”
- LA CARIDAD ES DIOS. ES SANTIFICADORA.
Qué nos diría Don Orione si le preguntáramos cuál fue su experiencia de
Dios y de la caridad, de la caridad que salva el mundo. [2] Con esta pregunta nos presentamos también nosotros a Don Orione, hoy, y deberemos hacerlo continuamente en el futuro.
Él podría decirnos simplemente: “Proclama mi alma la grandeza del
Señor. Él miró a su pobre siervo y grandes cosas hizo en mí, changarín,
burrito, trapo de su Divina Providencia (Lc. 1,47-49)”. Luego, viendo
que somos nosotros, sus hijos e hijas, quienes le hacemos una pregunta
semejante, se abriría a una sonrisa, espejo de cuanto recibió de Dios y
de aquello que quiere transmitirnos, personas tan queridas para él.
Pienso que continuaría más o menos así.
Y, queridos hermanos e hijos míos. La caridad, la caridad es Dios.
La caridad es la presencia de Dios en el alma. La caridad es una alegría
y un fuego que te enciende, te exalta y te hace humilde, te urge
dentro, ¡Charitas Christi urget nos! [3]
Sí, amar a Dios y amar a los hermanos son dos llamas de un solo fuego
sagrado. Nosotros debemos pedir a Dios no una chispa de caridad, sino un
horno de caridad que nos encienda y renueve el mundo, tan frío y
helado. [4]
Religión y caridad están así unidas, que no se pueden separar. ¡Pensar
un cristianismo y una Iglesia sin caridad sería un absurdo! [5]
Deus caritas est, Dios es caridad.
La vida de Dios es vida de caridad.
La vida de Dios es la fuente de la caridad que es la vida del
hombre. La caridad es como el río de montaña, tiene la fuente en lo
alto. [6]
El Espíritu Santo derramado en nuestros corazones nos da la vida de
Dios. Oración y sacramentos, queridos míos. Vivamos en el Espíritu
Santo del Señor y viviremos la caridad.
Si Don Orione es un gran santo de la caridad, es porque es un gran santo. Punto.
Me viene a la mente una discusión, hecha en el patio del Paterno, entre hermanos, aún vivo Don Orione. Discutían sobre “cuál
fuese el aspecto más profundo, justificativo de toda la vida y la
acción de nuestro Padre; las respuestas fueron varias, poniendo la
explicación del ‘fenómeno’ Don Orione, algunos en la caridad, otros en
su piedad, otros en otras particularidades de su personalidad. En un
cierto momento intervino y nos dejó mudos y de acuerdo el difunto Don
Biagio Marabotto que nos dijo: ‘Pero digan: ¿qué explica todo en Don
Orione?¿No es Dios? Esto es lo que es sobre todo Don Orione: un hombre
que vive de Dios”. [7]
Don Orione mismo enseñó a sus clérigos y hermanos: “Quiero
confiarles un gran secreto. ¿Cuál es el gran secreto para tener éxito en
la obras de apostolado, para obtener resultados satisfactorios en
nuestro trabajo, en el campo de la caridad cristiana? Este secreto es la
unión con Dios, vivir con Dios, en Dios, unidos a Dios, tener siempre
el espíritu elevado a Dios”. [8]
Dicho esto, dejo en claro el punto central de lo que Don Orione recibió
y transmitió acerca de su experiencia de la caridad. La fuente y el
dinamismo que explica todo es Dios que vivía en él. Don Orione no sólo
frecuentó a Dios, sino que estuvo habitado por Dios por medio del
Espíritu Santo y por esto vivió una caridad explosiva, la “dinamita de la caridad” [9]. El literato P. José de Luca dijo que “era un hombre en estado permanente de ebriedad espiritual”. [10]
Ahora quisiera indicar – sólo indicar y confirmar con algún episodio –
algunas modalidades características de la experiencia de la caridad de
Don Orione y por eso también de su experiencia de Dios. Las enunciaría
así.
- La caridad hace experimentar la Divina Providencia, es evangelizadora.
- La caridad hace experimentar la maternidad de la Iglesia, es eclesializadora.
- La caridad salva el mundo, es civilizadora
- LA CARIDAD HACE EXPERIMENTAR LA DIVINA PROVIDENCIA. ES EVANGELIZADORA.
Ernesto Campese, [11]
conoció a Don Orione en Avezzano en la época de las ayudas después del
terremoto de la Mársica, en 1915. Él era Secretario de Prefectura del
Ministerio del Interior, personaje eminente y notable por sus estudios y
libros. Durante la obra de ayuda después del terremoto de la Mársica
(1915), fue a encontrar a Don Orione.
