El carisma de Don Orione, como todo carisma, es un don otorgado a la Iglesia y al mundo que se traduce en una espiritualidad, una ética y una práctica destinada al bien común y a hacer realidad el Reino de Dios en este mundo. Por lo tanto, ese carisma implica una experiencia de Fe, una espiritualidad encarnada, una vocación y misión particular en la Iglesia y en el mundo que se viven desde relaciones de mutua confianza, colaboración, unidad y reciprocidad entre las distintas vocaciones (religiosas, consagradas y laicas) de la familia orionita. Sin dudas para nuestro Santo, era central el modelo “familia”, con todo lo que esta (la familia natural, la familia de Nazaret, la familia Religiosa) conlleva en cuanto a actitudes humanas, espirituales y prácticas.
Ser familia es también una gracia de Dios y al vivirla como tal, ya no hay “mío” sino “nuestro”, y el “yo” se funde en el “nosotros” como signo de una plena relación vital; donde cada uno, como decía Don Orione, “no es siervo sino hijo, no es usuario sino miembro”.
El espíritu de familia vivido y transmitido por Don Orione tiene su raíz profunda en
Jesús. “Para aumentar la gloria del Señor no es suficiente con ser muchos; es necesario que los muchos estén unidos en el Señor con un corazón solo y en una alma sola. (…) Es la caridad, el amor de Dios que nos impulsa a tomarnos fraternalmente las manos para caminar unidos”. Este es el espíritu que respiraban los hermanos y hermanas de la primera hora, “porque el espíritu de la Pequeña Obra es espíritu de caridad”, y que se convirtió en ellos en un estilo de vida y le imprimió un carácter especial al carisma que todos nosotros, sus herederos, debemos alimentar y difundir.
Como es ya conocido, el 20 de noviembre de 2012, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, reconoce al MLO como Obra propia ligado a los Institutos religiosos de la Obra Don Orione y aprueba ad experimentum el Estatuto. Este reconocimiento pontificio es la culminación de un largo proceso comenzado en los años 1992 - 1993 con la decisión de los capítulos generales FDP y PHMC de impulsar un Movimiento de Laicos orionitas, y que requirió también la aprobación en el año 2002 de la Carta de Comunión, el documento donde se expresaron los principios fundamentales del MLO.
Para nosotros, laicos orionitas, el MLO es una oportunidad de poner en contacto y estrecha colaboración las múltiples formas de vivir y compartir el carisma, es una ocasión para reconocer que hay una misteriosa “sintonía” entre personas y grupos diversos que permite compartir la riqueza de cada uno y de todos. El MLO es puente, sinergia, colaboración, comunicación, coordinación, trabajo en equipo, comunión.
Es también una oportunidad para los laicos de redescubrir la propia misión de construir el Reino de Dios desde las distintas formas de vida y de participación en la vida familiar, social y política, es una oportunidad de hacer juntos un camino de formación y oración y finalmente es la oportunidad de mejorar y enriquecer las relaciones entre laicos y religiosos.
El MLO no es una estructura rígida y uniforme. Su organización pretende ser ágil y adaptada a las distintas realidades del mundo orionita, con criterios ciertos de pertenencia y admisión para los distintos grupos y de los laicos individuales.
El MLO no debilita los grupos ya existentes sino que los potencia y los integra en una realidad más amplia.
Por último podemos decir que el MLO no es un instrumento de la Congregaciones religiosas, pero está en comunión con ellas. No se confunde ni se funde en ellas pero caminan juntos. Depende de quién garantiza en la Iglesia el carisma (la PODP) pero tiene su propia autonomía expresada en su naturaleza laical, sus estructuras organizativas, sus proyectos y sus caminos formativos propios.
El reconocimiento oficial del MLO es muy significativo ya que permite insertar al MLO en la comunión eclesial, le da visibilidad en la Iglesia y en el mundo, permite testimoniar el carisma orionita desde un perfil laical, posibilita que el MLO trascienda en el tiempo y más allá de las personas, consolida la unidad interna y consagra la pertenencia a una única familia, la de Don Orione.
Esta experiencia de familia que camina unida, con sus propias características, ha sido una realidad ya desde los inicios del Movimiento Laical Orionita en Argentina.
El 28 de mayo de 1996, en Buenos Aires, se realizó el primer encuentro representativo de laicos de distintas Comunidades de la Obra Don Orione en Argentina. Se logró conformar, en la práctica, la primera coordinación del MLO que estuvo integrada ya desde aquel momento por laicos de ambas Provincias religiosas. Fue ya una primera señal de integración propia de una verdadera familia.
Al año siguiente, en agosto del año 1997, se realiza en Claypole, un encuentro de todas las Comunidades bajo el lema: “Ser sal y luz para el mundo de hoy”.
En ese mismo año, en octubre, un grupo de quince laicos de Argentina, acompañados por algunos religiosos, participaron del Encuentro Internacional del MLO, en Rocca di Papa, Roma.
La vitalidad del MLO en Argentina se expresa fundamentalmente a través del compromiso de tantos laicos, viviendo con los rasgos del carisma de don Orione en primer lugar en sus familias, en sus trabajos y en los ámbitos sociales de pertenencia y en segundo lugar a través del apostolado generoso en las distintas obras de la PODP.
A nivel nacional y organizado por la Coordinación territorial, desde el año 2000 se han llevado a cabo 11 Encuentros de Familia con participación masiva de laicos y religiosos, más de 20 retiros espirituales en distintas zonas del país, 4 reuniones de referentes y coordinadores locales de todo el país y la puesta en marcha de Escuelas de formación sistemática que junto con el trabajo de las fichas y subsidios anuales, han contribuido a la formación cristiana y carismática de los laicos orionitas.
La Coordinación territorial de Argentina está compuesta por un Coordinador Territorial, un Vice coordinador territorial, una Secretaria operativa, Consejeros Provinciales encargados del MLO y Asesores espirituales FDP y PHMC.
A su vez se ha dividido al país en cuatro grandes zonas que agrupan, por proximidad territorial a los laicos de las diversas comunidades (FDP y PHMC) para facilitar la comunicación y los encuentros.
Queda todavía un largo camino para crecer y consolidar las estructuras que le den al MLO perseverancia en el tiempo. Desde ya que contamos con lo más importante: el compromiso y la fidelidad de tantos laicos que en algún momento de sus vidas fueron llamados a conocer y compartir el carisma de nuestro Fundador, San Luis Orione.
Coordinacion territorial MLO - Argentina