Hijos míos ¡estrechémonos a María Santísima y estaremos a salvo!. Invoquemos incesantemente su maternal patrocinio y tengamos una fe viva: de María podemos y debemos esperarlo todo. Ella sola basta para otorgarnos el triunfo sobre toda tentación, sobre todo enemigo, para hacernos superar todas las dificultades, vencer las batallas más difíciles para el bien de nuestras almas y para el triunfo de la santa Iglesia de Cristo.¡ Felices los que se abandonan en las manos de María!. ¡ Felices los que de manos de María ofrecen al Señor sus oraciones, sus sacrificios, sus sudores, las lágrimas, las cruces! . ¿ No serán más estimadas por Dios y más eficaces nuestras oraciones? . Nuestras buenas obras y nuestras tribulaciones ¿No cobrarán más valor por los altísimos méritos de María?.
¡ Gran confianza entonces hijos míos en María Santísima, y tiernísima devoción a María!.
¡ Oh, la utilidad por no decir la necesidad de la devoción a María!.
¡Cuanto pero cuanto bien harán si caminan junto a la Madre Celestial!
Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María... María no tiene, después de Dios, quien la supere o iguale en amarnos. Yo me pongo a mí mismo y a todos Ustedes en las manos de la Virgen, nuestra amadísima madre y fundadora.
¡ Fe y ánimo, hijos míos!. ¡ Ave María y adelante!. Nuestra celestial Madre y Fundadora nos espera en el cielo.Con gran amor en Jesucristo, como padre los bendigo a todos y a cada uno, y que la bendición de Dios permanezca siempre sobre Ustedes.
Vuestro affmo en Jesucristo Crucificado y en la Santísima Virgen Inmaculada.
Sac. Juan Luis Orione
Fuente: Claudia Barreto.
¡¡¡¡¡EN EL MES DE MARÍA, INVOQUÉMOSLA CON EL ROSARIO!!!!
El Santo Rosario
con
los sentimientos
de
San Luis Orione
“Hijos míos ¡estrechémonos a María Santísima y estaremos a salvo!. Invoquemos incesantemente su maternal patrocinio y tengamos una fe viva: de María podemos y debemos esperarlo todo. ¡Gran confianza entonces y tiernísima devoción a María Santísima!.
¡ Oh, la utilidad por no decir la necesidad de la devoción a María!. ¿Se puede concebir un buen cristiano que no tenga amor y devoción a nuestra dulcísimo Madre?.
Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María... Ella no tiene, después de Dios, quien la supere o iguale en amarnos.
Su benignidad no solo socorre a quien ruega sino que muchas veces liberalmente se adelanta al ruego.
La Pequeña Obra es suya, es obra de su maternal bondad: esta consagrada particularmente a ella. Nuestro Instituto es como un hijito suyo…está bajo las alas de la Divina Providencia tan pequeño como un pollito, y va caminando bajo el manto de María. Yo me pongo a mí mismo y a todos Ustedes en las manos de la Virgen, nuestra amadísima madre y fundadora. ¡Fe y ánimo, hijos míos!.
¡Ave María y adelante!
Oración: “Tu sabes, oh Virgen santa, que esta pobre Obra, es Obra tuya; Tu la has querido, has querido servirte de nosotros miserables, llamándonos al alto privilegio de servir a Cristo en los pobres…ahora desciende y ven a infundirnos una profunda vena de vida interior, de espiritualidad…
¡Danos, oh Maria, un ánimo grande, un corazón grande y generoso que llegue a todos los dolores y a todas las lagrimas!”. Amén
MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios. (Lucas 1, 30-32, 38)
“En María se halla el ideal más perfecto de la humildad, de pureza y de caridad, y Dante teniendo la necesidad de presentar un ejemplo de humildad evoca el misterio de la Anunciación. No hubiera podido elegir rasgo más eficaz”
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. (Lucas 1, 39-43)
“… Cuando las palabras de Isabel le harán sentir su gran dignidad de Madre de Dios, no tendrá una sensación de complacencia, sino que agradecerá a Dios y su pensamiento se elevará para bendecirlo a Él solo: ¡ Mi alma glorifica al Señor!...”
