jueves, 28 de marzo de 2013

ESTAMOS EN PASCUA !!!!! CARTA DE DON ORIONE desde ARGENTINA, PASCUA 1935

Estamos en Pascua Texto tomado de una carta que Don Orione escribió desde la Argentina con ocasión de la Pascua de 1935, en la que el afecto se mezcla tiernamente con los saludos pascuales.

¡Hermanos, estamos en Pascua! Nuestro Cordero, "el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo", ya ha sido inmolado: se ha hecho nuestro Sacrificio, nuestra Redención, nuestro Banquete. Y ha resucitado, para ser nuestra levadura divina, nuestra resurrección y nuestra vida. ¡Cristo ha resucitado, y está con nosotros! Esperanza nuestra llena de inmortalidad: Cristo ha resucitado y nos precede, Rey victorioso, Rey invencible: ¡Aleluya!
¡Estamos en Pascua! Hermanos míos, ¿Cómo no pasar de la tibieza al fervor de espíritu? ¿Por qué, si alguien se sintiera lejos de las fuentes divinas de la gracia, no va a querer resucitar de la muerte del pecado a la vida en Cristo y no va a darle a su propia alma la paz, la serenidad plena, la fe viva y enérgica del bien?
¡Cristo ha resucitado! ¿Y qué nos queda por hacer a nosotros, hermanos, en este tiempo de los ácimos pascuales? Que con las resoluciones más santas, con las intenciones más puras, con el corazón más humilde, vayamos a Jesús de madrugada al despuntar el sol, es decir después de habernos librado de la negra capa de nuestros vicios y pecados, con una buena confesión. Y vayamos a su tumba con bálsamos y aromas, con el incienso de nuestras acciones y de nuestras virtudes.
Y no nos espante la pesada piedra, que es la ley escrita sobre tablas de piedra: ya ha sido removida, y se ha hecho liviana. La resurrección de Jesús ha facilitado todas las leyes, ilumina todos los misterios: reconforta nuestra vida con la esperanza del cielo.
Que la alegría y la felicidad de la resurrección consuelen en la fe a las inteligencias, hagan suave al corazón la palabra del Señor, y nos permitan pregustar aquí y ahora el gozo de nuestra propia resurrección a la vida eterna y a la gloria de Jesucristo! ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
¡Estamos en Pascua! Alabemos y celebremos con gozo inefable esta gran solemnidad cristiana, con los ácimos santos de la pureza, de la verdad y de la caridad. Redimidos y santificados por la virtud de Cristo, hagamos el propósito de mantenernos siempre ácimos de fe, de honestidad, de pureza, para que el Señor nos llene de toda su santa alegría, y nuestra vida sea fervor de santidad, y el corazón viva en Cristo, brille e incendie a todos con la caridad de Cristo.

LOS LAICOS QUE SON APOSTOLES

Los laicos que son Apóstoles

P: Sin duda, Don Orione, su carisma presenta caminos de santidad y de un peculiar apostolado al pueblo de Dios y ¿A los laicos?

R: La sociedad podría prescindir de los “doctores”, pero no de los hombres de bien. Acción, acción católica así y como la propone el Papa, como la presentan los Obispos: Amor a Dios, a la Iglesia, celo apostólico, oración, intuición rápida en hacer el bien para santificarnos y para la salvación de los hermanos.
Es tiempo de siembra. Por lo tanto salgamos a sembrar abundantemente a Jesucristo en el alma del pueblo. Entre las manos y a los pies de la Iglesia, nosotros deseamos ser una levadura, una fuerza pacifica para la renovación cristiana: confiados en Dios, nosotros queremos restaurarlo todo en Cristo.

P: “¡Afuera de la sacristía!” Usted repite a sus religiosos. Hoy muchos lamentan que los laicos se hayan clericalizados, es decir, se han empeñado más en las actividades de la misma iglesia y menos en los ambientes no eclesiales de nuestra sociedad actualmente tan descristianizada y necesitada de reconstruirse éticamente.

