lunes, 10 de agosto de 2015

LA POLÍTICA SEGÚN DON ORIONE




Nuestra política es la caridad

Una carta a los amigos, a los bienhechores y a todos los “corazones generosos”.
Don Orione sabe hacerse el mendigo a favor de los huérfanos de San Antonio que él está encaminando hacia un trabajo agrícola honesto y remunerativo. No quiere hacer alarde de sí mismo ni de su obra.
No piensa tomar posición en la feria de la vanidad, al contrario, para llevar adelante su Obra, ha tenido que afrontar humillaciones de toda clase.
No obstante él desea continuar, pensando en los papás que, partiendo hacia la guerra, se los han encomendado.
A los corazones generosos:
Hace ya varios años, en el nombre bendito de San Antonio, ha surgido a las puertas de Cuneo, la Colonia Agrícola para jóvenes huérfanos o abandonados. Ellos frecuentan la Enseñanza General Básica en la ciudad y luego son encaminados hacia labores campestres.
Con el correr de los años, nuestra Colonia va tomando un desarrollo consolador; los huérfanos son siempre más numerosos. Esto no lo decimos para formar parte de la feria de la vanidad, pues, delante de Dios, sentimos muy bien, que somos siervos inútiles y nuestro modesto trabajo no es otra cosa que parte de nuestro deber elemental.
Pero para quien todavía no nos conoce, es bueno que se sepa que la nuestra no es sólo una obra de fe y de beneficencia, y que el Instituto de Cuneo no es un simple asilo de huérfanos, sino que quiere ser algo más: una obra de utilidad pública y social.
Nosotros queremos mantener los huérfanos en la religión de los padres; queremos que crezcan en la virtud y en un trabajo honesto, inteligente y remunerativo, que los prepare y los forme trabajadores robustos, fuertes, morales, amables, francos: para la vida, la familia y la patria.
A nuestros huérfanos, no le ha faltado nunca, nada, gracias a la generosidad de todos. Pero al estallar la guerra, los tiempos han cambiado. La caridad cuenta sus reservas que los cálculos humanos no conocen.
El tiempo de guerra es una dificultad grave para las bolsas, ciertamente; pero para los corazones es al revés, es un estímulo mayor.
¿ No es quizás ahora que se siente más viva la piedad hacia las víctimas directas o indirectas de la guerra? Y nosotros hemos conocido, en esta hora difícil, corazones muy generosos!

Muchos padres, respondiendo al llamado de la Patria

... nos han confiado lo que tenían de más querido, sus hijos; y si han partido era porque sabían que sus hijos estaban en un lugar seguro; y la misma muerte, a muchos de ellos, le ha debido parecer menos dolorosa porque tenían nuestra promesa de que si los pequeños hubiesen quedado huérfanos, habrían encontrado con nosotros una familia.
Esto quiere de nosotros Jesucristo; esto quiere de nosotros el amor de patria.
Faltarán los huérfanos, antes que la caridad de Cristo deje arder y encender nuestro pecho!
No miren si somos sacerdotes o frailes: miren solamente que nos hacemos padres de vuestros huérfanos!
La Iglesia no es un partido, y nosotros, de la Divina Providencia no hemos consagrado las energías y la vida a un partido, sino a un alto ideal que es vocación religiosa y apostolado santo de bien. Nuestra política es la caridad, una política tan amplia que no ve partidos: la política es el Padre Nuestro! La caridad de Cristo nos urge!
Pero tenemos necesidad de ayudar, y hablo a los generosos. Quien da  los huérfanos de San Antonio, presta a Dios!
Las monedas de la viuda serán bienvenidas como el pedazo de plata del negociante o el billete del banquero, y todos tendrán el derecho el mismo título de agradecimiento de nuestros huérfanos.
Sacerdote Orione de los H.D.P.
Escritos 61-89

“El amor de Cristo nos urge!”
(2 Cor. 5,14)