“En efecto, fui enviado con trenes llenos de cosas a Avezzano – es
Campese que cuenta – y me conmovió este cura mal vestido, que corría
aquí y allí, donde sea, llevando confianza. Quise hablarle, y,
abordándolo mientras de trasladaba de un lado a otro, me invitó a
seguirlo. Pero ¡qué paso que tenía! Por seguirlo tropecé en una viga
entre los escombros; no pude aguantar una blasfemia. Don Orione se
detuvo a mirarme; pero, extrañamente, me miraba como cuando de niño me
miraba mi madre cuando me mandaba alguna macana.
Luego me dijo: “¿Cómo estamos en tema de religión?”.
Yo le respondí: “Tabla rasa”.
Y él: “Quiere llegar a ver a Dios”.
Y yo: “Eh! ¡Si se me muestra!”
Don Orione: “Trate cada día de hacer un poco de bien”. [12]
Ernesto Campese tomó en serio aquel consejo de Don Orione. En efecto, a
distancia de 30 años, volvió a un encuentro de Amigos para contar qué
es justamente aquello que le había dicho el Santo entre los escombros de
la Mársica. De hecho, se convirtió en un fiel bienhechor de la
Congregación. La caridad hace experimentar a Dios. La caridad abre los
ojos a la fe.
Recordémonos siempre de esta verdad fundamental para nosotros
Orionitas, “curas de estola y trabajo”: la caridad hace experimentar la
Divina Providencia, a sí mismos, ante todo, y a los demás.
Don Ignazio Terzi, cuarto sucesor de Don Orione, contó que, aún laico,
formaba parte de un grupo de jóvenes universitarios que, durante un
retiro espiritual en Villa Solari de Génova, [13]
fueron acompañados por el Padre fundador en una visita al Pequeño
Cottolengo del Paverano. Durante el recorrido aparecieron algunas
personas distinguidas de la ciudad y Don Orione se apartó por un momento
con ellos. Volviendo a aquellos jóvenes, les dijo:
“Vean, esta obra no la abrí sólo para estas personas que son
hospedadas, sino, aún más, es para aquellos señores, para que aprendan
la caridad y encuentren a Dios” [14].
Nuestras comunidades y obras valen ciertamente por aquello que se hace
adentro, pero también por cuánto significan afuera. Cuántos desafíos y
dificultades debemos enfrentar hoy para que nuestras obras continúen a significar.
Los últimos Capítulos promovieron la “conversión apostólica de las
obras”, la “reapropiación carismática de las obras”, una “nueva relación
comunidad-obras”. Debemos continuar porque nuestra Congregación sin
aquel “mediante las obras de caridad” dejaría de ser orionita.
Cuando hablamos de las obras de caridad, no debemos sólo referirnos a
las instituciones caritativas o educativas, sino también y previamente, a
las obras de caridad personales. Otro episodio de Don Orione.
Don Orione, en una tarde lluviosa de otoño, estaba volviendo a Tortona
después de haber estado predicando en un pueblo del Oltrepó pavese. Del
párroco de Borgoratto Marmirolo había recibido como regalo un par de
zapatos nuevos. El médico del pueblo se ofreció acompañarlo con su
vehículo. “Pero - se excusó con Don Orione – deberá tener paciencia, porque debo detenerme en el camino para visitar un enfermo”.
Partieron, y en Staghiglione, el médico detuvo el auto en la calle
debiendo entrar en una casa. Don Orione permaneció en el vehículo, tomó
su rosario y, envuelto en la manta, comenzó a rezar.
En cierto momento, lo despertó un pobre que golpeó la puerta del auto
extendiendo la mano. Don Orione revisó rápidamente los bolsillos. Detuvo
su mirada sobre aquel pobre hombre y vio que sus zapatos estaban rotos y
mojados. Enseguida, sin decir nada, se inclinó, se sacó sus zapatos y
se los puso con gentileza.
Aquel hombre, sorprendido, sonrió y dijo: “Sea alabado Jesucristo”. “Por siempre sea alabado”, respondió Don Orione.
Fueron las únicas palabras de aquel encuentro. El médico hizo a tiempo
para escuchar aquel intercambio de saludos y de entender el por qué.
Llegado a casa, después de las oraciones de la noche, en las Buenas noches, Don Orione contó lo sucedido a sus jóvenes y a los hermanos llamando la atención sobre un particular.
