sábado, 19 de noviembre de 2011

* AMOR , SU VIDA ES AMOR PARTE IV









































Su corazón se dilataba cuando hablaba de Italia, en particular, y de su juventud.
Escribía desde Buenos Aires: "Hermanos míos muy queridos y amados, me parece escuchar las campanas de mi patria lejana que suenan a gloria por las ciudades y pueblos: su himno evoca en mí los más santos recuerdos: ellas cantan la resurrección de Cristo y me hacen llorar de fe, de alegría, de amor a Dios, de amor a ustedes, de amor a nuestra Italia".
Ordenó que en todas las casas de su Congregación hubiera una Biblia, la Suma de Santo Tomás, la Imitación de Cristo y el Dante. A los jóvenes alumnos escribía: "Defiendan con valor el bien y la educación católica recibidos. Difundan el espíritu de bondad: perdonen siempre: amen a todos; sean humildes, trabajadores, francos y leales en todo: el mundo tiene suma necesidad de fe, de virtud, de honestidad".
Pero las palabras mejores las reserva para los pobres; mientras que las más duras las usa para sí mismo. Los pobres son sus "patrones predilectos", nuestros patrones. Decía así, pero en realidad eran su corazón.
"En la puerta del Pequeño Cottolengo Argentino, a los que entren no se les preguntará cómo se llaman, sino solamente si tienen algún sufrimiento."
El mismo fue pobre. "Pobre sacerdote", como se califica una vez. Otra vez se dice un changador de Cristo. Estropajo, era una expresión que solía aplicarse a sí mismo y a los suyos.
De su vida escribe con una humildad y una dignidad que hace recordar a San Pablo: "Sostenido por la gracia del Señor, he evangelizado a los pequeños, a los humildes, al pueblo, al pueblo pobre al que han envenenado con teorías perversas y arrebatado a Dios y a la Iglesia; en el nombre de la Divina Providencia he abierto los brazos y el corazón a sanos y enfermos, de toda edad, de toda religión, de toda nacionalidad: a todos habría querido dar, junto con el pan corporal, el divino bálsamo de la Fe, pero especialmente a nuestros hermanos que más sufren y están más abandonados. Tantas veces he sentido a Jesucristo cerca de mí, tantas veces me pareció ver a Jesús en los más desdichados y los que están más abandonados".
Pero esto no le bastaba, y rezaba a la Virgen: "Vivir, palpitar, morir a los pies de la Cruz con Cristo. Beatísima Madre, haz que tus pequeños hijos, los hijos de la Divina Providencia, tengan amor; dales amor, ese amor que no es tierra sino fuego de caridad y locura de la Cruz. Danos, María, un alma grande, un corazón grande y magnánimo que llegue a todos los dolores y a todas las lágrimas. Haz que seamos verdaderamente como nos quieres tú: los padres de los pobres! Que toda nuestra vida esté consagrada a dar a Cristo al pueblo, y el pueblo a la Iglesia de Cristo; que arda y resplandezca de Cristo: y en Cristo se consuma, en una luminosa evangelización de los pobres: que nuestra vida y nuestra muerte sean un cántico dulcísimo de caridad, y un holocausto al Señor".
Este hombre, tan posesionado de su amor y de su obra, tenía también él un pobre corazón humano. De sus cartas surge con frecuencia como el lamento, el deseo, la dulzura de los afectos humanos. Ha amado a sus jóvenes, a sus pobres, a sus sacerdotes, con una ternura fraterna, materna. Muchas veces se encendía su fantasía, y después de haber escrito este párrafo formidable: "Amar a las almas, querer salvar a todas las almas, ayudar a Cristo a salvar, a salvar y santificar nuestras almas y las almas de nuestros hermanos, con total abnegación de nosotros mismos, total negación de nosotros mismos, total sacrificio; con total sacrificio de nosotros mismos, como hostias puras de Jesús, como corderos de Jesús, en pos de Jesús y todo por Jesús". Sentía el cansancio, la fatiga, su condición de hombre mortal, y añadía: "Animo! prosigan así, mis queridos hijos : así se llega al santo Paraíso. Animo y adelante, que el mañana nos deparará a mí y a ustedes el santo Paraíso. ¿Qué es la vida? Vapor est: mañana estaremos con Jesús. Ah! querido y santo Paraíso!" Al final Don Orione estaba y se veía cansado, casi terminado. De todas partes se le pedía y ordenaba que descansara. Pocos meses antes de la muerte, un ataque más grave lo dejó en tal estado que ya no pudo resistir a esas peticiones y órdenes. Aceptó ir a descansar a San Remo, donde murió.
II
Hablando de Don Orione en ocasión de su muerte se dijo que nunca se podría llegar a hablar adecuadamente de él mientras no se dispusiera de algún documento de su vida interior y se revelara algún secreto de su alma menos conocida. Aquí también lo hemos dicho (1º de agosto de 1940). Sus palabras, al igual que sus obras, estaban a la luz del día y eran para los demás. Pero seguramente habrá habido otras palabras pronunciadas bajo otra luz (ninguno habla en la oscuridad), destinadas no a nosotros ni a la historia, sino reservadas al propio espacio interior que supera toda dimensión geométrica. Si hay alguien que no calla cuando hace silencio, ése es el santo. Por otra parte, los santos que han dirigido a Cristo las palabras más encendidas no han sido, como podría pensarse, los contemplativos sino, y sobre todo, los activos. Santa Catalina de Siena, inquieta y trotamundos; Santa Teresa de Avila, reformadora y fundadora de tantas casas; San Francisco Javier, que escapa de Europa en pleno siglo XVI, toca el Japón y muere solitario en una isla de aquellos mares lejanos... Santos que cuando hablaban con Cristo debían haberlo hecho con palabras llenas de luz y de fuego puro. El que calla, aún frente a Dios, es el contemplativo. El contemplativo ve, y viendo se sacia y reposa, o simplemente palpita.
Es muy raro que queden entre los hombres huellas de esas palabras secretas. Muy raro, pero no imposible. Y casi siempre de forma casual. No no nos sorprende que de Pascal nos hayan llegado sus páginas matemáticas, las jansenistas y las apologéticas. Pero llama mucho la atención que nos haya quedado la revelación del fuego interior que lo iluminó en la noche misteriosa. Don Orione no era un gran escritor; o mejor dicho, no era un escritor, ni por vocación ni por elección, sino que escribía por necesidad como el común de la gente. Ello no obstante (como ya hemos insinuado), algunas de sus palabras eran de tal importancia y brotaban de un fuego tan profundo en una luz tan nueva que permanecerán más que muchas docenas de centenares de volúmenes de nuestro tiempo.
Gracias a un amigo, que ha preferido permanecer en el anonimato, tenemos cuatro páginas llenas, escritas en forma desordenada, con muchos puntos y aparte, equivocaciones evidentes, partes borradas y anotaciones añadidas entre líneas. Cuál fuera la intención de Don Orione yo no lo sé ni tampoco el amigo, o al menos no me lo ha dicho.
No parece ser parte de un sermón. Además, la fecha puesta entre paréntesis hace pensar en una anotación personal. Tampoco parece ser un escrito destinado a otros, porque nunca hubiera hecho tantas confidencias sobre sí mismo. Nosotros pensamos que esas cuatro páginas son el fruto de un momento de oración, el intento de conservar en el papel un recuerdo de afectos, un paso de luz, la señal de momentos intensos vividos en el silencio y que se fueron apagando lentamente, como el sol que se va poniendo entre los árboles al caer la tarde.
No digo un simple lector, pero sí que un experto de textos espirituales y místicos no podría permanecer indiferente ante algunas de esas frases incandescentes en las que en ciertos momentos desaparecen las mayúsculas en los puntos y aparte, y todo tipo de puntuación; y han quedado en el papel en forma desordenada, como un flujo de sangre proveniente de una herida imprevista, transformándose en estrofas poéticas. Es un texto que da testimonio de un alma absolutamente cristiana. Las últimas dos páginas reflejan una escritura más apresurada y desordenada; pero son las más directas y las más ricas de revelación interior. La fecha, puesta con la intención de escribir su vida con lágrimas y sangre (es decir, tejerla, hacerla, vivirla: para esto "escribía") indica claramente que se trata de los últimos años de Don Orione

* SOBRE EL EVANGELIO Y EL MUNDO PARTE III


















Sobre el evangelio escribe con amor y con una fuerza ingenua.
Habla de la Iglesia, del Papa, de los obispos, con el vigor de una consagración propia de la literatura piadosa de aquellos años, pero no frecuente en la vida cotidiana. A diferencia de los que disentían de Roma o de los que mostraban su consentimiento con argumentaciones falaces, habló siempre en términos tan claros y categóricos sobre el Papado y sobre los varios Papas que conoció que no sería posible contarlo entre aquellos acérrimos opositores que sostenían que la devoción al Papa cultivada el siglo pasado no era sino una desviación y una distorsión del auténtico sentimiento cristiano. Don Orione vio con claridad y afirmó con toda el alma que en el mundo contemporáneo estar con el Papa era la forma más rápida y eficaz de estar con Cristo.
Sobre el mundo y su historia nunca perdió la esperanza.
"Hermanos, los pueblos están cansados, desilusionados. Sienten que la vida sin Dios es vana, totalmente vacía. ¿Estamos en vísperas de un gran renacimiento cristiano? Cristo tiene piedad de las multitudes. Cristo quiere resucitar. Quiere volver a ocupar su lugar. Cristo avanza. El porvenir es de Cristo. Si por el pedestal se pueden deducir las dimensiones de un monumento, ¿qué representan veinte siglos para aquél que ha tenido al menos sesenta de preparación? Cristo ha resucitado. No, no es un fantasma; es El, el Maestro; es Jesús que camina sobre las aguas fangosas de este mundo tan turbulento y tempestuoso. El porvenir es de Cristo."
En otras palabras, Don Orione nunca ha dudado de que el mundo es todavía joven. Para él el fin del mundo no era algo inminente. No es que excluyera el sufrimiento, sino que lo consideraba el camino que lleva a la felicidad eterna y al cumplimiento terrenal de los mejores destinos humanos.
"Les prevengo que todavía no hemos comenzado a sufrir."
"Si vinieran tribulaciones y persecuciones, bendigamos al Señor.""Quizás puede parecer que Cristo esté muerto, pero es un Muerto que siempre, tarde o temprano, resucita."