R: No basta llorar sobre la maldad de nuestros tiempos y de los hombres y no es suficiente decir: Señor, Señor. Urge orar y trabajar. Tirémonos en el fuego de los nuevos tiempos para hacer el bien, introduzcámonos en el corazón del pueblo para salvarlo.
Encontraremos nueva fe y coraje para actuar si no tenemos objetivos humanos. Arar y luego sembrar a Jesucristo en el alma del pueblo: la humanidad, hoy, siente extrema necesidad del corazón de Jesús.

P: A Usted, lo conocen como fundador y formador de sus religiosos y menos como animador y formador de tantos laicos que se acercan y que colaboran en sus obras. ¿Nunca pensó en un programa de formación para laicos?

R: El hombre católico que tiene:
1. La base de una profunda formación religiosa y cristiana, una sana cultura.
2. Una bien entendida piedad.
3. Y una vida cristiana ejemplar.
Tendrá que examinar y resolver los problemas sociales a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia, de los documentos pontificios, las directivas del obispo, de la orientación del párroco.
Estos son muy variados e importantes: Familia, educación, medios de comunicación, la moralidad, los derechos y la libertad de la Iglesia, las relaciones capitales trabajo, leyes, justicia, administración fiscal y pública.
Restáuralo todo en Cristo: la cristianización de la sociedad: buscar o por lo menos entender y aplicar la solución cristiana a los múltiples problemas que interesan la vida privada y pública. Arar a Cristo en la sociedad… apostolado de fe y de actividades adecuadas y de trabajo para lograr la cristianización de la sociedad.

P: Se ha dirigido, con particular atención, a la familia, iglesia doméstica.

R: Jesucristo, al querer santificar a las familias, elevó el matrimonio cristiano – ya de institución divina – a la dignidad del sacramento. Los esposos cristianos deben recordar que su estabilidad es sagrada y que nada pueden intentar para que no sea tal.
Para cumplir las obligaciones de su estado es necesario que conserven constantemente un ánimo tranquilo y una mente sana. Dar buen ejemplo: es su primera misión. La segunda será la que se ejercita con las palabras. El pensamiento va antes de la palabra.

P: No hace mucho tiempo que se publicó su artículo: “Mujer, familia, sociedad”. Los periodistas quedaron asombrados al darse cuenta que un sacerdote, en el lejano 1920, ya hablaba de feminismo y de la mujer con tanta clarividencia”.

R: Es cristiano, es un acto de amor ocuparse del feminismo, o mejor de la familia cristiana. La ofensiva contra este alcázar social que es la familia cristiana, que fue custodiado y mantenido por la indisolubilidad del matrimonio, si ahora aparece todavía latente, observen que luego se transformará en agresiva.
El feminismo es una parte, e importantísima, de la cuestión social, y nuestra culpa, o católicos, es la de no haberlo comprendido inmediatamente. Ha sido un gran error.
El día en el cual la mujer, liberada de todo lo que llamamos su esclavitud: mamá a su placer, esposa sin marido, libre de toda obligación hacia quien quiera, aquel día la sociedad se derrumbará en una espantosa anarquía, más de la que le tocó a Rusia con el bolchevismo.

P: En su entorno apostólico Usted presta cuidados especiales a una franja de laicos y constituyó asociaciones en las que pudieran vivir más a fondo el espíritu y los ideales de su carisma. Desde el lejano 1899, en Turín, fundó las Damas de la Divina Providencia ¿Podría decirnos algo al respecto?

R: Sí, óptimas señoras y mamás, almas piadosas, mujeres a las que el Señor regaló a raudales tanta ternura y un corazón lleno de caridad cristiana, a ellas me he dirigido, yo pobre cura, a ellas que al escuchar el solo nombre de Jesucristo les palpita más fuerte el corazón.
Alrededor de nuestras instituciones, las Damas de la Divina Providencia son una asociación grande donde todas las almas se encuentran unidas en el campo del hacer el bien y con el compromiso común de sacrificarse hasta la abnegación.

P: Desde sus primeras constituciones manuscritas en 1904, pensó en una fórmula de consagración abierta también para quienes tienen otras obligaciones sociales de familia, de hijos, de parroquia, etc.