“Ven – dijo – aquel pobre hombre no dijo ‘gracias Don
Orione’, sino ‘sea alabado Jesucristo’. Sí, porque la caridad hace
pensar en Dios, la caridad abre los ojos a la fe. Así debemos ser
nosotros. Debemos hacer experimentar a todos la Divina Providencia
mediante las obras de caridad”.
Veinte años después, aquel doctor, Alberto Bernardelli, buen hombre
pero lejos de la práctica religiosa, se encontraba al final de su vida
en el hospital de Voghera. Alguno tuvo el coraje de sugerirle un
pensamiento de fe y de invitarlo a recibir los sacramentos. “Sí – dijo – llamen a Don Orione”. [15]
Aquel gesto de caridad hizo exclamar “Sea alabado Jesucristo” al hombre
necesitado e hizo acercar a Dios al médico que lo había visto.
- LA CARIDAD HACE EXPERIMENTAR LA MATERNIDAD DE LA IGLESIA. ES ECLESIALIZADORA
Don Orione fue el santo “totalmente de la Iglesia y del Papa” [16] y también es popularmente más conocido como el “santo de la caridad”, “el padre de los pobres, el bienhechor de la humanidad dolorida y desamparada”
(Pío XII). Se pueda decir un poco también de nosotros como individuos y
como Congregación que somos “papalinos” mediante las obras de caridad.
“El ejercicio de la caridad” es el método, el camino, la estrategia de Don Orione y de los Orionitas para “reconducir la sociedad a Dios reuniéndola al Papa y a la Iglesia”.
El 23 de enero de 1995, acompañado de P. Florian Gui y de P. Antonio
Lecchi, visité en Oradea, Rumania, al obispo greco-católico de la ciudad
Mons. Basile Hossu, un hombre santo. Comenzó rápidamente a contarnos
los sufrimientos y humillaciones sufridos durante el período de la
dominación comunista, particularmente agresiva contra las comunidades
cristianas greco-católicas. Luego, casi dejando de lado sus recuerdos de
la persecución, se pudo a hablar de la obra de los Orionitas en Oradea:
“La actividad de ustedes, su modo de ser para con los niños y los
pobres, creó en la gente una nueva actitud en relación a la Iglesia.
Recuerdo un día, viajando en auto con P. Belisario (Lazzarin), fuimos
detenidos por la policía. Uno de ellos nos trató mal y fue muy desatento
conmigo por ser obispo. P. Lazzarin, para justificarse dijo que
estábamos apurados porque debíamos llegar a Oradea donde nos esperaban
para una celebración en el Oratorio. “¿Oratorio? Ustedes van a lo de P.
Luigi?”, interrumpió el policía. “Sí, somos sus hermanos religiosos, yo
soy su superior”. El policía cambió de tono y se puso a hablar
bondadosamente del Oratorio, de los chicos. Nos dejó ir sin hacernos
ninguna multa. ¿Ven? – concluyó Mons. Hossu – la obra de ustedes en el
oratorio, para los chicos y los jóvenes está volviendo amable y estimada
la Iglesia de Oradea”. [17]
Otro insigne pastor de la Iglesia, el cardenal Paulo Evaristo Arns,
arzobispo de San Pablo, hace algunos años, cuando en Brasil había un
clima hostil hacia la Iglesia institucional, eligió nuestro Pequeño
Cottolengo como destinatario de las ofertas de la “campaña nacional de
la fraternidad” organizada por la Conferencia Episcopal. Definió aquella
grande obra de caridad “el abre puertas de la Iglesia católica en la ciudad”.
Quería decir que la obra desarrollada por la Congregación hacia
aquellos necesitados, con graves discapacidades mentales y físicas, daba
crédito y volvía cercana al pueblo la Iglesia católica y sus Pastores. Abre puertas de la Iglesia católica en la ciudad: me anoté rápidamente esta frase, porque expresa algo de muy típico, de muy orionita.
Siempre sobre esta línea de la caridad que une a la Iglesia, recuerdo
el primer contacto del card. Joseph Ratzinger – luego Benedicto XVI –
con la Congregación orionita. Desde el 1 de marzo de 1987 inicié el
servicio en la Congregación para la Doctrina de la Fe presidida por él y
vino a celebrar la fiesta de Don Orione, el 12 de marzo siguiente, a
nuestro Centro para huérfanos y discapacitados de Vía de la
Cammilluccia, en Roma. Ratzinger eligió aquel lugar para presentar la
Instrucción doctrinal “Donum vitae” sobre temas controvertidos referidos
a la ética y al respeto de la vida, firmada por él pocos días antes.