* ESE FUEGO INTERIOR, PARTE II






















Son pocos los que han podido asomarse al fuego interior que consumía su alma, un fuego recóndito pero, a la vez, presente como Dios. Se podía entrever algo. Pudiendo, se quedaba levantado por la noche. No siendo en la comunidad, quién sabe dónde y cuándo comía. Algunas noches lo vieron acostado sobre la tarima del altar; otra vez en un comedero de animales; llevado, seguramente, por el amor de quien había nacido en un pesebre.
De su simple conversación se traslucía una vida prodigiosa. En su interior ardía un amor que no le daba tregua ni un solo instante, provocándole a veces el estremecimiento del éxtasis y un estado de soberana libertad propio de quien se dedica totalmente al alma y a Dios.
Nadie podrá narrar sus silencios, sus sueños, sus horas totalmente íntimas, los momentos de soledad pasados en unión con Dios, pero sí esa experiencia de amor que lo hace un hermano de Francisco de Asís, herido interiormente como él y, también como él, trovador siempre alegre, vivaz, enamorado que, como un viento, un fuego, o un aluvión, todo lo arrollaba con su amor. Este pobre italiano, tosco, rudo, simple, ha sido en Italia una de las manifestaciones más claras y luminosas de lo divino. Italia cuenta con muchas personas enamoradas de Dios, personas fuertes en medio de grandes sufrimientos, amantes hasta la locura, castas, serenas en medio de las tempestades, creativas y hasta poetas: Don Luis Orione era una de ellas.
De él quisiéramos saber más. Esperamos que sus religiosos no tarden en ofrecernos los elementos necesarios para conocerlo y apreciarlo. Ya se están publicando algunas de sus cartas que, aunque escritas currenti calamo, con una redacción algo desordenada, improvisada y apurada, reflejo de su alma generosa, contienen sin embargo algunos fragmentos que pueden ayudarnos a comprenderlo.
Ante todo, nos lo muestran siempre en un estado de euforia espiritual. No razona ni expone en forma ordenada. Se diría que no se expresa sino que se vuelca. Pero al prodigarse reserva algo para sí, lo mejor. Se presenta siempre como el padre que habla con sus hijos, sobre su casa. Aún cuando pareciera estar diciendo algo de sí mismo, en realidad está pensando en los hijos y en la casa. Lo recóndito del corazón de Don Orione no lo conoceremos hasta que se tengan sus notas íntimas y personales, si es que existen. Además de las preocupaciones propias de un padre, las cartas reflejan también el ansia por el cúmulo de trabajo que realizaba.
Una vez escribió: "Queridos míos, siempre que les escribo les hago un sermón (los sacerdotes tienen que predicar siempre, poco o mucho, y de todas formas); ¿comienzo ya o espero hasta el final? Es mejor ahora, verdad?".
Sabía ser irónico, a veces en forma sutil: ¿cuánta literatura de los sacerdotes no son sermones? Pero, ¿qué tiene de malo? ¿qué otra cosa podría hacer un sacerdote sino predicar? Lo mejor es que aceptemos nuestro destino, y prediquemos. Con frecuencia, si no siempre, escribía sus pensamientos entre un trabajo y otro, entre un viaje y otro; pero, aunque escritos a la rápida, no eran cosas circunstanciales sino que brotaban de lo más profundo.Tiene expresiones, y hasta páginas enteras, sobre la caridad; en labios de un hombre que ha vivido totalmente para la caridad, adquieren un tono altísimo, una sinceridad incomparable, y lo colocan en el mismo plano que aquellos hombres que él nombra siempre como sus maestros: Don Bosco y Cottolengo.

* ESCRITOS DE DON ORIONE PARTE I




































Los escritos de Don Orione
Don Orione practicó con incansable celo y sacrificio el "apostolado de la pluma."
Él no escribe como obras de arte, con la intención de dejar huellas de sí mismo en el campo literario. Sus ideales on mucho más altos. Él habla "ex Abundantia cordis" con toda sinceridad, con pasión,la abundancia, la pasión de su alma grande, hacia su más alto fin: la gloria de Dios, la salvación de las almas, el desarrollo de la Iglesia.Sus argumentos son básicamente sus amores: es lógico que cuando Don Orione toma la pluma, tóma en ese espíritu, con el que el sacerdote toma las herramientas de su sagrada misión apostólica. El estilo - también ha dicho - también depende de la "cosa" que es. Y las páginas de Don Orione varían considerablemente cuando se trata de temas fuertes e impresionantes, como los derechos de los religiosos y cristianos en la faz de la eternidad y los juicios divinos, o si se refieren a temas delicados, tales como la devoción a Nuestra Señora, compasión por los pobres e incluso sus recuerdos personales: de su padre, madre, la familia.Su estilo, por lo general pragmático , autoritario o paterno, a menudo se asume lírico, como en "Dios y mi madre", "más fe", "Trabajo buscando a Dios solo." triunfante y profética se convierte en "avanzar en Cristo!" casi revolucionaria "Los trabajadores, ha llegado la hora!" armoniosa "Quería morir con los brazos abiertos", artistico en "La leyenda de Fray Ave María", e incluso mística en "Ver y servir a Cristo en el hombre ", en las cuestiones sociales, tales como" La mujer, la familia, la sociedad, "la cabeza de los tiempos", "Por una nueva civilización."Pero el denominador común sigue siendo constante: la personalidad apasionada siempre grande, siempre fuerte, siempre confiando en Dios, cualquiera que sea el tema. Es siempre lo"sobrenatural" que determina y acompaña a su decir.Sabemos, que Don Orione, era" como más realista, más cercano al sentimiento popular, del hombre concreto, y sobre todo en línea con el cristianismo. También admiraba a los "clásicos", pero sólo en la "forma". Don Orione desde luego no tiene la originalidad que caracteriza a muchos místicos como Santa Catalina de Siena, Teresa de Ávila, y la más reciente como Elizabeth. Trinidad, Charles de Foucauld Voillaume . Más bien, algunas de sus palabras hacen eco, casi a los de su tiempo, Ludovico de Casoria, Lorenzo de Brindisi, Rosmini, la misma Catalina de Siena, que dice las más cálidas palabras sobre el Papado y la Iglesia. Don Orione, antes de repetir, absorbe: es la sangre de su sangre, incluso los pensamientos de los demás Ninguna sombra de plagio, solo compartir! La vida de Don Orione, su carisma, su entrega total a Dios y a los demás, su holocausto total y constante brillar a través de sus escritos y sus cartas le dan un lugar principal entre las letras ascética de los dos últimos siglos.
Un estilo inconfundible
De: Ignacio Terzi, Presentación de un tesoro inestimable , don Orione. sus Cartas y escritos, Londres, 2000, (vol. 1 p. 352, vol. 2 p. 352)Si "el estilo es el hombre", como dice Buffon, a continuación, Don Orione, que fue sin duda, incluso a nivel humano, una "inconfundible" persona, también tuvo un "inconfundible" estilo. De hecho, no es difícil de descubrir los rastros de su carácter fuerte y su personalidad: su genialidad, una voluntad de hierro, la audacia santa, y la pertenencia en particular respecto de los tiempos la intuición sobre los hombres. Estas podrían ser algunas, si no todos, los aspectos principales de su carácter. Estos elementos se pueden encontrar en Don Orione Por otra parte, el escritor.Don Orione no tenía ninguna intención artística Al escribir, dejar huellas de sí mismo en el mundo de la literatura..Sus temas son sustancialmente su alma. Por lo tanto, es lógico Cuando Don Orione que toma la pluma, es con el mismo espíritu con el que el sacerdote toma los instrumentos de su misión apostólica sagrada.También el estilo depende de la "cosa" en cuestión .Todas las indicaciones Estos se pueden encontrar en esta colección de cartas y escritos, algunas de las más importantes páginas de la rica colección de escritos del fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Este tesoro invaluable está finalmente disponible en español, que ya ha sido publicado en italiano, portugués y polaco. Esta publicación está prevista para el vasto círculo de aquellos que ya conocen sobre Luigi Orione y también a los interesados ​​en los acontecimientos históricos y espirituales en la vida de la Iglesia, que deseen reunirse con una eminente personalidad de la escena del desarrollo social y eclesial este siglo. Su primera biografía, que apareció en Inglaterra en 1952, fue escrita por Douglas Hyde, con el título original bandido de Dios (Peter Davies, Londres, 1952).Don Orione nació en 1872 y murió en 1940. Italiano de nacimiento, a través de la universalidad de su experiencia cristiana, se convirtió espiritualmente en sintonía y logró el diálogo cultural y el interés activo en los pueblos numerosos: desde Italia, Argentina, Brasil, Uruguay, Polonia, Palestina, y también Gran Bretaña en 1936 (a Cardiff y Gales del Sur) y en la actualidad su familia están presentes con diferentes comunidades religiosas que participan en el trabajo social, y el cuidado de los humildes.
Esta publicación es en respuesta a una necesidad generalizada porque, durante estos últimos años, la Congregación de Don Orione (sacerdotes, religiosos, hermanos, Ermitaños, hermanas activa y contemplativa, laicos consagrados) están ampliando su trabajo en muchas naciones de habla Inglesa: otros de Gran Bretaña e Irlanda, también existe EE.UU., Filipinas, Jordania, Kenya, Australia ...
Los escritos de Don Orione son fáciles de leer. Estilístico-Desde el punto de vista literario, es pragmático y normalmente paternal, pero él sabe cómo asumir Diferentes tonos, guiados por el tema a la mano: se mueve desde los tonos líricos y místicos sobre temas estrictamente espiritual a los temas revolucionarios, a letras sociales de interés, sabe cómo expresarse con armoniosos, frases floridas, adaptado a la gente sencilla, y triunfal Ser profético Al mirar hacia el futuro, inspirados como lo fue en la primacía de la Divina Providencia en la historia de la Iglesia y la sociedad . Pero el denominador común sigue siendo constante: la personalidad apasionada del hombre que es siempre grande, siempre fuerte, siempre creyendo que, sea cual sea el tema.La vida de Don Orione, su completa entrega de sí mismo a Dios ya sus hermanos, su holocausto constante y total se desprende de sus escritos y cartas para dar a sus escritos ascéticos Entre la posición de liderazgo de los dos últimos siglos. Dostoievski decía de sí mismo: "Creo que como un poeta." Don Orione habría dicho: "Creo que como un creyente," Pero a la expresión da la profundidad y la amplitud con la que dio su vida en el mismo significado. Un cristiano, un eclesiástico, un apóstol todo el camino hasta el núcleo de su alma!Páginas DE DON ORIONE ESCRITAS CON UN FUEGOTAN PROFUNDO, * G. De DE LUCA, los muchos casos procedentes de las profundidades de fuego por lo que en una luz para los nuevos (Nuova Antología, Florencia, 1 º de agosto de 1940, pp 229 ss de. "Nuova Antologia", Florencia, 1 º de Marzo de 1943, pp 13 y ss.)..

* CONFIADO EN LA PROVIDENCIA






























Confiado en la Providencia
La visión de la Providencia, además de expresar la fe y el sentido de lo sobrenatural en la vida, en Don Orione asume también una connotación carismática. Él no ha dudado en encuadrar su misión en el seno mismo de la misteriosa acción providente de Dios, llamando a su fundación “Pequeña Obra de la Divina Providencia”.Don Orione fue un modelo de abandono y de fe en la Providencia; y eso constituye una de las principales directivas ascéticas, además de un legítimo y filial consuelo, para cuantos prolongan su inspiración carismática: somos llamados a atestiguar la presencia y la obra de la Providencia de Dios, ya sea con nuestra actitud interior como con el apostolado externo de la caridad.El nombre de la “Divina Providencia” siempre le fue muy querido a Don Orione, tanto que firmó ordinariamente sus escritos “Sac. Luis Orione de la Divina Providencia”. ¿Cómo explicar esta actitud de abandono filial en la Providencia por parte del Padre Fundador? Indudablemente la marcha de su vida, especialmente en los orígenes, la incertidumbre y la aparente falla de algunos caminos emprendidos, como el camino vocacional con los Franciscanos y Salesianos, debieron inducirlo a reconocer en sus pasos no solamente poco fáciles sino también insólitos, la guía de aquella Providencia que lo quería y hacía “fundador” por encima de sus planes y sus deseos. “Cuando es la Providencia la que hace, cuando se ve que es la Virgen misma la que hace y que nosotros no somos otra cosa que ‘chapuceros’, ¿qué quieren decir? Digitus Dei est hic! Nosotros somos estropajos (stracci) en las manos del Señor, de la Divina Providencia... nosotros somos estropajos “stracci) en las manos de la Iglesia, a cuyo servicio nosotros únicamente estamos, con devoción plena y perpetua... Se los dije tantas veces que nosotros somos estropajos (stracci) de Dios y de la Virgen, y la gracia y fortuna es toda nuestra, si Ellos se sirven de nuestras miserias para hacer algo de bien en la Santa Iglesia”.Por esta profunda confianza en la Divina Providencia, Don Orione supo descubrir su historia personal, la de los demás, la de la Iglesia y de la humanidad, como el fruto del amor divino, y se dejó plasmar como instrumento en las manos de la Divina Providencia para volverse a su vez providencia para los hermanos. Supo leer la vida como historia de salvación. Ha sabido ver la mano de Dios, también en el mal y en el sufrimiento: “... la mano de Dios conduce todas las cosas. Alguno de ustedes dirá: ¿También los males? Sí, también los males morales. ¿También el pecado? Sí, también el pecado. No el mal moral de por sí, sino porque nos hace sentir que todos somos débiles, que debemos arrojar la frente en el polvo, que no somos nada frente al Señor, que no debemos hacer otra cosa que invocar la ayuda de Dios, el consuelo, la luz, la gracia, la misericordia de Dios”. fuente: Don Orione Santo

viernes, 18 de noviembre de 2011

* ¡¡LA GRAN MADRE QUE NO MUERE!!!





































