sábado, 24 de octubre de 2015

RENOVAR Y FORTALECER EL CAMINO DEMOCRÁTICO ELEGIDO COMO NACIÓN

YA ESTAN MUY  PROXIMAS LAS ELECCIONES, SERÍA BUENO RELEER ESTE MENSAJE DE NUESTRO ARZOBISPO DE FECHA 2013 PERO NO POR ESO DEJA DE SER ACTUAL.


“Para que emerja una riqueza de pueblo y una grandeza de nación”
Mensaje al Pueblo de Dios del Presbiterio y del Arzobispo de Resistencia (Chaco)
1.      El Arzobispo de la arquidiócesis de Resistencia, con el Presbiterio, reunidos para su encuentro de Adviento, queremos aportar nuestra reflexión sobre los acontecimientos que nos han preocupado en estos últimos días y que son de dominio público. Nos motiva el deseo de continuar buscando el encuentro de todos, el diálogo que da frutos y la búsqueda de consensos superadores, para resolver nuestros conflictos. Nos sentimos cercanos al sufrimiento de personas que fueron víctimas de los saqueos, pero lamentamos más las pérdidas de vidas humanas que enlutan nuestra convivencia social. Condenamos todo tipo de vandalismo y violencia cuyo único efecto es encerrarnos en una espiral que ahoga y mata, como lo muestra el momento presente.

2.      Nos parece necesario actuar de una manera urgente y eficaz en la coyuntura, a fin de terminar con el avasallamiento y el temor provocado en la población en general, por la delincuencia que ha ganado las calles. Que los responsables de la seguridad extremen las medidas preventivas y acciones conducentes a defender las vidas de los ciudadanos, el trabajo y el capital privado que está en riesgo.

3.      Corresponde al mismo tiempo, defender el camino democrático elegido como Nación y renovar entre todos la responsabilidad por fortalecerlo. En este marco, nos parece muy importante que los dirigentes sociales y políticos testimonien una mayor coherencia en las responsabilidades asumidas ante la gente, tanto en la conducción como en la administración de los recursos, cuyas carencias provocan una reacción social crítica. Nos urge tomar conciencia de los derechos y obligaciones que cada uno tenemos, para no perder representatividad en los roles sociales y responsabilidad en las tareas que nos corresponden.

4.      Nuestro compromiso fundamental en el orden civil lo constituyen la República, la Constitución y las Leyes y la Democracia como sistema político. De aquí nace nuestro empeño por defender las instituciones que sostienen nuestro orden social. Resulta también justo que todos, comenzando por las instancias que desempeñan una responsabilidad social y / o política asuman el deber de generar el diálogo, de escuchar los reclamos para encontrar consensos que garanticen la dignidad y el bienestar de todos. Un clima sereno permite que las palabras, los gestos o las opiniones no susciten violencia que nos lleven a confrontar los derechos y las obligaciones. Nos debemos entre todos el compromiso urgente por la educación en valores sociales y civiles, como camino esencial para la vida en justicia social.

5.      No podemos dejar de recordar el mensaje reiterado de la Iglesia en favor de la “amistad social”. Solamente el perdón y la aceptación del otro diferente, pero hermano al mismo tiempo, nos puede llevar a una “unidad de nación” tan necesaria para superar las dificultades y para proyectar un futuro que incluya a todos en un crecimiento equitativo, buscando el bien común, pero priorizando a los que menos tienen.
6. Pero por sobre todo, como comunidad eclesial, queremos apuntar al cambio más profundo: el del corazón y el de los sentimientos. Nuestro compromiso nace de la fe, porque somos cristianos, pero también quiere dirigirse a todo hombre y mujer de buena voluntad que en su conciencia y vida aspira y construye un mundo más humano y más fraterno.  Que la paz, junto con el bien de todos y de cada uno, emerja como riqueza del pueblo que somos, y como signo de grandeza de la nación que entre todos nos debemos como una deuda recíproca.
7. El Papa Francisco en su primera comunicación a la Argentina nos dejó en los oídos y en el corazón un consejo y un mandato: “Cuídense unos a otros”. En este momento, estas palabras suenan aún más que oportunas. Miremos también a la Iglesia de Jesús, con su imagen, aquella de “una tienda de campaña después de una batalla”. Necesitamos entre todos buscar modos para curar nuestras heridas sociales, porque hay tantas necesidades en nuestras familias, hay hambre de futuro en nuestros jóvenes y hambre de justicia en muchos corazones. Necesitamos sanar nuestros vínculos entre vecinos, en nuestros ámbitos de encuentro, entre los que pensamos distinto, entre los que tenemos distintas tradiciones religiosas. Necesitamos sanar nuestros miedos y arriesgar a dar el primer paso hacia el encuentro…
8. Creemos que la luz de la Navidad, ya cercana, puede brillar más nítida en estas “tierras de sombras” porque “un niño nos ha nacido”, “un hijo nos ha sido dado” (is 9,1.5). La palabra de Dios hace triunfar la esperanza también hoy y ahora, para que nuestra historia de pueblo madure en frutos que hagan olvidar las penas y el desánimo. Que suene con más fuerza esta vez, y con más verdad, el canto de los ángeles en Navidad que anuncian la cercanía de nuestro Dios: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres amados por él, paz a los hombres y mujeres de buena voluntad” (cf. Lc 2,14).



Mons. Ramón Alfredo Dus y el Presbiterio
Arquidiócesis de Resistencia
11 de diciembre de 2013

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