Recuerdo bien aquella Misa, un poco a la buena, con el presbiterio
rodeado de sillas de rueda de discapacitados y de periodistas que fueron
por la ocasión. Me dijo: Ésta es la obra de Don Orione: dar sustancia
de caridad, credibilidad y amabilidad a la verdad anunciada por el Papa y
los Pastores de la Iglesia.
Don Orione nos transmitió un carisma de eclesialidad-papalinidad a realizar mediante la caridad: “ocuparse,
con cada obra de misericordia, a esparcir y hacer crecer en el pueblo
cristiano… un amor dulcísimo al Vicario en la tierra de Nuestro Señor
Jesucristo que es el Romano Pontífice. [18]
Nosotros, hijos de la Divina Providencia tenemos el 4to voto de
“especial fidelidad al Papa” y las Pequeñas Hermanas Misioneras de la
caridad tienen el 4to voto de “caridad”: son las dos caras de la única
medalla orionita que identifica también el Instituto Secular, el
Movimiento Laical y cuántos viven el espíritu de Don Orione.
- LA CARIDAD SALVA EL MUNDO. ES CIVILIZADORA.
Todos sabemos que Don Orione definía “faros de fe y de civilización”
las instituciones caritativas, sobre todo los Pequeños Cottolengos. Él,
en su estrategia de la caridad, se proponía siempre e inseparablemente
el bien religioso/eclesial y el bien humano/civil. Cuando decía que “Sólo la caridad salvará el mundo”
expresaba la conciencia que las obras de caridad salvan las Almas y son
la salvación del mundo, de su vida social, económica, cultural,
política. El Papa Juan XXIII observó: “Su caridad iba más allá de los límites normales. Estaba convencido que se podría conquistar el mundo con el amor”.
¿Tenemos aún también nosotros esta convicción? Que ninguno pase a las filas de “aquellos
catastróficos que creen que el mundo termine mañana. Dios vencerá en
una infinita misericordia. ¡Dios siempre venció así! Pero en esta era,
nosotros, por más pequeños que seamos, debemos contribuir con toda
nuestra vida”. [19]
“Me parece que la caridad, también la más humilde y la más modesta,
sea la fuerza más popular para la defensa de la verdad católica;
también así se demuestra que la Iglesia está aún viva, también en el
campo social y aún fecunda como fuerza benéfica” [20].
“Hoy en día muchos vuelven a Dios a través de las instituciones de
beneficencia, de caridad yd e elevación social; ellos son conquistados a
la fe por las obras de la bondad y del verdadero progreso”. [21]
Don Orione fue protagonista de algunas parábolas de reconstrucción
social actuada mediante la caridad. Pienso por ejemplo a la parábola
vivida en San Bernardino, barrio pobre y religiosamente hostil de
Tortona; o también a la transformación de la desolada y hambrienta “Patagonia romana,
fuera de la Puerta de San Juan”, o cuanto sucedió en las periferias de
Victoria y de Claypole en Buenos Aires, o en el barrio Bixiga de San
Pablo en Brasil.
Durante el largo período de años de mi servicio vi realizarse algunas
parábolas de elevación humana, religiosa y civil en algunos ambientes
humanos concretos, en diversos contextos sociales. Me limito a evocar
algunas, recordando nombres de lugares conocidos por todos en el mundo
orionita, como Payatas, cerca de la smoking mountain de Manila, o Zarqa
(Jordania), primero en el extremo borde del desierto y ahora barrio
digno y de buena convivencia entre religiones y prófugos de diversos
pueblos. Recuerdo Bonoua, en Costa de Marfil, crecida alrededor del
centro para discapacitados y la iglesia. Anatihazo, periferia de
Antananarivo (Madagascar), ha desarrollado su vida religiosa y social a
partir de aquel grande patio al que da la iglesia, la escuela, el
dispensario y también el seminario. Esta parábola de transformación está
sucediendo también en Ananindeua, periferia de Belém (Brasil), y en
Bagamoyo y Zimpeto, periferia de Maputo (Mozambique).
Cuando visité la primera vez Itapoá, una zona de inmigración y de
pobreza, a veinte minutos de Brasilia “ciudad perfecta y sin pobres”,
quedé impresionado porque pasando por las callejuelas desordenadas del
barrio Itapuà, me di cuenta que no tenían puertas y ventanas
que daban a la calle, sino sólo muros con pequeños agujeros de acceso.