LA GRAN MADRE QUE NO MUERE
María! María Santísima!
No eres tú "el segundo nombre"?
¿Hay algún nombre más suave y más invocado
después del nombre del Señor?
¿Hay alguna creatura humana,
alguna mujer, alguna madre más grande,
más santa, más piadosa?
Nuestras madres pasan, mueren;
María, Madre de nuestras madres,
es la gran Madre que no muere.
Han pasado 20 siglos,
y está hoy más viva
que cuando cantó el Magnificat
y profetizó que todas las generaciones
la llamarían bienaventurada.
María queda, vive y permanece,
porque Dios quiere que todas las generaciones
la sientan y tengan como Madre.
María es la gran Madre
que resplandece de gloria y de amor
en el horizonte del cristianismo;
es guía y consuelo para cada uno de nosotros:
es Madre poderosa y misericordiosísima
para todos los que la llaman e invocan.
Es la Madre misericordiosa y santísima
que siempre escucha los gemidos del que sufre,
siempre pronta a escuchar nuestras súplicas.
Es Dios quien la hizo tan grande:
"fecit mihi magna qui potens est"
y la hizo grande porque la vio tan humilde,
"quia respexit humilitatem ancillae suae",
y la hizo grande,
llena de gracia,
bendita entre todas las mujeres,
toda pura e inmaculada,
porque la eligió por Madre,
y, como tal, la quiere sumamente honrada
sobre toda creatura.
Y el honor dado a Ella
llega hasta su Hijo, el hombre-Dios,
a Jesucristo, nuestro Señor.
Esta es nuestra fe en María, nuestro culto
y nuestro dulcísimo amor
a la Virgen Santa, a la Mater Dei.
Nosotros vamos a Jesús por María.




Los pastores buscaron a Jesús,
y lo encontraron en los brazos de María.
Los Reyes Magos vinieron desde una región lejana
buscando al Mesías,
y lo adoraron en los brazos de María.
Nosotros, hijos míos, pobres pecadores,
dónde encontraremos ahora y siempre a Jesús?
Lo encontraremos y adoraremos
en los brazos y en el corazón de María!
-----------------------------------
En Lettere di Don Orione, II, pp. 471 ss. Otra carta del "ciclo argentino" de Don Orione, desde
el Santuario de Itatí, el 27 de junio de 1937.



jueves, 17 de noviembre de 2011

* ¡¡DIVINA PROVIDENCIA!!!!

EN TI TODA NUESTRA CONFIANZA, OH SANTA PROVIDENCIA DEL SEÑOR Oh Divina Providencia, oh Divina Providencia! Nada hay más amable y adorable que Tú, que
alimentas maternalmente a los pájaros del cielo y las flores del campo: a los ricos y a los pobres!
Tú abres los caminos de Dios y realizas los grandes designios de Dios en el mundo!
En Ti toda nuestra confianza, oh Santa Providencia del Señor, porque Tú nos amas mucho más
de lo que nosotros mismos nos amamos! Con tu ayuda, quiero no hacerte más preguntas; quiero
no seguir atándote las manos; quiero no entorpecerte; quiero sólo abandonarme enteramente en
tus brazos, sereno y tranquilo. Haz que te acepte como eres, con la ingenuidad del niño, con esa
fe grande que no conoce límites! "Fe, pero una fe..." como la del Beato Cottolengo, que veía la
luz en todas partes, y a Dios en todo y por todo! - Divina Providencia! Divina Providencia!
A mí, pobre siervo inútil, y a las almas que rezan y trabajan junto a los pobres en silencio y con
el sacrificio de sus vidas, y a nuestros queridos bienhechores, danos esa grandeza de corazón y
de caridad que no va midiendo con el metro el bien que hace ni procede con cálculos humanos;
la caridad que es suave y dulce, que se hace toda para todos, que cifra su felicidad en poder
hacer todo el bien a los demás silenciosamente; la caridad que edifica y unifica en Jesucristo,
con sencillez e ingenuidad.
Oh Santa y Divina Providencia! Inspiradora y madre de esa caridad que es la divisa de Cristo y
de sus discípulos: anima Tú, consuela y recompensa con creces en la tierra y en el cielo a todos
los que en nombre de Dios hacen de padre, madre, hermanos o hermanas de los que sufren.
---------------------------------
De un volante escrito el 20 de junio de 1927, en el que Don Orione renueva su abandono
confiado y total en los brazos de la Divina Providencia. EXTRAIDO DEL LIBRO EN NOMBRE DE LA DIVINA PROVIDENCIA pag 44

* DON ORIONE Y LA PROVIDENCIA































Don Orione y la Providencia
Un Par de zapatos nuevos, Un médico, Una conversión Un gesto de caridad puede servir en los designios de Dios como invitación a una sincera conversión. Narra Don Sparpaglione: “Una noche de invierno de 1900, mientras se desataba una ventisca, Don Orione de regreso a pie de una misión predicada en un pueblo de montaña, golpeó a la puerta del párroco de Borgoratto Marmorolo (PV) y fue huésped tan grato como inesperado. Estaba empapado y cansado.
Se cambió de ropa, comió y recibió como regalo un hermoso par de zapatos nuevos que calzó de inmediato en lugar de los viejos, como siempre destrozados.
Se encontraba en la casa del párroco el Dr. Alberto Bernardelli quien al escuchar el deseo de Don Orione de proseguir lo antes posible, se ofreció a acompañarlo en su propio calesín hasta Casteggio. Partieron por la mañana y al llegar a Fornace di Staghiglione hubo una parada pues el médico debía hacer una visita. Mientras tanto un mendigo mal vestido se acercó a Don Orione, que permaneció solo en el calesín, y le solicitó una limosna.
Don Orione no lo pensó mucho: se desató los zapatos nuevos que tenía en los pies y se los dió al pobre poniéndose nuevamente los gastados todavía empapados; y de los dos no se podría decir quien era más feliz. El doctor llegó a tiempo para asistir a esa escena insólita y desaprobó
el gesto de Don Orione. Pero Dios lo había llevado a ese encuentro para que la imagen del sacerdote caritativo volviera a su mente en una hora grave de su vida.
Una mañana de octubre de 1924, mietras a caballo y desarmado se dirigía de visita, un demente criminal lo asaltó a traición y le descargó encima dos disparos de fucil. Una vez recibidos los primeros auxilios, fue transportado al hospital de Voghera donde por varios días estuvo en peligro de muerte. Los parientes, las religiosas y el capellán trataban de insinuarle la idea de los
sacramentos desde hacía muchos años descuidados; pero él titubeaba. Finalmente expresó el deseo de ver a Don Orione. Al día siguiente muy tarde Don Orione llegaba a su cabecera, viajando directamente desde Roma a Voghera. Besó al herido entre lágrimas de conmoción y le contó que había acudido por haber leído el hecho en los diarios. Después de confortarlo, escuchó la confesión, lo comulgó y tuvo seguidamente la alegría de saberlo fuera de peligro.
En la economía de la Providencia también un par de zapatos, donados, pueden valer la conquista de un alma” (Sp. 192s. ).

martes, 15 de noviembre de 2011

* ¡¡¡90 AÑOS HAN PASADO!!!

EN EL MES DE MARÍA, 16 DE NOVIEMBRE ANIVERSARIO DE LA PRIMERA VISITA DE DON ORIONE A LA VIRGEN DE LUJAN.

Don Orione, en procesión por las calles de Victoria.con Ntra Sra de la Guardia











Don Orione junto al P.Montagna y aspirantes de la casa de Lanus y clérigos ,visitan a la Virgen de Lujan , el 21 de junio de 1935.








“La devoción a María –nos recuerda Don Orione–
no es simplemente un adorno de nuestra santísima religión, ni una flor cualquiera, un socorro,
como tantos otros de los cuales podemos servirnos o no, como nos gusta; sino que es una parte integral. Dios no quiso venir a nosotros más que por medio de María. Y nosotros no podemos
ir a Dios más que por medio de María”.
Para comprender esta gran devoción de Don Orione, es preciso acercarse a su historia personal,
toda entrelazada de “gracias” y de “devoción”, que llenaba de María toda su vida.
Esta experiencia de relación filial con la Madre se extiende a la vida de su Obra desde la fundación, tanto que Don Orione llega a decir “es María Santísima la Celestial fundadora de la Congregación.
Lo considero por los hechos extraordinarios acaecidos en los comienzos de la Pequeña Obra y en
el decurso de estos años”. También desde los inicios de su obra en Argentina,Don Orione encontró la presencia de la Virgen Santísima en los momentos fundamentales. Tanto que su llegada por primera vez a nuestro país estuvo marcada por la presencia de María,
la que se mantendría a lo largo del tiempo hasta nuestros días.
Luján: una larga historia de encuentros
Aún desde antes de pisar por primera vez tierra argentina, uno de los deseos de Don Orione era
llegar a los pies de la Virgen de Luján. Así se lo expresaba en una carta del 5 de noviembre
de 1921 a Mons. Maurilio Silvani, secretario de la Nunciatura en Buenos Aires: “Estaré en
Buenos Aires para el 13 de noviembre, en la peregrinación de los italianos al Santuario de
Luján (...) llegaré tal vez en la vigilia, haré todo lo posible por estar, y comenzar a los pies de la Virgen la Misión de los hijos de la Divina Providencia en Argentina”. El retraso del barco en el que viajaba desde Brasil, le impidió a Don Orione llegar a tiempo para esa peregrinación, pero rápidamente (el 16 de noviembre) cumplió con su promesa de estar a los pies de la Patrona de nuestro país. Claro que no sería esa su última visita, ya que durante sus dos viajes a su segunda patria, no menos de ocho veces iría a Luján, en una clara muestra de cuanto amor, confianza y devoción le profesaba el Apóstol de la Caridad a la Madre de los argentinos.
Las primeras visitas
Luego de aquel 16 de noviembre de 1921, en el que se llega por primera vez “a los pies de Ntra. Sra. de Luján, la amabilísima Madre, en cuyas manos me puse yo mismo junto a la causa de los huérfanos”, Don Orione visita varias veces el Santuario. De hecho, a los pocos días, el 29 de noviembre por la tarde, Don Orione vuelve a Luján y se queda hasta el día siguiente. Desde allí envía algunas cartas y estampas con la imagen de la Virgen. Además escribe en el libro de firmas de los sacerdotes. Mientras tanto, ya había conocido la que sería su primera fundación: una iglesia en Victoria –casi abandonada– donde se encuentra con una imagen de la Virgen de la Guardia, la misma a la que tanta devoción le tenía en Italia. Este acontecimiento providencial, más las necesidades de un pueblo que estaba como “oveja sin pastor”, hace que decida plantar en ese lugar su congregación. Para poder llevar a cabo la tarea, manda pedir “refuerzos”. Los religiosos recién llegados de Italia a principios de febrero de 1922, junto a Don Orione, van al Santuario de Luján y allí son hospedados por los padres Lazaristas. Don Orione se siente particularmente feliz porque sus hijos, los primeros misioneros en Argentina, son de algún
modo, “huéspedes” de la Santísima Virgen. El 11 de febrero se abre oficialmente la iglesia de
Victoria (que más adelante sería Parroquia “Ntra. Sra. de la Guardia”), quedando el P. José Zanocchi al frente de la misma, mientras que los PP. Contardi y Montagna, más el clérigo Castagnetti, permanecen en Luján junto a los Lazaristas para estudiar el castellano, amoldarse al ambiente de vida propio de aquí y prepararse para proseguir.