R: Para que no se sientan excluidos de esas ventajas que vienen del Señor al ser inscriptos a una congregación y sean de ayuda a la misma en el ejercicio de las obras de caridad, me pareció una opción óptima establecer que estos fieles católicos, clérigos o laicos, si lo desean o piden, sean admitidos a la congregación, con el vinculo del carisma y con la comunión de los bienes espirituales y los que entre ellos anhelan con toda el alma seguir la perfección, teniendo la disposición de emitir sus votos, si les fuera permitido, se consideren hijos adoptivos; que todos los demás que tienen el propósito y buen espíritu pueden considerarse y ser llamados agregados de la congregación, es decir, la tercera orden o terceros.

P: Estos “hijos adoptivos” prefiguran la congregación secular que ha sido aprobada por la Iglesia con la creación de los Institutos Seculares. Otra asociación laical que Ud. cuidó mucho fue la de los exalumnos.

R: Es para estrechar y vigorizar siempre más el vinculo santo que nos une y para ensanchar el alcance del bien. Los antiguos alumnos se ponen de acuerdo y vienen a verme como si volvieran a su casa, a la casa de su viejo padre, para revivir momentos de felicidad y van evocando los años lindos de su juventud y conversan, y recuerdan a sus antiguos superiores, a los tirocinantes, a los profesores, a sus compañeros y también sus muchachas, y recuerdan…
Abren su corazón a las confidencias, me comparten sus problemas, sus alegrías, y ¿tengo que decirlo? También sus pecados. Y después se van contentos dejándome en el corazón una satisfacción tan grande que no la puede comprender quien no la probó.
Y todos, junto a mí, sienten muy vivo el deseo de cooperar, por lo que a ellos le toca, a la renovación de la vida cristiana, el restaurarlo todo en Cristo por que de él solamente el individuo, la sociedad y la familia pueden esperar la restauración social.

P: Y además están los Amigos y los bienhechores

R: Nuestro banco es la Divina Providencia y nuestra caja fuerte está en los bolsillos y en el buen corazón de los bienhechores. Ese Dios que es el padre que piensa a las aves del cielo y viste las flores de los campos, envía, por medio de manos benéficas, el pan de cada día, es decir, esa porción que uno necesita día tras día.

P: Muchos bienhechores y amigos son parte vital y ordinaria de su vida y de su apostolado. Son sus verdaderos colaboradores y discípulos, comprometidos con muchas obras de bien y alentados en las que son propias de su estado y profesión: amigos en el sentido más pleno de la palabra.

R: El Señor suscita muchos corazones generosos, abiertos al bien, que nos vienen a colaborar en esta obra de amor cristiano para con los hermanos más desamparados. Atienden con cariño benéfico a nuestros queridos pobres. Siguen con satisfacción los pasitos que da la humilde, pero muy querida nuestra – digo nuestra porque es tanto mía como de ellos- congregación. Participan casi como accionistas de nuestros sacrificios.

P: Hoy día la colaboración religiosos – laicos tiene matices nuevos. Hay una sensibilidad social y cristiana hacia formas de voluntariado y de caridad y, de otra parte, el número siempre más escaso de los religiosos casi exige una nueva relación con los laicos de las obras. Una religiosa me entregó una carta suya que Ud. envió al pequeño cottolengo de Génova en la cual repite como fuera un estribillo, la invitación a colaborar con los laicos, dentro y fuera de las obras ¿qué quiere decir con esto?

R: A un cierto punto el servicio de las personas que se dedican a las instituciones de caridad – como en las que nos hemos embarcado en nombre y confiados en la Divina Providencia- nos basta y, aunque fueran mucho los religiosos y religiosas o siempre harían falta o por otras buenas razones, que sería largo de explicar, tendremos siempre necesidad de otras personas, aunque no sean religiosas, pero de buena voluntad que nos ayuden y que hagan, dentro y fuera, lo que nosotros no llegamos a hacer o no podemos hacer o porque no es conveniente por varios motivos o porque no somos capacitados para eso.
Y entonces si quedamos solamente nosotros, el ministerio de la caridad disminuirá y sufrirán los pobres de Jesucristo.

