Toda la Iglesia está llamada a caminar con Jesús por las
calles del mundo, para encontrar a la
humanidad necesitada de hoy
(RV).- Sigan siendo
«curas que corren» para servir a Cristo en los pobres y marginados,
siempre atentos para que la fe no se vuelva ideología, ni la caridad
filantropía. Exhortación, aliento y gratitud del Papa Francisco, con su cordial
bienvenida a los participantes en el Capítulo General de La Pequeña Obra de la
Divina Providencia, Congregación fundada por San Luis Orione, encabezados por
el nuevo Superior General, Don Tarcisio Vieira.
«Siervos de Cristo y de los pobres», fidelidad y profecía en
diálogo con las periferias de la pobreza y de la nueva evangelización, con el
tema sobre el que han reflexionado en días pasados, el Obispo de Roma hizo
hincapié en las dos dimensiones de la vida personal y apostólica, que deben
estar siempre unidas:
«Están llamados y consagrados por Dios para permanecer con
Jesús y servirlo en los pobres y en los excluidos de la sociedad. En ellos,
ustedes tocan y sirven la carne de Cristo y crecen en la unión con Él,
vigilando siempre para que la fe no se vuelva una ideología y la caridad no se
reduzca a filantropía. Y que la Iglesia no acabe siendo una ONG.
«El ser siervos de Cristo cualifica todo lo que son y hacen,
garantiza su eficacia apostólica, hace fecundo su servicio. Don Orione les
recomendaba «buscar y curar las llagas del pueblo, curar sus enfermedades,
salir a su encuentro en lo moral y en lo material: de este modo su acción no
será sólo eficaz, sino profundamente cristiana y salvadora» (Escritos 61,114).
¡Los aliento a seguir estas indicaciones, más verdaderas que nunca! En efecto,
de este modo no sólo imitarán a Jesús Buen Samaritano, sino que ofrecerán a la
gente la alegría de encontrar a Jesús y la salvación que Él brinda a todos».
En efecto, «quienes se dejan salvar por Él son liberados del
pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo
siempre nace y renace la alegría», señaló el Papa, con su Exhortación Apostólica
Evangelii gaudium (1). Y reiterando que el anuncio del Evangelio, en especial
en nuestros días requiere tanto amor al Señor, unido a una especial iniciativa,
evocó al Fundador y a los «curas que corren», renovó su exhortación a «salir»
llevando la misericordia de Dios, sin perder de vista su pertenencia a la
Iglesia y a su comunidad:
«Con Don Orione, yo también los exhorto a no permanecer
encerrados en sus ambientes, a ‘salir’. Hay tanta necesidad de sacerdotes y
religiosos que no se detengan sólo en las instituciones de caridad – aun tan
necesarias – sino que sepan ir más allá, para llevar a todos los ambientes,
también lejanos, el perfume de la caridad de Cristo. Nunca pierdan de vista su
pertenencia a la Iglesia y a su comunidad religiosa, su corazón tiene que estar
donde está su ‘cenáculo’, pero luego hay que salir para llevar la misericordia
de Dios a todos, sin distinción».
Sin olvidar la importancia de la adhesión personal a Cristo,
de la formación espiritual, de los jóvenes y de las vocaciones, el Papa
Francisco, encomendó a toda la Congregación a la maternal protección de la
Virgen María, «Madre de la Divina Providencia». Renovó su ruego de rezar por él
y su servicio a la Iglesia y les dio su Bendición Apostólica, abrazando también
a todos los que comparten el carisma de la familia orionista.