.PRESENCIA MARIANA EN LAS OBRAS DE NUESTRO PAÍS.
“Cuatro individuos atraviesan los pórticos de madera de una iglesia, prácticamente en estado de abandono, ubicada en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, llamado Victoria. Es el mes de noviembre de 1921. De pronto, uno de ellos que es sacerdote, se separa del resto, y hasta parece haber perdido la compostura. Se lo ve como exaltado primero, conmovido y arrodillado después, frente a una imagen de la Virgen, elevando los brazos y, diciendo en alta voz: ‘¿Es que no lo ven?; ¡Es la Virgen de la Guardia!’... palabras encendidas que salen de la boca de Don Luis
Orione. Que agrega: ‘Vine a la Argentina con la intención de edificar una iglesia a la Virgen; pero la Virgen fue más diligente que yo y me la da ya hecha. Cuando partí de Génova prometí consagrarle todas mis obras en América y ahora me siento feliz de verla honrada aquí’”.
El relato describe el mismo momento en que Don Orione visita la que sería su primera casa en nuestro país: Victoria. Años más tarde, durante su segundo viaje, en enero de 1935, Don Orione acepta que su Obra se haga cargo del santuario de Nuestra Señora de Itatí, en Corrientes. Dos años después, en junio de 1937, volvía a visitar a María a las orillas del río Paraná: “… Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de encontrarme en la Casa de la Virgen. A los pies de la SS. Virgen de Itatí pude celebrar dos Misas, y pasé horas felices, y raramente sentí tanta alegría como entre estos cohermanos
nuestros. Rogué por ustedes y por todos…”. La especial devoción y amor filial de Don Orione hacia la Virgen se expresa en también en muchas de sus obras en nuestro país dedicadas a advocaciones marianas: las ya mencionadas de Ntra. Sra. de Itatí y Ntra. Sra. de la Guardia (Victoria); y las parroquias de la Divina Providencia (Pompeya); del Carmen (Mendoza); de los Desamparados (Córdoba); de Luján, Lourdes e Itatí (Claypole); el santuario de la Inmaculada Concepción (Barranqueras); y los colegios Ntra. Sra. de la Divina Providencia (Pompeya) y El Ave María (Claypole). Y en aquellas que no llevan el nombre de la Virgen, una imagen de la Madre de Dios siempre nos acaricia con su presencia.


Fuente: Revista Don Orione

sábado, 12 de noviembre de 2011

* DON ORIONE Y LOS LAICOS

UNA HISTORIA DE CORAZÓN ABIERTO Y TRABAJO FECUNDO

El compromiso de los laicos con el espíritu y el carisma que Don Orione dejó para toda la humanidad y para la Iglesia, tiene sus raíces históricas en la especial sensibilidad y en la voluntad del propio Don Orione. Muchos son los momentos y acontecimientos que Don Orione vivió junto a los laicos, a quienes siempre distinguió como actores centrales de su obra. Sus cartas y los hechos lo atestiguan. No podemos dejar de recordar que el joven clérigo Orione, en 1890, ya participaba de dos asociaciones laicales: la conferencia de S. Vicente Paul y la Sociedad de Socorros Mutuos “San Marziano”. Su primer colegio de “San Bernardino” (1893)
en Tortona, fue fundado como un “Convitto Paterno”, por iniciativa de una “Asociación de Padres”, y dirigido por Don Orione con la ayuda de laicos de buena voluntad. Al inicio de la fundación de la Pequeña Obra,en 1899 en Turín, Don Orione lanzó el proyecto de la primera Asociación femenina: “En torno a nuestro Instituto surgen las Damas de la Divina Providencia, una gran asociación donde todas las almas se unen en las obras de caridad, y en mismo espíritu de abnegación y sacrificio”.Don Orione veía claramente la necesidad de trabajar codo a codo con los laicos, como queda reflejado en este fragmento de una carta suya del 10 de abril de 1925:
“Llegará un momento, como le ha sucedido a San Vicente de Paul y al mismo Beato Cottolengo, que el servicio de las personas encargadas de las instituciones de caridad –como esta en la que nos hemos embarcado en Génova, en el nombre y confiados en la Divina Providencia no será suficiente, y por más Religiosas que tuviéramos, o no alcanzarían nunca, o por otros buenos motivos que sería largo de enumerar,siempre tendremos necesidad de tener otras personas, aunque no sean religiosas, pero de buen espíritu y –Dios lo quiera- también de buena familia, o sea de condición civil, que nos ayuden y que hagan, dentro y fuera, lo que nosotros no llegamos o no podemos hacer, o porque no es conveniente por buenas razones, o porque no lo sabemos hacer. Entonces si ustedes se quedaran solas, el ministerio de la Caridad sufrirá y sufriránlos pobres de Jesucristo.”
A su vez, ya en las Constituciones manuscritas de 1904, Don Orione prevé una forma de consagración para los laicos que “anhelan con toda el alma alcanzar la perfección, y que estarían dispuestos a hacer los votos, si les fuera permitido”. Este deseo del Fundador se ha hecho realidad a través del Instituto Secular Orionita.
Don Orione veía a los Ex alumnos “como apóstoles”; muchos de ellos, en la vida civil, continuaron, como laicos, parte viva de la Familia Orionita. A través de la correspondencia personal y de la formación de una Asociación (1934), cultivó en ellos una permanente participación en la vida y en los ideales de a Pequeña Obra. Es notable la capacidad del Fundador para cuidar de los Amigos, a los que veía como verdaderos discípulos y colaboradores. En la relación cotidiana, los guiaba y formaba, los comprometía en las obras de caridad y los animaba en lo que era propio de su estado y profesión. Se constituyeron en Asociación en 1940.
Después de su muerte, todas estas iniciativas Don Orione con los laicos, fueron continuadas por muchos de sus discípulos, atendiendo también a los progresivos cambios de las condiciones sociales y del sentir eclesial, hasta llegara esta realidad que hoy se llama Movimiento Laical Orionita.
La constitución de este Movimiento en todo el mundo y en la Argentina, tiene una rica historia
(ver pag. 5 y 6)

Desafíos futuros...Tenemos por delante un largo camino, con dificultades, pero también con la esperanza que nos da confiar en la Providencia de Dios.Queremos compartirles algunos desafíos que se nos presentan para el futuro. En primer lugar, continuar en la comprensión del sentido de pertenencia al MLO. Este movimiento, no es un nuevo grupo sino que pretende incluir a todos los laicos y laicas que viven el carisma orionita, quienes ya pertenecen a asociaciones laicales y los que no.
En segundo lugar, consolidar la estructura que se ha implementado. En este sentido, el Equipo Animador del MLO de Argentina (que incluye a nuestros hermanos de Paraguay) intenta ser un equipo representativo de todas las instancias laicales que componen el MLO. Por ello están representadas todas las comunidades del país (de FDP y PHMC) divididas en cuatro zonas, los distintos Secretariados, el ISO y los Amigos de Don Orione. Este equipo cuenta también con una secretaría operativa y con el acompañamiento de los Consejeros Provinciales encargados del MLO.
Pero en lo que habrá que poner mayor empeño es en la constitución de las coordinaciones locales
Allí, en las comunidades, es donde se percibe verdaderamente el “movimiento”, a través del trabajo, del voluntariado y el compromiso diario de tantos laicos y laicas. Fortaleciendo las coordinaciones locales es como conseguiremos una mejor organización, comunicación y representatividad.
Por último, avanzar decididamente en el plan de formación en el carisma para los laicos. En este aspecto ya hay algunas experiencias que se están programando y también queremos que los retiros espirituales y el Encuentro Anual de la Familia Orionita, tengan una clara orientación en el tema de la formación carismática. Tenemos también la posibilidad de utilizar las fichas de formación que anualmente se preparan para toda la familia orionita. También en este aspecto, insistimos, la formación debe ser un empeño creativo de cada comunidad local.
Estos son algunos de los desafíos que nos esperan. Queremos entusiasmar a todos los laicos y laicas a tomar conciencia de que somos una parte importante de la familia, y que esta necesita de nuestra participación y de nuestra vocación específica para que se multiplique y extienda el carisma que compartimos con los Religiosos y Religiosas. Queremos ser fieles y corresponsables sabiendo que somos como faros que deben hacer resplandecer la luz del Evangelio, impregnando al mundo y a la Iglesia de la vitalidad, la audacia, la apostolicidad y fundamentalmente de la caridad que hizo Santo a nuestro querido Don Orione
. l

CONVOCATORIA MISIONERA A LOS LAICOS Durante los días del 8 al 11 de diciembre tendrá lugar en Ariccia, Italia, una importante reunión de la Familia Orionita dedicada al proyecto misionero para el sexenio 2004-2010. Participarán consejeros generales, superiores provinciales y representante de las misiones, Hijos de la Divina Providencia, Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad y laicos del MLO. El motivo de la
reunión será avanzar en el “nuevo impulso misionero” que ha caracterizado a la Obra Don Orione.
Siguiendo lo que casi se ha convertido en una tradición, iniciada por Don Orione, el actual superior General, P.Peloso, ha dirigido a todos los religiosos una Convocatoria Misionera. Pero, con una novedad: “He pensado, dada la nueva madurez de participación vocacional de laicos y laicas en la vida de la Familia Orionita, en dirigir mi convocatoria también a los laicos. Don Orione nos quiso
apóstoles de estola y trabajo, porque ‘nuestra prédica es la caridad’, ‘las obras de caridad son la mejor apología de la fe católica’. Comprenden, por lo tanto, queridos amigos laicos que en una misión orionita hay lugar para todos: para catequistas y para albañiles; para quien da clases, para quien hace la comida, para quien es enfermero; para quien sabe conducir un grupo y para quien sabe conducir el automóvil;para quien - hombre o mujer - sabe cuidar la casa, sabe dar
acogida y ofrecer una ayuda en las pequeñas necesidades cotidianas de la misión”, expresa el P. Flavio. Esta nueva frontera para la obra evangelizadora de Don Orione, se convierte en un desafío particular para los laicos, tan presentes desde un primer momento en la vida de la congregación. Tal como lo recordó el mismo P. Flavio: “También resuenen para ustedes, queridos amigos laicos, las palabras emocionadas de nuestro Padre a Don Orione. ‘Al menos alguien de ustedes será necesario que lo encuentre y lo mande enseguida; ¡pero tengo necesidad de santos! Necesito que quien va, lleve allá la santidad. ¿Quién de ustedes se siente llamado?’. ¿Ven? No pidió particulares competencias y capacidades. Pedía que tuvieran a Dios en
el corazón”


FUENTE: Equipo Animador del MLO, revista Don Orione.

viernes, 11 de noviembre de 2011

* ¡¡¡¡¡EL CAFECITO DE DON ORIONE!!!!