“Es un modo para defenderse de los ladrones y asaltantes”, me
explicaron. Luego, entre aquellas callejuelas comenzaron a vivir y a
pasar nuestros hermanos religiosos; fueron abiertas una docena de
comunidades cristianas y cada una con su propia “capilla”, con misa,
catecismo, pastoral, actividad para la salud, para los niños, para las
mujeres, iniciativas de alfabetización, de solidaridad entre pobres (multirâo), cuidado
de enfermos y otros. Cuando volví hace dos años, encontré notables
mejoras, muchas calles asfaltadas, casas con puertas y ventanas que dan a
la calle, gente que camina y se detiene a charlar, niños que juegan,
más limpieza… iglesias y capillas llenas de gente. Dije entre mí: Otra
parábola de caridad civilizadora a un buen nivel.
Queridos Hermanos, constaté que el desarrollo y el crecimiento civil en
estas y otras zonas abandonadas, malditas y descartadas de la ciudad,
se dieron por la presencia de una comunidad religiosa, de una obra de
caridad y un tabernáculo/iglesia. Aunque si inicialmente todo era
minúsculo, una presencia pobre, inerme, pequeña como un grano de
mostaza, esta semilla vital comenzó luego a asumir lo bueno que había en
el terreno, a reunir gente, a estimular relaciones, responsabilidad,
participación, proyectos; dio identidad y creó tejido de fraternidad
religiosa, de solidaridad social, ciudadanía.
Don Orione era consciente de esta eficacia social de la caridad cristiana y explicaba: “Con
Cristo todo se eleva, todo se ennoblece: familia, amor a la patria,
ingenio, artes, ciencias, industrias, progreso y organización social:
sin Cristo, todo se abaja, todo se ofusca, todo se rompe: el trabajo, la
civilización, la libertad, la grandeza, la gloria del pasado, todo se
destruye, todo muere”. [22]
Eran otros tiempos y otros problemas, pero la dinámica es la misma: “Buscar
y medicar las llagas del pueblo, curar las enfermedades, irle al
encuentro en lo moral y en lo material… De este modo la acción de
ustedes será no sólo eficaz, sino profundamente cristiana y salvadora.
Cristo fue al pueblo. Elevar el pueblo, mitigar sus dolores, sanarlo.
Tiene que importarnos de corazón el pueblo. La Obra d. Div. Prov. es
para el pueblo. Vayamos al pueblo. Es necesario despertarnos. Eviten las
palabras: de palabrerío tenemos llenos los bolsillos. Un trabajo
popular”.[23]
- LA ESTRATEGIA DE LA CARIDAD
Participé en la audiencia que el Papa Francisco dedicó al Congreso de
Cor Unum, el 26 de febrero del 2016. Me quedó grabada la insistencia con
la que dijo a los participantes que “la historia de la Iglesia, es
historia de caridad. Es una historia de amor recibido de Dios, que se
transmite al mundo: esta caridad recibida y donada es la bisagra de la
historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros… La
caridad está en el centro de la vida de la Iglesia y es su verdadero
corazón”.
El Papa Benedicto XVI, en la Deus caritas est enseñó que la caridad pertenece a la íntima naturaleza de la Iglesia. [24]
En aquella Encíclica dedica un amplio espacio al valor social de la
caridad. Sabemos que en el n. 40, el Papa Benedicto nombra a nuestro San
Luis Orione como representativo de los santos sociales del siglo XX;
Don Orione, para la primera mitad del Novecientos y Madre Teresa de
Calcuta, para la segunda mitad. Allí define “modelos insignes de
caridad social para todos los hombres de buena voluntad. Los santos son
los verdaderos portadores de luz al interno de la historia, porque son
hombres y mujeres de fe, esperanza y amor”.
Pero es sorprendente que en el n. 24, Benedicto XVI haga una “mención a la figura del emperador Juliano el Apóstata († 363)” que “convertido en emperador, decidió restaurar el paganismo, la antigua religión romana” y para lograrlo mejor decidió instaurar un sistema de caridad similar al de la Iglesia. “Los «
Galileos » - así decía – habían conquistado de este modo su
popularidad. En ello se debía imitar y también superar. El emperador de
este modo confirmaba que la caridad era una característica decisiva de
la comunidad cristiana, de la Iglesia”.
¡De qué púlpito es confirmado uno de los dogmas existenciales típicos
del cristianismo y la razón de ser – carisma – de la Pequeña obra de la
Divina Providencia!
Cuando Juan Pablo II quiso elegir, en el día de la canonización de Don Orione (16 de mayo del 2004), la cualidad de “estratega de la caridad” puso en evidencia justamente la dinámica civil y eclesial de su experiencia de caridad.
¿En qué consiste la estrategia de la caridad? Nos lo dice el mismo Don Orione.
