martes, 15 de noviembre de 2011

* ¡¡¡90 AÑOS HAN PASADO!!!

EN EL MES DE MARÍA, 16 DE NOVIEMBRE ANIVERSARIO DE LA PRIMERA VISITA DE DON ORIONE A LA VIRGEN DE LUJAN.

Don Orione, en procesión por las calles de Victoria.con Ntra Sra de la Guardia











Don Orione junto al P.Montagna y aspirantes de la casa de Lanus y clérigos ,visitan a la Virgen de Lujan , el 21 de junio de 1935.








“La devoción a María –nos recuerda Don Orione–
no es simplemente un adorno de nuestra santísima religión, ni una flor cualquiera, un socorro,
como tantos otros de los cuales podemos servirnos o no, como nos gusta; sino que es una parte integral. Dios no quiso venir a nosotros más que por medio de María. Y nosotros no podemos
ir a Dios más que por medio de María”.
Para comprender esta gran devoción de Don Orione, es preciso acercarse a su historia personal,
toda entrelazada de “gracias” y de “devoción”, que llenaba de María toda su vida.
Esta experiencia de relación filial con la Madre se extiende a la vida de su Obra desde la fundación, tanto que Don Orione llega a decir “es María Santísima la Celestial fundadora de la Congregación.
Lo considero por los hechos extraordinarios acaecidos en los comienzos de la Pequeña Obra y en
el decurso de estos años”. También desde los inicios de su obra en Argentina,Don Orione encontró la presencia de la Virgen Santísima en los momentos fundamentales. Tanto que su llegada por primera vez a nuestro país estuvo marcada por la presencia de María,
la que se mantendría a lo largo del tiempo hasta nuestros días.
Luján: una larga historia de encuentros
Aún desde antes de pisar por primera vez tierra argentina, uno de los deseos de Don Orione era
llegar a los pies de la Virgen de Luján. Así se lo expresaba en una carta del 5 de noviembre
de 1921 a Mons. Maurilio Silvani, secretario de la Nunciatura en Buenos Aires: “Estaré en
Buenos Aires para el 13 de noviembre, en la peregrinación de los italianos al Santuario de
Luján (...) llegaré tal vez en la vigilia, haré todo lo posible por estar, y comenzar a los pies de la Virgen la Misión de los hijos de la Divina Providencia en Argentina”. El retraso del barco en el que viajaba desde Brasil, le impidió a Don Orione llegar a tiempo para esa peregrinación, pero rápidamente (el 16 de noviembre) cumplió con su promesa de estar a los pies de la Patrona de nuestro país. Claro que no sería esa su última visita, ya que durante sus dos viajes a su segunda patria, no menos de ocho veces iría a Luján, en una clara muestra de cuanto amor, confianza y devoción le profesaba el Apóstol de la Caridad a la Madre de los argentinos.
Las primeras visitas
Luego de aquel 16 de noviembre de 1921, en el que se llega por primera vez “a los pies de Ntra. Sra. de Luján, la amabilísima Madre, en cuyas manos me puse yo mismo junto a la causa de los huérfanos”, Don Orione visita varias veces el Santuario. De hecho, a los pocos días, el 29 de noviembre por la tarde, Don Orione vuelve a Luján y se queda hasta el día siguiente. Desde allí envía algunas cartas y estampas con la imagen de la Virgen. Además escribe en el libro de firmas de los sacerdotes. Mientras tanto, ya había conocido la que sería su primera fundación: una iglesia en Victoria –casi abandonada– donde se encuentra con una imagen de la Virgen de la Guardia, la misma a la que tanta devoción le tenía en Italia. Este acontecimiento providencial, más las necesidades de un pueblo que estaba como “oveja sin pastor”, hace que decida plantar en ese lugar su congregación. Para poder llevar a cabo la tarea, manda pedir “refuerzos”. Los religiosos recién llegados de Italia a principios de febrero de 1922, junto a Don Orione, van al Santuario de Luján y allí son hospedados por los padres Lazaristas. Don Orione se siente particularmente feliz porque sus hijos, los primeros misioneros en Argentina, son de algún
modo, “huéspedes” de la Santísima Virgen. El 11 de febrero se abre oficialmente la iglesia de
Victoria (que más adelante sería Parroquia “Ntra. Sra. de la Guardia”), quedando el P. José Zanocchi al frente de la misma, mientras que los PP. Contardi y Montagna, más el clérigo Castagnetti, permanecen en Luján junto a los Lazaristas para estudiar el castellano, amoldarse al ambiente de vida propio de aquí y prepararse para proseguir.





.PRESENCIA MARIANA EN LAS OBRAS DE NUESTRO PAÍS.
“Cuatro individuos atraviesan los pórticos de madera de una iglesia, prácticamente en estado de abandono, ubicada en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, llamado Victoria. Es el mes de noviembre de 1921. De pronto, uno de ellos que es sacerdote, se separa del resto, y hasta parece haber perdido la compostura. Se lo ve como exaltado primero, conmovido y arrodillado después, frente a una imagen de la Virgen, elevando los brazos y, diciendo en alta voz: ‘¿Es que no lo ven?; ¡Es la Virgen de la Guardia!’... palabras encendidas que salen de la boca de Don Luis
Orione. Que agrega: ‘Vine a la Argentina con la intención de edificar una iglesia a la Virgen; pero la Virgen fue más diligente que yo y me la da ya hecha. Cuando partí de Génova prometí consagrarle todas mis obras en América y ahora me siento feliz de verla honrada aquí’”.
El relato describe el mismo momento en que Don Orione visita la que sería su primera casa en nuestro país: Victoria. Años más tarde, durante su segundo viaje, en enero de 1935, Don Orione acepta que su Obra se haga cargo del santuario de Nuestra Señora de Itatí, en Corrientes. Dos años después, en junio de 1937, volvía a visitar a María a las orillas del río Paraná: “… Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de encontrarme en la Casa de la Virgen. A los pies de la SS. Virgen de Itatí pude celebrar dos Misas, y pasé horas felices, y raramente sentí tanta alegría como entre estos cohermanos
nuestros. Rogué por ustedes y por todos…”. La especial devoción y amor filial de Don Orione hacia la Virgen se expresa en también en muchas de sus obras en nuestro país dedicadas a advocaciones marianas: las ya mencionadas de Ntra. Sra. de Itatí y Ntra. Sra. de la Guardia (Victoria); y las parroquias de la Divina Providencia (Pompeya); del Carmen (Mendoza); de los Desamparados (Córdoba); de Luján, Lourdes e Itatí (Claypole); el santuario de la Inmaculada Concepción (Barranqueras); y los colegios Ntra. Sra. de la Divina Providencia (Pompeya) y El Ave María (Claypole). Y en aquellas que no llevan el nombre de la Virgen, una imagen de la Madre de Dios siempre nos acaricia con su presencia.


Fuente: Revista Don Orione