EL CAFÉ DE DON ORIONE
¡ Era proverbial el café de Don Orione ! . . . Era una de las pocas concesiones
que Don Orione permitía a su paladar, ya porque le resultaba grandemente
eficaz en sus agotamientos físicos y cardíacos y también porque, como él ingenuamente confesaba, le gustaba mucho. A sus visitantes los obsequiaba con una taza de café y hasta a sus queridos hombres que confesaban y
comulgaban la noche de la solemnidad de Nuestra Señora de la Guardia en Tortona, los premiaba con una taza de café, que él personalmente les servía yrendía sumamente agradable y sabroso con sus interesantes, alegres y santas conversaciones. ¡ En Tortona era famoso el CAFÉ DE DON ORIONE ! Pues bien, estando Don Orione en Buenos Aires, un día se le presenta en la casa de la calle Carlos Pellegrini 1441, una señora que, preocupada le expone como toda la familia estaba amargada y convulsionada por odios y rencillas recíprocas . . . Se recoge un momento Don Orione, como solía hacerlo cuando era consultado sobre algún tema, y dice a la señora:
- “Vea, señora, haga así. Mañana es la fiesta de . . . (y le dijo la solemnidad religiosa que ocurría), aproveche Ud. Para invitar a sus parientes distanciados por las divergencias consabidas; prepáreles un buen almuerzo y, al final sírvales un buen café . . . Yo mañana encomendaré el asunto a Nuestro Señor en la Santa Misa y . . . ya verá !- Pero, Don Orione, ¿ no será que se vayan a pelear al encontrarse y no resulte el remedio peor que la enfermedad ? . . .
- Hágame caso, señora, prepáreles un buen café; a mí también me gusta mucho el café, y verá que todo se arreglará! Así lo hizo la señora, no sin algún recelo. Acudieron los invitados, se
sentaron a la misma mesa, pasó el tiempo de la comida en un ambiente de frialdad decepcionantes. . . Apenas se conversaba de algún argumento indiferente. Llega el momento del café. ¡ Se sirve a todos un cafecito exquisito ! alguien comenta su bondad, otro dice un chiste, todos intervienen, se anima la conversación de una manera imprevista e
inexplicable ! . . . Hasta que todos se sienten conmovidos, emocionados, se piden disculpas recíprocamente, se abrazan, se besan . . . y retorna la paz y la caridad mas sincera en todos ! . . .
Después de catorce años, aquella señora todavía recuerda y bendice “EL CAFÉ DE DON ORIONE”.
(Del Boletín “Pequeña Obra de la Divina Providencia”, octubre de 1949)

* LOS CUATRO AMORES DE DON ORIONE




























Jesús. «Él sólo es la fuente viva de fe y caridad que puede restaurar y renovar el hombre y la sociedad: sólo Cristo podrá formar de todos los pueblos un solo corazón y una sola alma, unir a todos en un solo Rebaño bajo la guía de un solo Pastor».

María, a quien «nosotros veneramos y proclamamos... como Madre nuestra y única fundadora de la Pequeña Obra; la tenemos como celestial inspiradora de todas nuestras actividades... Nuestra querida Congregación justamente por la devoción a María, va extendiendo siempre más sus tiendas por el mundo».

Papa-Iglesia. «La Iglesia es la verdadera Madre de nuestra fe y de nuestras almas, de la parte más viva, más espiritual y eterna de nosotros; y porque el Papa es el Vicario de Jesucristo nuestro Dios y Redentor; es el dulce Cristo en la tierra, como lo llamara Sta. Catalina de Siena; es nuestro guía seguro; es nuestro maestro infalible, es nuestro verdadero Padre».
Almas-Pobres. «¡Almas y almas! Esta es nuestra vida, nuestro grito, nuestro programa, todo nuestro espíritu, todo nuestro corazón: ¡Almas y almas!»
 «Nuestra mesa debe ser como un antiguo ágape cristiano. ¡Almas y almas! Tener un gran corazón y la divina locura de las almas". «¡Caridad, caridad, caridad! ¡Jesús, con tu divino amor danos un grande espíritu de caridad hacia las almas, especialmente hacia los hijos de los pobres, y hacia los pobres infelices y abandonados! Señor, tú lo sabes, nosotros somos para los pobres y hemos nacido para los pobres

fuente:Proyecto Educativo Orionita, pag 27

* ESPIRITUALIDAD ORIONITA (ESPECIALMENTE PARA LAS ESCUELAS)

En esta prospectiva de servicio a la sociedad y a la Iglesia, los Institutos de Don Orione deben favorecer en los educandos la fundamentación y asimilación de aquellos valores de los que por su misión son portadores, y que el Fundador tan vívidamente encamara y difundiera:
la confianza en la Providencia;

●●30
la fe en Cristo, verdadero liberador y salvador del ●●hombre y de los pueblos;31
identificación y participación activa en la misión de ●●la Iglesia continuadora de su obra y madre de los creyentes;32
amor y adhesión al Papa, guía espiritual universal;●●33
la caridad, alma del reino de Cristo;●●34
el amor y el trabajo efectivo en favor de los humildes, ●●
marginados y sufrientes de todo tipo;
la honradez, la profesionalidad, la laboriosidad; ●●
el temple católico definido, la adhesión al Magisterio; ●●
el aprecio de la Palabra de Dios; ●●
el amor a la cruz;●●35
la devoción a la Madre de Dios;●●36
la piedad;●●37
la pureza;●●38
la vida sacramental y litúrgica;●●39
el compromiso social y eclesial en orden a producir ●●el adelanto civil y religioso de la humanidad.40
21 Estos ideales de vida se sintetizan de alguna manera en los cuatro amores de Don Orione, que los simbolizan y encarnan: Jesús, María, Papa, Almas.


fuente:PROYECTO EDUCATIVO ORIONITA,Secretariado General De Pastoral Educativa. pag 25

jueves, 10 de noviembre de 2011

* MENSAJE DE JUAN PABLO II A LA FAMILIA ORIONITA Y ESPECIALMENTE A LOS LAICOS 1997

A la familia de Don Orione, y en especial a los laicos
Ciudad del Vaticano, 7 de octubre de 1997Al ReverendísimoDON ROBERTO SIMIONATODirector General de los Hijos de la Divina Providencia1. "Queremos ver a Jesús" Jn 12, 21. Con estas palabras un grupo de griegos, atraídos por la fascinación del Divino Maestro, se dirigió un día a algunos discípulos, expresando el deseo de encontrar al Señor. A lo largo de los siglos tantas otras personas, en cada ángulo de la tierra han continuado manifestando este mismo deseo acercando hombres y mujeres marcados por una particular relación con la persona de Jesús.Entre los testigos de Cristo de nuestro siglo ocupa un lugar privilegiado el Beato Luis Orione fundador de esta familia religiosa. Su atractivo espiritual impresionó a mucha gente durante su vida y continúa todavía hoy suscitando admiración e interés. Ha sucedido de tal manera que entre los laicos cercanos a la Pequeña Obra de la Divina Providencia se ha venido afirmando el deseo de conocer en profundidad al Beato fundador, para seguir sus pasos más fielmente. De este modo ha nacido el Movimiento Laical Orionita con el fin de ofrecer a los diferentes componentes del asociacionismo laical surgido alrededor de las instituciones de la Obra, vivir el seguimiento de Cristo, compartiendo con los hijos de la Divina Providencia y con las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad el carisma orionita.2. Después de los primeros años de su puesta en marcha se advierte la oportunidad de proceder a una verificación del camino recorrido en vista a ulteriores desarrollos. A tal fin se promovió este Congreso Internacional que tiene como tema el lema paulino: "Instaurare Omnia in Christo" elegido por el Beato para la familia religiosa por él fundada. Se quiere de este modo ofrecer a los laicos la oportunidad de profundizar el carisma orionita, para elaborar una peculiar "carta de comunión" y proyectar posteriores metas en qué comprometerse y en qué compartir el servicio de la nueva evangelización en vistas al Gran Jubileo del Año 2000.En el momento de dirigir mi saludo a los participantes del encuentro, no puedo dejar de recordar las palabras apasionadas del Beato Orione: "¡Instaurare Omnia in Christo! Nos renovaremos y renovaremos todo el mundo en Cristo cuando vivamos a Jesucristo, cuando seamos realmente transformados en Jesucristo". Era evidente el convencimiento del Fundador, de que el al alma de toda auténtica renovación es la novedad de Jesucristo que se hace presente en cada una de las personas, de las familias, de las estructuras civiles y en las relaciones entre los pueblos. Su anhelo era hacer de Cristo el corazón del mundo y servir a Cristo en cada hombre especialmente en los pobres. Para llevar a cabo convenientemente esta intuición suya, él pretendía implicar mayormente a los laicos en la actividad apostólica llamándolos a sintonizarse con su corazón sin fronteras, porque está dilatado por la caridad de Cristo crucificado. Escribía de hecho a algunos amigos de la obra en 1935 desde Buenos Aires: "Todos sentirais conmigo vivísimo el deseo de cooperar, en cuanto está de vuestra parte, a la renovación de la vida cristiana -al "Instaurare omnia in Christo"- del cual el individuo, la familia y la sociedad pueden esperar la restauración social. Tened la valentía del bien (L. II, 291).Conscientes de este proyecto ya presente en el corazón del Beato Fundador, los responsables de la Familia orionita desde hace algunos años han promovido el Movimiento laical, que este Congreso pretende ulteriormente definir y reforzar, con el fin de cooperar válidamente, como él amaba repetir, a "hacer el bien siempre, el bien a todos, el mal nunca a nadie".3. Aprovecho esta circunstancia significativa para animarle, Venerado Hermano en el sacerdocio y a los Religiosos y Religiosas orionitas a hacerse "guías expertos de vida espiritual, a cultivar en los laicos el talento más precioso: el espíritu" (Vita Consecrata 55). E invito a los laicos que han elegido compartir el carisma orionita viviendo en el mundo, a ser celosos y generosos para ofrecer a la Pequeña Obra de la Divina Providencia "la preciosa contribución" de su secularidad y de su específico servicio. El Movimiento Laical Orionita favorecerá así la irradiación espiritual de vuestra Familia religiosa más allá de las fronteras del Instituto mismo, profundizando los rasgos carismáticos para una cada vez más eficaz actuación de su específica misión en la Iglesia y en el mundo. Un pensamiento particular dirijo a los miembros del Instituto Secular Orionita, a los cuales les fue concedida recientemente la aprobación canónica como Instituto de vida consagrada. Sabiendo bien que en estos días ellos tienen Asamblea general para elección de las propias Autoridades, les exhorto a vivir con fidelidad y alegría la propia consagración en el mundo y con los medios del mundo. Sepan ser constructores comprometidos en la síntesis entre el máximo posible de adhesión a Dios y a su voluntad y el máximo posible de participación en las alegrías y esperanzas, en las angustias y dolores de los hermanos, para dirigirlos hacia el proyecto de salvación universal manifestado por el Padre en Cristo. Su laicidad consagrada los ayude a vivir con coherencia el evangelio en el cotidiano compromiso de hacer operativo sobre la vía del testimonio y de las enseñanzas del Beato Luis Orione, el programa paulino "Instaurare omnia in Christo".Invoco, a tal fin, la protección de María, "Madre y celeste Fundadora" de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, y la intercesión del Beato Luis Orione, mientras, en prenda de celestiales favores imparto a Usted, a los miembros del Movimiento Laical y del Instituto secular, como también a cuantos forman parte de diversas maneras de la Familia orionina una especial Bendición Apostólica.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

* ¡¡¡¡¡¡¡ESPIRITUALIDAD ORIONITA!!!!!