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. (Lucas 2, 6-11)
“Contemplemos la Madre de Dios, que tiene entre sus brazos su divino hijito, hecho niño. Considerémonos nosotros también niños y pongámonos en los brazos de la virgen, cada día, siempre, pero especialmente cuando nos parece que las cosas van mal… pongámonos sobre el corazón de la Virgen, en lugar del niño Jesús, y digámosle que ahora debe sostenernos a nosotros como le sostenía a Él”
4. La Purificación de la Virgen Santísima. (Lc 2, 22-25, 34-35)
“¿Cómo no recordar que por amor a nosotros consintió en ser Madre de Dios? ¿Qué por amor a nosotros consintió en inmolar a su Hijo único? Sacrificio bello y heroico, más que si se nos hubiera dado a si misma”.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo. (Lc 2, 41-47)
“…¿Y nosotros, pobres pecadores, donde encontraremos ahora y siempre a Jesús? …En los brazos y en el corazón de María!. Bienaventurados los que se abandonan en los brazos de María. Los que ofrecen al Señor sus oraciones, sacrificios, fatigas y cruces por las manos de María”.
MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto. (Lc 22, 39-46)
“La Virgen los hará esperar, los hará rezar, pero luego es la mamá, es la mamá que nos ha dado a Jesús, y que no les negará nada para vuestros queridos hijos… ¡Cuantos a los pies de María encontraron consolación, han conseguido la luz, el amor!…”
2. La Flagelación del Señor. (Jn 18, 33, 19;1)
“La Madre de Dios y Madre nuestra que nos tiene junto a sí, nos quiere acercar a ella para darnos ánimo, para levantar nuestro espíritu cansado y falto de esperanza, nos estrecha junto a su corazón…la Virgen celestial nos quiere decir: estás conmigo, camina y trabaja conmigo, levántate no debes temer, estoy contigo…”
3. La Coronación de espinas. (Mt 27, 29-30)
“Sólo pensar en la virgen, en la dulcísimo Madre de Dios y nuestra, el ánimo se tranquiliza, la mente se serena, al hablar de la Virgen se difunde la alegría, es como una onda de suavísima paz espiritual y al invocarla se reintegra el valor y me vuelve la vida más profunda. ¡Felices los padres que ofrecen sus hijos en las manos de la Madre del Señor y Madre nuestra!
4. El Camino del Monte Calvario. (Mt, 27, 31; Jn 19, 17; Mc 15, 21)
“Gran consuelo es para nosotros el habernos dejado nuestro Señor, como hijos de tan grande Madre, de aquella Bendita que fue su Madre! También nosotros por cuanto débiles y pecadores, somos, hijos de una tiernísima y misericordiosísima Madre…”
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. (Lc 23, 33-34, 44; Jn 19, 33-35)
“Acuérdate Virgen Madre de Dios, mientras estas en la presencia del Señor, de hablarle e implorarle por ésta humilde Congregación que es tuya, que es de la Divina Providencia nacida a los pies del crucifijo en la gran semana del “todo se ha cumplido”.
“Gran consuelo es para nosotros el habernos dejado nuestro Señor, como hijos de tan grande Madre, de aquella Bendita que fue su Madre! También nosotros por cuanto débiles y pecadores, somos, hijos de una tiernísima y misericordiosísima Madre…”
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. (Lc 23, 33-34, 44; Jn 19, 33-35)
“Acuérdate Virgen Madre de Dios, mientras estas en la presencia del Señor, de hablarle e implorarle por ésta humilde Congregación que es tuya, que es de la Divina Providencia nacida a los pies del crucifijo en la gran semana del “todo se ha cumplido”.
MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor. (Mt 28, 5-6)
“A Jesús lo adoramos porque es Dios. A Maria la honramos y la veneramos con especialísimo honor y veneración, puesto que es la madre de Dios y Madre nuestra. Te suplicamos Señor, que al celebrar las virtudes de tu gloriosa Madre y siempre Virgen María, nos socorra su intercesión, de manera que caminemos por el camino de la humildad, de la pureza y de la caridad”.