P: En consecuencia los laicos, en las obras de los religiosos, son una oportunidad apostólica y no un problema…

R: No se puede pensar que el bien hay que hacerlo solamente a las personas que están escogidas en nuestras obras, sino también a todos los que se interesan o atienden a nuestros pobres o que viven en nuestras casas.
Se encuentran muchas almas bondadosas entre los humildes, es decir, del pueblo, como entre los ricos, que con motivarlas, animarlas un poquito, invitarlas con dulzura para que vengan, nos ayuden a hacer el bien, se interesen y trabajen en nuestras obras o fuera de ellas podrían constituir como una asociación de agregados, suplementarios.

Hay muchos de ellos que sólo esperan el vamos. Estas personas serían felices de poder dedicar al pequeño cottolengo unas horas de la semana – dentro o fuera- siempre que sea para el cottolengo o sirviendo personalmente a nuestros enfermos en la casa o buscando ayuda para ellos, para poderse sentir, ellas también, ministras de la caridad del pequeño cottolengo.

P: Me impacta este dinamismo apostólico que anima todas las palabras. Todo y todos para la Iglesia, para salvar a las almas e “Instaurare omnia in Christo” para que todo confluya en la energía sanadora y unificadora de la caridad. Muchas gracias, don Orione, y nos diga unas palabras de conclusión.

R: Sembremos con manos llenas, por donde pasamos, obras de bondad y amor; vayamos secando las lágrimas de quien llora. Sintamos el grito angustioso de muchos hermanos nuestros que sufren y buscan a Cristo; váyanos en su búsqueda como buenos samaritanos; sirvamos a la verdad, a la Iglesia, a la Patria en la caridad.
Hacer el bien a todos, hacer el bien siempre, el mal nunca y a nadie.

P: ¡Deo gratias! (Demos gracias a Dios)

R: ¡Deo gratias!


P. Flavio Peloso

DON ORIONE FUE SIEMPRE DE LA IGLESIA Y DEL PAPA

De la revista 30 dias
«Don Orione fue siempre de la Iglesia y del papa»
Su fidelidad de niño al sucesor de Pedro y su gran caridad asombraron a los pontífices que lo conocieron. A algunos incluso antes de subir a la cátedra de Pedro. El prefecto de la Congregación para las causas de los santos perfila la relación entre don Orione y los papas del siglo XX
por el cardenal José Saraiva Martins