A cada familia religiosa, dentro de la Iglesia, le corresponde una espiritualidad que le es propia y la distingue de otras marcas carismáticas. Forma parte, diríamos, de su identidad, de su espíritu, de su tradición. Siempre se trata de un don de Dios, en primer lugar.
Para nosotros hablar de la espiritualidad orionista nos obliga a adentrarnos en la personalidad de nuestro santo Fundador y, sobre todo, acercarnos a la forma cómo él traduce su experiencia de fe. Sería algo así como intentar una radiografía interior.
Ahora, sin ánimo de agotar la riqueza inmensa de un gigante de la santidad y de la caridad como es san Luis Orione, podríamos recoger como herencia testamentaria estos rasgos tanto de su personalidad como de su fuerza espiritual:
Hombre de carácter y de fuerte personalidad, construida a pulso en un ambiente familiar rodeado de estrecheces y en unos contextos de crecimiento marcados por el sufrimiento y por la austeridad que le hicieron madurar deprisa y hacer suyo el desapego mundano. “Una de las gracias que el Señor me ha concedido es la de haber nacido pobre”, confesará.
Audaz, arriesgado, valiente. Siempre emprendedor. Nunca se arredró ante nada ni ante nadie. La urgencia de la caridad era su grito de batalla y, fiado de la Divina Providencia, desafió todo tipo de obstáculos y dificultades.
Acogedor, de espíritu familiar. Don Orione, corazón de padre, fue ejemplo de trato para todos cuantos tuvieron la suerte de encontrarse con él. Siempre puso en primer lugar las buenas relaciones entre sus hijos. Y a nadie cerró las puertas de su caridad. “En nuestras casas no se preguntará a nadie si tiene un nombre. Sólo si tiene un dolor”.
Amigo de Dios. Dios lo era todo para él. Su primacía era incuestionable. Con Dios en el corazón, vivió de Dios, desde Dios y absolutamente para Dios, en una actitud ejemplar de completa disponibilidad a sus planes, que le proporcionaba una fuente inagotable de paz interior y de felicidad. Su amistad con Dios la cultivaba con la conexión permanente, a través de pequeñas jaculatorias, que le recordaban la Presencia de Dios y, sobre todo, con largos momentos de oración, auténticos encuentros cara a cara con El. Sólo así se puede explicar su vitalidad y dinamismo incansables. Don Orione hizo perfecta síntesis entre fe y vida. Fue hombre activo-contemplativo y contemplativo-activo: siempre puente de encuentro entre Dios y las personas, valiéndose de la caridad como lenguaje evangelizador.
Hermano de los hombres, de todos los hombres…Su paso por la Historia, –recordémoslo,- ocurre a finales del s. XIX. Son tiempos convulsivos y revueltos. Los modernos fenómenos sociales de la industrialización y el urbanismo, unidos a la irrupción de nuevas ideologías políticas amenazaban la unidad que hasta entonces se había dado alrededor de la Iglesia, lo que tuvo como efecto nefasto el paulatino alejamiento de los sectores obreros de la fe y de la Iglesia. El joven Orione abre los ojos y contempla –con la mirada de Dios- a los hombres cansados y desilusionados. En esas necesidades humanas asoma su intuición fundacional para conseguir penetrar social y cristianamente en el pueblo obrero. Su objetivo último es encaminar a las personas –todas las personas- hacia Dios, orientarlas en la dirección de la Iglesia, oxigenando así la sociedad entera. Quiere que su congregación sea “una profundísima vena de espiritualidad mística que invada todos los estratos sociales”, además de ser buena samaritana para los heridos de la vida.
Luis Orione es un hombre de acción, de actuaciones rápidas, de fáciles reflejos. Se ofrece generosamente a Dios con el ardor de la juventud. Y desde entonces, concibió su Congregación como un holocausto de fraternidad universal. “hacer el bien siempre y a todos; el mal nunca, a nadie” sintetiza las ambiciones de su joven corazón.
…pero los pobres son los primeros, sus predilectos. A ellos dedica las mejores energías porque son el tesoro de la Iglesia. Todos sus movimientos giran en torno a los más miserables, a los más alejados de la Iglesia, a los rechazados por la sociedad, a los aparcados en las cunetas de la vida. “La Pequeña Obra de la Divina Providencia –escribe- nacida para los pobres, para conseguir su objetivo, planta sus tiendas en los barrios y suburbios más míseros, que están en los márgenes de las grandes ciudades industriales y vive pequeña y pobre entre los pequeños y los pobres fraternizando con los trabajadores humildes”. Y a sus hijos les recordará. “Nosotros estamos para los más pobres. No lo olvidéis nunca”.
Hombre de Iglesia. Vivió la pasión por construir la unidad dentro de la Iglesia. La eclesialidad es una nota carismática del programa que ofrece a los primeros seguidores, a los que él llama “la compañía del Papa”, cuya preocupación es la defensa del Papa y de su Magisterio, muy contestados por aquellos años. Se considera con total humildad un trapo en manos de Dios y de la Iglesia: “Los Hijos de la Divina Providencia quieren ser enteramente del Papa, de los Obispos y de la Iglesia: trapos, servidores e hijos obedientísimos, en humildad, en fidelidad, en amor sin límites usque ad morten et ultra”. ( Cartas II, 386 ). El gran sueño de D. Orione fue unir la Iglesia, representada en el Papa, Vicario de Cristo, con el pueblo. El se vive como un puente de intersección. Y utilizará para su propósito un nexo tan fácil de entender como las obras de caridad, que hablan todos los idiomas. Con conciencia de buen hijo se abandona en manos de su madre la Iglesia y se pone a su entero servicio no arrogándose nunca ninguna importancia y dando a cada obra social el título de “obra de Iglesia”. A sus hijos, en el último discurso de despedida, les dio esta recomendación: “Os ruego que seáis y permanezcáis humildes y pequeños a los pies de la Iglesia”. Y Vivió con dolor, de buen hijo, las divisiones entre las distintas confesiones cristianas y no escatimó esfuerzos en su intento de acercar posturas.
María como punto de mira en el estilo de vida y de servicio. En Don Orione hay claras huellas marianas en sus actitudes de humildad, disponibilidad, abandono en manos de Dios. Su vida, como la de María fue un “fiat” continuado ya sea en los momentos de gozo como en las numerosas situaciones dolorosas y de cruz.
La entera familia orionista, beneficiarios de la inmensa riqueza espiritual de nuestro Santo, tenemos en su espiritualidad ( ¡nuestra espiritualidad! ) el equipaje que siempre hemos de llevar dentro y encima como fuerza vital para encarar la misión, como energía capaz de dinamizarnos e ilusionarnos, como espíritu que nos empujará a seguir siempre adelante, sorteando todos los vientos de la Historia

* ¡¡¡MES DE MARÍA!!!

Palabras de San Luis Orione:
Hijos míos ¡estrechémonos a María Santísima y estaremos a salvo!. Invoquemos incesantemente su maternal patrocinio y tengamos una fe viva: de María podemos y debemos esperarlo todo. Ella sola basta para otorgarnos el triunfo sobre toda tentación, sobre todo enemigo, para hacernos superar todas las dificultades, vencer las batallas más difíciles para el bien de nuestras almas y para el triunfo de la santa Iglesia de Cristo.¡ Felices los que se abandonan en las manos de María!. ¡ Felices los que de manos de María ofrecen al Señor sus oraciones, sus sacrificios, sus sudores, las lágrimas, las cruces! . ¿ No serán más estimadas por Dios y más eficaces nuestras oraciones? . Nuestras buenas obras y nuestras tribulaciones ¿No cobrarán más valor por los altísimos méritos de María?.
¡ Gran confianza entonces hijos míos en María Santísima, y tiernísima devoción a María!.
¡ Oh, la utilidad por no decir la necesidad de la devoción a María!.
¡Cuanto pero cuanto bien harán si caminan junto a la Madre Celestial!
Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María... María no tiene, después de Dios, quien la supere o iguale en amarnos. Yo me pongo a mí mismo y a todos Ustedes en las manos de la Virgen, nuestra amadísima madre y fundadora.
¡ Fe y ánimo, hijos míos!. ¡ Ave María y adelante!. Nuestra celestial Madre y Fundadora nos espera en el cielo.Con gran amor en Jesucristo, como padre los bendigo a todos y a cada uno, y que la bendición de Dios permanezca siempre sobre Ustedes.
Vuestro affmo en Jesucristo Crucificado y en la Santísima Virgen Inmaculada.
Sac. Juan Luis Orione


Fuente: Claudia Barreto.



¡¡¡¡¡EN EL MES DE MARÍA, INVOQUÉMOSLA CON EL ROSARIO!!!!
El Santo Rosario
con
los sentimientos
de
San Luis Orione

“Hijos míos ¡estrechémonos a María Santísima y estaremos a salvo!. Invoquemos incesantemente su maternal patrocinio y tengamos una fe viva: de María podemos y debemos esperarlo todo. ¡Gran confianza entonces y tiernísima devoción a María Santísima!.
¡ Oh, la utilidad por no decir la necesidad de la devoción a María!. ¿Se puede concebir un buen cristiano que no tenga amor y devoción a nuestra dulcísimo Madre?.
Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María... Ella no tiene, después de Dios, quien la supere o iguale en amarnos.
Su benignidad no solo socorre a quien ruega sino que muchas veces liberalmente se adelanta al ruego.
La Pequeña Obra es suya, es obra de su maternal bondad: esta consagrada particularmente a ella. Nuestro Instituto es como un hijito suyo…está bajo las alas de la Divina Providencia tan pequeño como un pollito, y va caminando bajo el manto de María. Yo me pongo a mí mismo y a todos Ustedes en las manos de la Virgen, nuestra amadísima madre y fundadora. ¡Fe y ánimo, hijos míos!.
¡Ave María y adelante!
Oración: “Tu sabes, oh Virgen santa, que esta pobre Obra, es Obra tuya; Tu la has querido, has querido servirte de nosotros miserables, llamándonos al alto privilegio de servir a Cristo en los pobres…ahora desciende y ven a infundirnos una profunda vena de vida interior, de espiritualidad…
¡Danos, oh Maria, un ánimo grande, un corazón grande y generoso que llegue a todos los dolores y a todas las lagrimas!”. Amén







MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios. (Lucas 1, 30-32, 38)
“En María se halla el ideal más perfecto de la humildad, de pureza y de caridad, y Dante teniendo la necesidad de presentar un ejemplo de humildad evoca el misterio de la Anunciación. No hubiera podido elegir rasgo más eficaz”
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel. (Lucas 1, 39-43)
“… Cuando las palabras de Isabel le harán sentir su gran dignidad de Madre de Dios, no tendrá una sensación de complacencia, sino que agradecerá a Dios y su pensamiento se elevará para bendecirlo a Él solo: ¡ Mi alma glorifica al Señor!...”
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. (Lucas 2, 6-11)
“Contemplemos la Madre de Dios, que tiene entre sus brazos su divino hijito, hecho niño. Considerémonos nosotros también niños y pongámonos en los brazos de la virgen, cada día, siempre, pero especialmente cuando nos parece que las cosas van mal… pongámonos sobre el corazón de la Virgen, en lugar del niño Jesús, y digámosle que ahora debe sostenernos a nosotros como le sostenía a Él”
4. La Purificación de la Virgen Santísima. (Lc 2, 22-25, 34-35)
“¿Cómo no recordar que por amor a nosotros consintió en ser Madre de Dios? ¿Qué por amor a nosotros consintió en inmolar a su Hijo único? Sacrificio bello y heroico, más que si se nos hubiera dado a si misma”.