“¡Vivimos en un siglo lleno de hielo y de muerte en la vida del
espíritu: todo cerrado en sí mismo, no ve más que placeres, vanidad y
pasiones, y la vida sobre esta tierra, y nada más! La faz de la tierra
se renueva con el calor de la primavera; - pero el mundo moral sólo
tendrá vida nueva con el calor de la caridad.
La causa de Dios y de su Iglesia no se sirve si no es con una grande caridad de vida y de obras:
no penetraremos las conciencias, no convertiremos la juventud, no
atraeremos los pueblos a la Iglesia, sin una grande caridad y un
verdadero sacrificio de nosotros mismos, en la caridad de Cristo. Existe
una corrupción espantosa en la sociedad: hay una ignorancia espantosa
de Dios: existe un materialismo, un odio espantoso: sólo la Caridad
podrá conducir a Dios los corazones y los pueblos, y salvarlos”. [25]
Don Orione transmitió esta estrategia de la caridad a nuestra Familia Orionita.
Tengo la impresión, después de tantos años que conozco la congregación
de un lado a otro del mundo, intus et in cute, que, donde estamos en el
mundo, nosotros Orionitas somos más conocidos por las obras de caridad
que como religiosos. Una observación similar escuché recientemente del
cardenal José Cordes: La Iglesia es hoy más estimada por lo que hace por
el hombre que por lo que hace por Dios. Sucede, diciéndolo con Don
Orione, que “tantos no saben entender la obra de culto pero entienden la obra de caridad”. [26] En una época de secularismo avanzado, como el actual, esto es aún más verdadero y debemos tener cuenta de ello. “El bien, vean, gusta a todos, ¡también a los malos!” [27]
Las obras de caridad son las ventanas a través de las cuales entra la
luz de Dios en el mundo y por medio de las cuales el mundo puede ver
algo de Dios. Son aún hoy una sorpresa que llama la atención: “Quiero
acercarme a ver este gran espectáculo: ¿por qué la zarza no se quema?”
(Ex. 3,3).
Evidentemente debe ser nuestro compromiso vivir juntos la diaconía de la caridad, la evangelización de la caridad y los sacramentos
de la caridad. De otro modo, las obras de caridad se reducen a
servicios y la Congregación a una ONG o sociedad de servicios
sanitarios.
No hay estrategia de la caridad sin la práctica integral de
la caridad como experiencia de Dios. No basta dar bienes materiales (“el
pan del cuerpo”), es necesario dar el bien relacional de nuestra
fraternidad que conduce a la paternidad de Dios (“divino bálsamo del
alma”). Y en los trabajadores no basta la competencia del servicio, sino
que es necesaria la formación del corazón.
Esta exigencia de la estrategia de la caridad, fue bien sintetizada por
Benedicto XVI en el Discurso al 13° Capítulo general FDP. [28]
“Las obras de caridad – nos dijo – ya sea como actos personales o
como servicio a las personas débiles ofrecido en grandes instituciones,
no pueden jamás recudirse a un gesto filantrópico, sino que deben
permanecer siempre como expresiones tangibles del amor providente de
Dios. Para hacer esto – recuerda Don Orione – es necesario estar
‘empapados de la caridad suavísima de Nuestro Señor’ (Scritti 70, 231)
mediante una vida espiritual auténtica y santa”. [29]
Concluyo esta transmisión de lo que yo también recibí de Don Orione y
de su carisma, recordando a mí y a ustedes que la primera tarea y
servicio, nuestra felicidad y don, es la santidad, el ser de Dios que es
caridad, lo mejor posible, en un camino continuo.
“Danos, María, un ánimo grande,
un corazón grande y magnánimo,
que llegue a todos los dolores y a todas las lágrimas.
Haz que toda nuestra vida sea consagrada
a dar Cristo al pueblo y el pueblo a la Iglesia de Cristo;
que arda y resplandezca de Cristo, y en Cristo se consuma”. [30]
NOTICIAS DE FAMILIA
Ahora las noticias viajan veloces por internet, en las páginas locales y en la página general www.donorione.org. Reclamo la atención sólo sobre algunos hechos.
Hacia el Capítulo General
El 14° Capítulo General tendrá por tema «Servidores de Cristo y de los pobres». Fidelidad y profecía en diálogo con las periferias de la pobreza y de la evangelización.
Los cohermanos capitulares se reunirán desde el 16 de mayo (comida)
hasta el 5 de junio (comida), en Montebello (Pavía). Del 19 de mayo
(comida) al 24 de mayo (cena incluida), participarán en el Capítulo
también algunos invitados representantes de las PSMC, del ISO, y del MLO
y laicos colaboradores.