2. La Ascensión del Señor. (Lc 24, 50-51; Mc 16, 20)
“Jesucristo es el mediador supremo y omnipotente por naturaleza; María, Madre de Dios, es Mediadora por gracia del mismo modo que por gracia es omnipotente. Su plegaria es eficaz y su mediación inefable. Ella todo lo puede ante el corazón de Dios”
3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch 1, 14; 2, 1-4)
“¡Te quiero a Ti, oh Santa Virgen: Te llamo, Te sigo, Te amo! ¡Fuego, dame fuego, fuego de santo amor a Dios y a los hermanos: fuego de amor divino que encienda las antorchas apagadas, y resucite todas las almas!
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. (Ct 2, 10-11, 14)
¡Qué pura y qué bella es la Virgen Santa! ¡Tan soberana, tan hermosa que parecía Dios!¡Revestida de luz, rodeada de resplandor y coronada de gloria; grande y gloriosa, con la gloria y grandeza de Dios! Ninguna criatura, ni en la tierra ni en los cielos, puede igualarse a María, Madre de Dios”
5. La Coronación de la Santísima Virgen. (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1)
“He visto moverse las piedras: he oído cánticos celestiales¡y hasta las piedras cantaban! soñé con la Santísima Virgen: ¡he visto a la Virgen trabajar con nosotros! las obras de fe y de caridad cobraban vida y florecían, y cantaban con nosotros a coro: ¡María!¡ María! ¡María!. ¡Qué pura y qué bella es la Virgen Santa! ¡Tan soberana, tan hermosa que parecía Dios! ¡Revestida de luz, rodeada de resplandor y coronada de gloria; grande y gloriosa, con la gloria y grandeza de Dios!
MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Mt 3, 13, 16-17)
“Bendita y digna de veneración eres Tú, María. Venimos a tus pies con alegría y gozo, con amor y confianza de hijos. Suba hacia ti, nuestra oración, me arrodillo y pido por todos Virgen Santísima. En particular por la Pequeña Obra de la Divina Providencia, por todos los bienhechores y amigos, por los jóvenes y por nuestros amados pobres”
2. La autorevelación de Jesús en las bodas de Caná. (Jn 2,1-5)
“Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María…Dios no quiso venir a nosotros más que por medio de María…Ella es omnipotente por gracia, pues María todo lo puede sobre el corazón de Jesús, su Hijo…Ella revela su ternura, el amor generoso que arranca al hijo el primer milagro, amor delicado ”
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. (Mc 1, 15, 21; 2,3-11; Lc 7, 47-48)
“Dar la Virgen a las Almas, quiere decir darle a Jesucristo, a Dios, a la Iglesia, la Fe, quiere decir darle la Salvación…
¡Llévame, Virgen bendita, a las muchedumbres de las plazas y caminos; empújame a abrazar a huérfanos y pobres, a los miembros abandonados, dispersos, sufrientes, del Cuerpo de Cristo, tesoros de la Iglesia de Dios…Y después …¡el santo Paraíso!”
4. La Transfiguración. (Mt 17, 1-3, 5)
¡Alégrate, sublime Mujer del Cielo, y recibe mi agradecimiento por tus muchos beneficios y prodigios! ¡Madre de nuestras madres, omnipotente por gracia ante el corazón de Dios, ruega por nosotros, pecadores!
5. La institución de la Eucaristía. (Jn, 13, 1; Mt 26, 26-29)
¡Honremos a María! Invoquemos su nombre, supliquémosle que nos infundaun poco de su pureza inmaculada, y que nos limpie; que nos tome de la mano y nos guíe;que nos conceda la sencillez de los corazones puros, que ven a Dios y lo interpretan;¡que la Virgen Santa nos dé el amar a Jesús por sobre todas las cosas, y la fuerza de caminar virilmente con Cristo!
(folleto del mes de octubre, mes del rosario)
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