5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo. (Lc 2, 41-47)
“…¿Y nosotros, pobres pecadores, donde encontraremos ahora y siempre a Jesús? …En los brazos y en el corazón de María!. Bienaventurados los que se abandonan en los brazos de María. Los que ofrecen al Señor sus oraciones, sacrificios, fatigas y cruces por las manos de María”.







MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto. (Lc 22, 39-46)
“La Virgen los hará esperar, los hará rezar, pero luego es la mamá, es la mamá que nos ha dado a Jesús, y que no les negará nada para vuestros queridos hijos… ¡Cuantos a los pies de María encontraron consolación, han conseguido la luz, el amor!…”
2. La Flagelación del Señor. (Jn 18, 33, 19;1)
“La Madre de Dios y Madre nuestra que nos tiene junto a sí, nos quiere acercar a ella para darnos ánimo, para levantar nuestro espíritu cansado y falto de esperanza, nos estrecha junto a su corazón…la Virgen celestial nos quiere decir: estás conmigo, camina y trabaja conmigo, levántate no debes temer, estoy contigo…”
3. La Coronación de espinas. (Mt 27, 29-30)
“Sólo pensar en la virgen, en la dulcísimo Madre de Dios y nuestra, el ánimo se tranquiliza, la mente se serena, al hablar de la Virgen se difunde la alegría, es como una onda de suavísima paz espiritual y al invocarla se reintegra el valor y me vuelve la vida más profunda. ¡Felices los padres que ofrecen sus hijos en las manos de la Madre del Señor y Madre nuestra!






4. El Camino del Monte Calvario. (Mt, 27, 31; Jn 19, 17; Mc 15, 21)
“Gran consuelo es para nosotros el habernos dejado nuestro Señor, como hijos de tan grande Madre, de aquella Bendita que fue su Madre! También nosotros por cuanto débiles y pecadores, somos, hijos de una tiernísima y misericordiosísima Madre…”
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. (Lc 23, 33-34, 44; Jn 19, 33-35)
“Acuérdate Virgen Madre de Dios, mientras estas en la presencia del Señor, de hablarle e implorarle por ésta humilde Congregación que es tuya, que es de la Divina Providencia nacida a los pies del crucifijo en la gran semana del “todo se ha cumplido”.







MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor. (Mt 28, 5-6)
“A Jesús lo adoramos porque es Dios. A Maria la honramos y la veneramos con especialísimo honor y veneración, puesto que es la madre de Dios y Madre nuestra. Te suplicamos Señor, que al celebrar las virtudes de tu gloriosa Madre y siempre Virgen María, nos socorra su intercesión, de manera que caminemos por el camino de la humildad, de la pureza y de la caridad”.
2. La Ascensión del Señor. (Lc 24, 50-51; Mc 16, 20)
“Jesucristo es el mediador supremo y omnipotente por naturaleza; María, Madre de Dios, es Mediadora por gracia del mismo modo que por gracia es omnipotente. Su plegaria es eficaz y su mediación inefable. Ella todo lo puede ante el corazón de Dios”
3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch 1, 14; 2, 1-4)
“¡Te quiero a Ti, oh Santa Virgen: Te llamo, Te sigo, Te amo! ¡Fuego, dame fuego, fuego de santo amor a Dios y a los hermanos: fuego de amor divino que encienda las antorchas apagadas, y resucite todas las almas!
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos. (Ct 2, 10-11, 14)
¡Qué pura y qué bella es la Virgen Santa! ¡Tan soberana, tan hermosa que parecía Dios!¡Revestida de luz, rodeada de resplandor y coronada de gloria; grande y gloriosa, con la gloria y grandeza de Dios! Ninguna criatura, ni en la tierra ni en los cielos, puede igualarse a María, Madre de Dios”
5. La Coronación de la Santísima Virgen. (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1)
“He visto moverse las piedras: he oído cánticos celestiales¡y hasta las piedras cantaban! soñé con la Santísima Virgen: ¡he visto a la Virgen trabajar con nosotros! las obras de fe y de caridad cobraban vida y florecían, y cantaban con nosotros a coro: ¡María!¡ María! ¡María!. ¡Qué pura y qué bella es la Virgen Santa! ¡Tan soberana, tan hermosa que parecía Dios! ¡Revestida de luz, rodeada de resplandor y coronada de gloria; grande y gloriosa, con la gloria y grandeza de Dios!







MISTERIOS LUMINOSOS (jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Mt 3, 13, 16-17)
“Bendita y digna de veneración eres Tú, María. Venimos a tus pies con alegría y gozo, con amor y confianza de hijos. Suba hacia ti, nuestra oración, me arrodillo y pido por todos Virgen Santísima. En particular por la Pequeña Obra de la Divina Providencia, por todos los bienhechores y amigos, por los jóvenes y por nuestros amados pobres”
2. La autorevelación de Jesús en las bodas de Caná. (Jn 2,1-5)
“Pensemos en cuantas gracias recibimos de manos de María…Dios no quiso venir a nosotros más que por medio de María…Ella es omnipotente por gracia, pues María todo lo puede sobre el corazón de Jesús, su Hijo…Ella revela su ternura, el amor generoso que arranca al hijo el primer milagro, amor delicado ”
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. (Mc 1, 15, 21; 2,3-11; Lc 7, 47-48)
“Dar la Virgen a las Almas, quiere decir darle a Jesucristo, a Dios, a la Iglesia, la Fe, quiere decir darle la Salvación…
¡Llévame, Virgen bendita, a las muchedumbres de las plazas y caminos; empújame a abrazar a huérfanos y pobres, a los miembros abandonados, dispersos, sufrientes, del Cuerpo de Cristo, tesoros de la Iglesia de Dios…Y después …¡el santo Paraíso!”
4. La Transfiguración. (Mt 17, 1-3, 5)
¡Alégrate, sublime Mujer del Cielo, y recibe mi agradecimiento por tus muchos beneficios y prodigios! ¡Madre de nuestras madres, omnipotente por gracia ante el corazón de Dios, ruega por nosotros, pecadores!
5. La institución de la Eucaristía. (Jn, 13, 1; Mt 26, 26-29)
¡Honremos a María! Invoquemos su nombre, supliquémosle que nos infundaun poco de su pureza inmaculada, y que nos limpie; que nos tome de la mano y nos guíe;que nos conceda la sencillez de los corazones puros, que ven a Dios y lo interpretan;¡que la Virgen Santa nos dé el amar a Jesús por sobre todas las cosas, y la fuerza de caminar virilmente con Cristo!


(folleto del mes de octubre, mes del rosario)

martes, 8 de noviembre de 2011

* ¡¡¡¡LOS AMIGOS DE DON ORIONE!!!!

Un poco de historia . . .Hacía tan sólo dos meses que el Apóstol de la Caridad partía hacia la eternidad. El 6 de mayo de 1940, nacía en Milán, Italia, el primer grupo de Amigos. Su fundador fue el senador Esteban Cabazzoni. Este grupo tendría como finalidad cooperar, conservar y difundir el espíritu de Don Orione. Don Sterpi llamó a los Amigos “Cenáculo de almas que sienten todo el atractivo de las enseñanzas que les dejó el Fundador para llevarlas a la práctica en eficaz apostolado de bien. Son nuevas formas de caridad que se unirán mas adelante a todas las obras para fortalecerlas y mejorar cada vez más las instituciones de la Pequeña Obra”.En la Argentina fue el Doctor Rómulo María Garona Carbia quien funda la Asociación Amigos de Don Orione, el 12 de marzo de 1956. Era una noble personalidad, esposo, padre, médico, educador, apóstol, conferencista, hombre de gran acción. Su fin era hacer conocer su obra. Se propuso formar filiales en el interior del país. De este modo, se abrieron asociaciones en Córdoba, Tucumán, Chaco, Victoria, entre otras. Fueron sus palabras: “Cada comunidad se reunía mensualmente para revivir juntos los santos ejemplos del Apóstol de la Caridad, y seguir de cerca sus obras.Don Orione había bendecido desde el cielo la providencial iniciativa. En muchos lugares de Italia funcionaban los grupos y, en todas partes, el espíritu que los animaba era el mismo, y también el fin: vivir y difundir la caridad de Cristo, bajo la luz de los ejemplos del Padre de los pobres. Aún hoy el Santo Fundador nos llama, convocándonos, renovados, con fuerza para que no nos apartemos de las filas del ejército de la Caridad, ejército, llamado a colmar de amor los surcos de la tierra. Es él quien nos convoca, por el bien de nuestras almas, y por felicidad de nuestra Patria, no prestemos oídos sordos a esta providencial invitación que se nos hace”.(Dr. Rómulo María Garona Carbia)Los Amigos colaboran en: Cottolengos, escuelas, fundaciones, parroquias, talleres, hogares, comedores. Compartimos: retiros, peregrinaciones, celebraciones, charlas.A lo largo de estos 50 años, los Amigos, fuimos descubriendo, viviendo y difundiendo quién era el Fundador, sus obras, sus escritos, su pedagogía, sus cuatro grandes Amores. Hoy, con un espíritu renovado queremos seguir profundizando sobre su vida con un Sí generoso en las distintas actividades compartidas: charlas, retiros, encuentros, convivencias, eventos, y por sobre todo dando testimonio de cristianos orionitas.
La desaparición física del Fundador, atrae la mirada de muchos sobre su congregación, la Pequeña Obra de la Divina Providencia; y la rodea del cariño de los pobres y humildes, los predilectos de Don Orione y de sus hijos, de la Santa Iglesia de Dios. Y surgen por todas partes los grupos de “Amigos de Don Orione”, que mantienen viva la llama de su espíritu de caridad, la difunden, oran y apoyan a sus obras en todos los países donde han plantado su tienda.A lo largo de estos años, los Amigos, fuimos descubriendo, viviendo y difundiendo quién era el Fundador, sus obras, sus escritos, su pedagogía, sus cuatro grandes Amores. Hoy, con un espíritu renovado queremos seguir profundizando sobre su vida con un Sí generoso en las distintas actividades compartidas: charlas, retiros, encuentros, convivencias, eventos, y por sobre todo dando testimonio de cristianos orionitas.Amigos . . . “¡Adelante, con Dios y con María!¡Que cada día sea como el primero!¡Adelante, siempre adelante en las obras de bien!”(San Luis Orione)
Fuente: Amigos de Don Orione (Tucumán Argentina)





DECÁLOGO DE LOS AMIGOS DE DON ORIONE
1-CONOCER la vida del Fundador para vivirla y difundirla a los demás 2-VALORAR la vida Sacramental como un don para nuestro corazón. 3-CONFIAR plenamente en la Divina Providencia. 4-PROFUNDIZAR nuestra oración personal y grupal. 5-SERVIR en los hombres al Hijo del h.ombre,especialmente a los más necesitasos 6- VIVIR para jesús, nada fuera de Jesús, nada que no sea Jesús, que no lleve a Jesús, que no respire a Jesús. TENER siempre a María como Mediadora, será guía y fortaleza para cada uno. Ella es nuestra Madre Misericordiosa. 8- SER fiel al Papa, él será nuestro Credo, nuestra moral, nuestra vida, para nosotros el Papa debe ser Jesucristo. 9-AMAR a las almas, teniendo un gran corazón y la divina locura por todas ellas, sin excepción. 10-RESCATAR todo lo que permita crecer y ser feliz como familia orionita.