En los días 15-20 de febrero, se tuvo la reunión de la comisión
pre-capitular. Ella ha ordenado el material que ha ido llegando de los
Capítulos Provinciales en el Instrumentum laboris, ha elaborado
una propuesta inicial de desarrollo del Capítulo y ha pensado en todo
lo que puede ser útil para este importante evento.
Estaremos ayudados en ponernos a la escucha de la situación por tres relatores: S.E. José Rodriguez Carballo: La vida consagrada en la Iglesia hoy; urgencias, esperas, desarrollos; Don Vito Orlando: Lectura sociológica de la encuesta sobre “La persona del religioso orionista”; P. Amedeo Cencini: Lectura pedagógico formativa de cuanto ha aparecido en los capítulos provinciales y en la encuesta sociológica.
Se nos ha confirmado ya que el Papa Francisco dedicará una audiencia
particular a nuestro Capítulo el viernes 27 de mayo, a las 12 am. Es sin
duda un particular acto de amor a la Congregación.
Acompañemos todos, también los que están implicados en nuestras
actividades, con la oración por el Capitulo General. Con el tema “Servidores de Cristo y de los pobres”
queramos - personalmente y como Congregación - ir al centro de nuestra
vocación orionista para reconocer todo lo que nos es específico y lo que
es contrario a la misma o incluso si es sólo una distracción, nos
desvía la atención, nos hace perder el tiempo y energías espirituales,
nos disgrega. Se nos pide la conversión, la pureza de intenciones y de
los afectos, la fidelidad al proyecto del Fundador.
Desarrollo en Mozambique
Quiero comunicaros la particular satisfacción en el reciente viaje a
Mozambique (28 de marzo – 4 de abril), última misión abierta para
celebrar el centenario de la Congregación 21 de marzo 1903-2003. En una
situación de particular dificultad social y económica, los cohermanos
llevan adelante la misión con mucho sacrificio y alegría.
El Señor nos está bendiciendo con el don de vocaciones: 8 aspirantes, 3
postulantes, 5 novicios y 8 profesos. Para ellos se ha preparado una
casa de formación simple y espaciosa que he tenido ocasión de bendecir.
Además he podido celebrar una Misa en la Iglesia aún en construcción de
la Obra Don Orione, un Pequeño Cottolengo para niños con graves discapacidades.
El evento más importante de este viaje ha sido la firma del acuerdo con
la diócesis de Xai-Xai para asumir una nueva parroquia y encaminar una
escuela profesional en Chiconela, zona rural muy pobre necesitada de
ayuda material y pastoral. Estas "nuevas salidas" hacen revivir el
espíritu y la modalidad de los inicios de la Congregación.
Celebración de Don Orione en Tortona y en Zduńska Wola
Muy significativos han sido también los eventos celebrativos en
Tortona, con ocasión de la conclusión de los 75 años de la muerte de Don
Orione. Con mucha oficialidad y participación civil, el 11 de marzo,
fue firmado un “Pacto de amistad en el nombre de Don Orione” entre la ciudad de Tortona, Pontecurone y Zduńska Wola.
El 12 de marzo, estuvo caracterizado por un congreso de estudio, en el teatro cívico comunal, sobre el tema de la “Caridad reconstituyente social”
y por la celebración de la Misa junto a la tumba de Don Orione, en el
santuario de la Virgen de la Guardia, por parte del obispo diocesano,
Mons. Vittorio Viola. Por la tarde, en el salón del episcopado, se
ofreció un entretenimiento histórico y musical con “Notas y noticias de Don Orione y Don Perosi”.
Similarmente, en Zduńska Wola, Don Orione y la Congregación fueron
puestos en el centro de la atención civil en Polonia, mediante la
concesión de dos distinciones honoríficas. Una con Decreto del Presidente de Polonia y otra con la deliberación del Ayuntamiento de Zduńska Wola.
Son eventos que, más allá del aspecto celebrativo, ayudan a continuar
reflexionando y actualizando la experiencia de vida que pasa de Don
Orione a la vida de la sociedad y de la Iglesia hoy.
Documento sobre los Religiosos Hermanos
La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada ha publicado el pasado diciembre el documento «Identidad y misión del Religioso Hermano en la Iglesia» para favorecer un específico despliegue sobre la importancia y el modelo de la vocación de los “religiosos
hermanos”. Para profundizar en el documento y para poner atención a
esta rama de los religiosos se han organizado algunas reuniones de
nuestros Hermanos. A ellos les he dirigido también una breve carta.
A todos quisiera decir aquí que el documento «Identidad y Misión del Religioso Hermano en la Iglesia» no
habla sólo a los religiosos hermanos, sino a todos los religiosos
porque todos somos hermanos. De hecho, hoy, los religiosos hermanos
constituyen en la comunidad religiosa la «memoria permanente de
la ‘fundamental dimensión de la fraternidad en Cristo’ (VC 60) que
todos los miembros deben construir» (n.11, p. 16).
Los religiosos, come reza el subtítulo del documento, son todos hermanos
aunque algunos, muchos o pocos, sean también sacerdotes. Usamos
corrientemente el término “religioso hermano” para los religiosos
laicos, pero, como nos recuerda el documento, “el hermano es tal
solamente en medio a los hermanos, y en el contexto de la fraternidad,
nunca solitariamente. Ser hermano implica siempre una relación y es ésta
la que queremos subrayar” (n. 1, nota 1). Si los religiosos sacerdotes
no son y no viven auténticamente como hermanos entra en crisis la
vocación y la identidad específica, sea de los religiosos hermanos y sea
de la vida religiosa.
Asamblea general del Instituto Secular Orionista
Forma parte de la vida ordinaria del ISO y se celebra cada 6 años, con
temas para tratar y elección del Consejo General. Ha sido reconfirmada
la Responsable General, Rita Orrù, y como consejeras María Irene Herrera, vicaria; Blanca Laureiro, consejera; Lucilene Ribeiro, consejera.
Un tema importante en el orden del día de la Asamblea ha sido la
petición del Instituto María de Nazareth de llegar a la incorporación en
un único Instituto Secular Orionista. La petición fue aprobada por la
Asamblea e irá asumiendo la actual Regla de vida del ISO y se agregará al nombre Instituto Secular Orionista también María de Nazareth.
Después de un camino de recíproco conocimiento de los miembros y del
estudio de la regla, el Instituto será presentado a la Santa Sede para
el reconocimiento canónico pontificio.
Nuestros difuntos
Entre las noticias de familia tienen siempre especial relevancia las
relativas a la muerte de nuestros queridos. Llevan en el ánimo
sentimientos diferentes, pero es cierto que nos conforta saber que estos
cohermanos, hermanas, parientes y amigos no han llegado al final sino
"al fin": la vida eterna es posible por la resurrección y el amor de
Jesús.
Con nuestras oraciones confiamos al buen Dios a los cohermanos: Fr. Rafael Rivano, P. Ramón Benjamín Martínez, P. Jan Omałek, y Fr. Leonildo Mendes. Las hermanas: María Albertina, María Genziana, María Rosanna, María Scolástica y María Helena della Santissima Trinità (sacramentina). El papá de Don Francesco Mazzitelli, de Pe. Rodinei Carlos Thomazella, del Ch. Alifer Ferreira. La mamá de Don Leonardo Verrilli, de Pe. Newton Furtado. El hermano de: P. Gilberto Gomes Gauto, de Don Virgilio Merelli, de Don Angelo Cordischi y del P. Settimo De Martin. La hermana de Don Pietro Vazzoler y Sor Domenica, hermana de Don Giovanni Bianchin (ya fallecido). Entre tantos amigos y bienhechores, hago mención sólo de Nino Montalto (Palermo) y de Angelica Di Garona (Casa provincial de Buenos Aires).
Elevo al Señor una oración especial y particularmente afectuosa para
los cohermanos que viven con los límites de la enfermedad y de la
ancianidad; con su sacrificio y su oración son una parte preciosa de la
vida de nuestra familia religiosa. Las Constituciones, en el art. 60,
nos recuerdan: “El afecto y la comprensión hacia los cohermanos más
ancianos, que han gastado a menudo sus energías en el apostolado y que
nos enriquecen con su experiencia, son el signo tangible de aquella
comunidad-familia que queremos realizar en el nombre de Don Orione”.
Mando también un saludo a los jóvenes en el camino de la formación,
gracia y responsabilidad para todos, y a los cohermanos misioneros más
lejanos y en otras situaciones de frontera con mucho sacrificio por el
amor del Señor.
Concluyo agradeciendo al Señor y a todos vosotros queridos hermanos por
estos años de fidelidad y de sacrificios, míos y vuestros.
Por ese poco de bien hecho, Deo gratias!
Por los pecados y miserias: ¡Miserere nobis, Domine!
Siempre confiados en la Divina Providencia, ¡Ave María y adelante!
Vuestro hermano y padre en Cristo y en Don Orione,
Sac. Flavio Peloso, FDP
Superior general
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