Fuente Amigos de Don Orione (Tucumán Argentina)

* ¡¡¡GENERAL DE UN GRAN EJERCITO DE LA CARIDAD!!!!

“¡Haremos de él un general!” En Pontecurone, pequeña ciudad del norte de Italia, nació Luis Orione el 23 de junio de 1872, en una dependencia de la casa de campo del Ministro Urbano Rattazzi, del que el matrimonio Vittorio y Carolina Orione eran porteros. Al Ministro le gustaba entretenerse familiarmente con sus empleados. Tomando al pequeño Luis en los brazos, le dijo a su padre: “¡haremos de él un general!”. Esa promesa –una mera amabilidad del ilustre hombre de Estado– se realizó, sin embargo, con toda exactitud, pues el propio Rey de Reyes había decidido: “¡haré de este niño un gran general!”, como veremos más adelante.La infancia de Luis Orione puede resumirse en pocas palabras,: pobreza, trabajo, piedad y sobre una gran vocación .De hecho, Don Orione tenía valiosas dotes de general. Pronto reunió consigo a los sacerdotes y seminaristas que, bajo su mando, constituyeron el primer núcleo de una pujante familia religiosa: la Pequeña Obra de la Divina Providencia
Simple sacerdote y de familia humilde como San Juan Bosco –del que fue alumno– Don Orione maravilló al mundo con su santidad, su celo apostólico, sus innumerables obras en beneficio de los niños pobres y de toda clase de personas necesitadas.
El lema que adoptó, “Renovar todo en Cristo”, se despliega históricamente en este: “Renovar todo en la Iglesia”; y en la senda de la acción, también puede ser formulado así: “Renovar todo en la caridad”.
Tal como el Divino Maestro, “pasó por el mundo haciendo el bien”. Y, llegada la hora de presentarse al Supremo Juez, entregó serenamente el alma a Dios, dejando escapar de sus labios estas palabras llenas de júbilo y esperanza: “¡Jesús, Jesús!¡ voy!
Fuente: extracto de Heraldos del Evangelio. Asociación Privada Internacional de Fieles de Derecho Pontificio.

Publicado 2009/03/01
 Autor: Redacción Simple sacerdote y de familia humilde como San Juan Bosco –del que fue alumno– Don Orione maravilló al mundo con su santidad, su celo apostólico, sus innumerables obras en beneficio de los niños pobres y de toda clase de personas necesitadas.

General de un gran ejército de la caridad

Simple sacerdote y de familia humilde como San Juan Bosco –del que fue alumno– Don Orione maravilló al mundo con su santidad, su celo apostólico, sus innumerables obras en beneficio de los niños pobres y de toda clase de personas necesitadas.

El lema que adoptó, “Renovar todo en Cristo”, se despliega históricamente en este: “Renovar todo en la Iglesia”; y en la senda de la acción, también puede ser formulado así: “Renovar todo en la caridad”.

Tal como el Divino Maestro, “pasó por el mundo haciendo el bien”. Y, llegada la hora de presentarse al Supremo Juez, entregó serenamente el alma a Dios, dejando escapar de sus labios estas palabras llenas de júbilo y esperanza: “¡Jesús, Jesús! Estoy yendo.”

“¡Haremos de él un general!”
En Pontecurone, pequeña ciudad del norte de Italia, nació Luis Orione el 23 de junio de 1872, en una dependencia de la casa de campo del Ministro Urbano Rattazzi, del que el matrimonio Vittorio y Carolina Orione eran porteros.
Al Ministro le gustaba entretenerse familiarmente con sus empleados. Tomando al pequeño Luis en los brazos, le dijo a su padre: “¡haremos de él un general!”. Esa promesa –una mera amabilidad del ilustre hombre de Estado– se realizó, sin embargo, con toda exactitud, pues el propio Rey de Reyes había decidido: “¡haré de este niño un gran general!”, como veremos más adelante.
La infancia de Luis Orione puede resumirse en pocas palabras: pobreza, trabajo, piedad y, sobre todo, una gran vocación
De 1886 a 1889 estudió en el Oratorio Salesiano de Valdocco, del que salió para ingresar al Seminario Diocesano de Tortona.
Cuando todavía era seminarista, empezó a dedicarse a las obras de ayuda a los más necesitados, participando en la Sociedad de Socorro Mutuo San Marciano y en las Conferencias Vicentinas
En julio de 1892, siguiendo los pasos de Don Bosco, abrió su primer Oratorio, un centro de educación cristiana y de recreación para niños pobres.
Fundación del primer colegio
Poco le pareció todo esto a su celo ardiente. Al año siguiente fundó un colegio, en régimen de internado, para muchachos de familias pobres. ¡No era entonces más que un seminarista de 21 años de edad y sin recurso financiero alguno!
Pero la Divina Providencia no desampara a las almas que escoge para llevar adelante grandes obras. Al convenir el arriendo del inmueble para el colegio, el propietario exigió el pago del primer año por adelantado: 400 liras. Orione no disponía ni siquiera de un centavo, pero le garantizó al hombre: “La Providencia lo resolverá”.
Salió de ahí rumbo a la Catedral. En el camino fue abordado por una viejecita:
–¿Adónde va, Orione?
–Estoy abriendo un colegio –le respondió.
–¡Qué bueno! ¿Puedo poner a mi nieto en su colegio? ¿Cuánto me cobra?
–Pague lo que usted pueda
–Tengo 400 liras que ahorré para la educación de mi nieto... ¿Para cuánto tiempo alcanzarán?
–¡400 liras! ¡Su nieto podrá quedarse en el colegio todo el tiempo de sus estudios!– exclamó Don Orione.
Volviendo inmediatamente, le hizo al propietario el pago exigido para el primer año. Así comenzó esa grandiosa obra que en menos de medio siglo difundió sus beneficios por innumerables países.
Ordenado sacerdote, comienza a formar su “ejército”
El 13 de abril de 1895 Don Orione fue ordenado sacerdote. Ese mismo día entregó la sotana clerical a seis alumnos de su colegio que tenían vocación sacerdotal. Y en poco tiempo abrió nuevos colegios en Mornico, en Noto, en San Remo y en Roma.
De hecho, Don Orione tenía valiosas dotes de general. Pronto reunió consigo a los sacerdotes y seminaristas que, bajo su mando, constituyeron el primer núcleo de una pujante familia religiosa: la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
En marzo de 1903, el Obispo Mons. Igino Bandi le dio aprobación canónica a la nueva Congregación, que se proponía “trabajar para llevar a los pequeños, los pobres y al pueblo hasta la Iglesia y el Papa, mediante obras de caridad” . Además de los tres votos habituales –pobreza, obediencia y castidad– el amor de los Orionistas a la Cátedra de Pedro los llevó a desear un cuarto voto: el de “especial fidelidad al Papa” .
A su tiempo, fueron surgiendo las nuevas ramas de la Familia Orionista: además de los sacerdotes, las religiosas y los eremitas de la Divina Providencia. En seguida, las Pequeñas
Hermanas Misioneras de la Caridad, a las que se asociaron las Hermanas Sacramentinas Adoradoras y, algún tiempo después, las Contemplativas de Jesús Crucificado.
El P. Orione organizó también diversos grupos de laicos de ambos sexos, que más tarde constituyeron el Instituto Secular Orionista (ISO) y el amplio abanico de asociaciones del
Movimiento Laical Orionista (MLO).
Un corazón deseoso de abarcar al mundo entero Después de la primera Gran Guerra (1914–1918) se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y sociales. Entre las muchas obras, la más característica fue el “Pequeño Cotolengo” , con institutos ubicados en las periferias de las grandes ciudades para recibir a los más necesitados y abandonados.
El celo apostólico de Don Orione se manifestó tempranamente con el envío de misioneros a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Palestina, Polonia, Rodas, Estados Unidos, Inglaterra y Albania. Todo eso hasta el año 1936. Además de un gran predicador, Don Orione fue un eximio confesor, organizador de peregrinaciones y de misiones populares. Gran devoto de la Santísima Virgen, propagó de todos los modos la devoción mariana.
A lo largo de su vida, Don Orione recibió demostraciones de estima y confianza por parte de Papas y autoridades civiles, que le incumbieron importantes y delicadas misiones, en difíciles momentos de las relaciones entre la Iglesia y la Sociedad civil.
En 1940, con su obra esparcida por varios continentes, el P. Orione fue atacado por una grave enfermedad cardíaca, obligándolo a someterse a tratamientos médicos. Sólo tres días después, falleció serenamente, pronunciando estas breves palabras: “¡Jesús, Jesús! Estoy yendo.”
Su cuerpo fue sepultado en la cripta del Santuario de la Guarda y encontrado incorrupto 25 años después, en 1965. Juan Pablo II lo declaró Bienaventurado en 1980.
Luis Orione y Don Bosco
El primer milagro obrado por Don Bosco luego de su muerte fue en favor del joven Luis Orione. De 1886 a 1889, fue alumno del Oratorio de Valdocco, en Turín. El día de la muerte de Don Bosco (1888), Orione era uno de los alumnos encargados de organizar la larga fila de devotos que venían a rezar ante su urna funeraria. Muchos fieles querían algún recuerdo del venerable sacerdote.
¿Cómo atender a tantos pedidos?
Presionado por las circunstancia Orione, entonces con 16 años, optó por la solución que le pareció más simple y práctica. Corrió a la despensa –que estaba a su cargo– para cortar pedazos de pan, tocarlos en el Santo y dárselos a los fieles como reliquia.
Pero la juventud no siempre es tan calma como generosa...En la prisa por satisfacer a todos, Luis Orione, que era zurdo, ¡se cortó el dedo índice derecho! ¿Dolor físico?Casi no lo sintió. Ninguna otra preocupación se apoderó de su mente más que esta: ¡sin ese dedo, no podría realizar su sueño de ser ordenado sacerdote!Para evitar semejante desastre necesitaba la intercesión de Don Bosco. Corrió, sujetando el dedo que colgaba tan sólo de una delgada capa de piel, y lleno de fe lo tocó en el cuerpo del Santo. En el mismo instante, el dedo cicatrizó perfectamente.
Aún puede verse hoy, en el cuerpo del Bienaventurado Orione, la marca del corte rodeando por completo el índice derecho.
© 2008 2008 Associação Arautos do Evangelho do Brasil.