Don Orione escribió en una hojita de papel las palabras esenciales del epígrafe que le hubiera gustado para él. Decía: «Aquí descansa en la paz de Cristo el sacerdote Luis Orione, de los Hijos de la Divina Providencia, que fue todo y siempre de la Iglesia y del Papa. Rezad por él» (Summarium, p. 978). Quien conozca aunque sólo sea un poco la vida de aquel al que Juan Pablo II ha definido «una genial expresión de la caridad cristiana», sabe que el amor filial al papa es la nota dominante y caracterizante del santo cura de Tortona. «Mi fe es la fe del Papa, es la fe de Pedro» (Scritti, 49, p. 116). Es su lección de vida, destinada no solo a los orioninos, a los cuales les dijo: «Esta es la herencia que os dejo: que nadie nos debe superar nunca en el amor y la obediencia, las más plena, la más filial, la más dulce al Papa y a los Obispos» (Scritti, 20, p. 300). Pero su franca y radical fidelidad al magisterio del papa, vivida abiertamente, profesada y proclamada siempre, sobre todo frente a hechos y pensamientos que la amenazaban, en vez de ser señal de fanatismo sectario, es condición para un abrazo de caridad universal, es nota esencial de una espiritualidad abierta, sin límites. Una fidelidad-unidad que no fue para don Orione freno en su avance, «a la cabeza de los tiempos», como decía, sino garantía, punto de referencia, «seguridad de pisar las sendas de la Providencia» (Scritti, 61, p. 215) con valor de pionero y clarividencia, en fronteras de acción no exploradas todavía, en abrazos que parecían imposibles o incluso prohibidos, con algunos hombres del modernismo y con personalidades de la cultura y de la vida pública que seguían caminos de pensamiento y acción muy distintos de los de la Iglesia. De hecho, con esta profunda devoción al sucesor de Pedro, estuvo «al lado de los papas», de cinco papas. Los cuales le llamaron en varias circunstancias y le confiaron cuestiones espinosas y delicadas, y a los cuales don Orione prestó con inteligencia servicios incluso muy personales y, a veces, heroicos. Tocando el tema de la relación filial de don Orione con los papas, entramos en el núcleo de la espiritualidad y de la historia de este humilde, singular y santo sacerdote. Y leyendo sus biografías no es difícil captar algunos datos de su acción al lado de los papas que subieron al solio de Pedro durante el siglo XX. Don Orione nació en 1872, dos años después de la toma de Roma, en la época de la desgarrada Cuestión romana y del pontificado del beato Pío IX. No tuvo la ocasión de conocer personalmente a ese Papa, pero percibió, en los años de su formación, el clima de conflicto que lo rodeaba, como también la fuerte “piedad papal” difundida en amplios estratos del catolicismo italiano.
En 1892, clérigo de veinte años, preparó una publicación, El mártir de Italia, con la que quería mostrar el valor del Sumo Pontífice y denunciar las muchas falsedades ideológicas y políticas cometidas contra su persona y su obra. «Pío IX», escribía don Orione, «fue la figura más grande de nuestro siglo, el esforzado desenmascarador de la revolución falseada en todas las formas, el amigo y el benefactor de los pueblos, el invicto atleta de la verdad y de la justicia: sus obras serán inmortales y su largo pontificado, de 32 años, formará en la historia de la Iglesia y de la Patria una de las épocas más luminosas» (Messaggi di don Orione, n. 102, p. 31).
      En 1904 don Orione fue quizá el primero que intervino ante el recién elegido Pío X para animarle a instruir la causa de canonización de su predecesor: «Mi Beatísimo Padre, postrado a vuestros pies benditos humildemente os suplico que os dignéis poner en marcha la Causa del Santo Padre Pío IX y os animo a glorificarlo» (ibídem). La causa se abrió y durante algún tiempo don Orione fue el vicepostulador. El primer Papa que don Luis Orione conoce personalmente es León XIII. El impulso y las ideas del papa Peci en favor de una presencia menos defensiva y más emprendedora de los católicos en la vida social inflamaron de altos ideales y de santos proyectos al joven Orione, durante su época de formación en el seminario y del comienzo de su nueva Congregación. No cabe duda de que la huella en don Orione de la espiritualidad y de la acción pastoral marcadamente encarnadas en lo social procede del magisterio y de las directivas de León XIII, con quien estaba en gran sintonía. Rastro indeleble de esto quedó en las primeras constituciones de su Congregación, elaboradas durante el pontificado de León XIII y al cual se le presentaron en la memorable audiencia personal del 11 de enero de 1902. «Le presenté la Regla –cuenta don Orione de aquella audiencia–; la bendijo, la tocó, me puso más de una vez su mano sobre mi cabeza, dando golpecitos, animándome; me dijo muchas cosas; también que pusiera en las Reglas lo de trabajar por la unión de las Iglesias de Oriente: “Este, me dijo, es un altísimo consejo mío”» (G. Papasogli, Vita di don Orione, pág 138). Este compromiso ecuménico insólito y profético a principios del siglo XX, es un fruto típico del hecho de que don Orione estuvo efectivamente “al lado” del Papa, es decir, en sintonía, devoto, listo para realizar las indicaciones pontificias. Sabemos que León XIII fue muy sensible y activo por lo que concierne a las relaciones con las Iglesias orientales. Es a partir de León XIII cuando podemos hablar de “ecumenismo católico”. Pues bien don Orione, ya inflamado por la unidad de la Iglesia, no había dudado en asumir también esta indicación ecuménica de León XIII en sus constituciones y, después de la famosa audiencia, se declaró «feliz y contento de no haber errado en los criterios constitutivos de la Regla» (ibídem).
San Pío X fue sin duda el Papa más determinante en la vida de don Orione, que decía: «El Santo Padre Pío X será siempre nuestro Sumo Benefactor, nuestro Papa» (Scritti, 82, p. 98). Al subir al solio en 1903, el patriarca Giuseppe Sarto eligió el lema “Instaurare omnia in Christo”, que don Orione había elegido para su Congregación hacía diez años. Esta fortuita coincidencia era señal de la afinidad espiritual de estas dos grandes almas y tomará cuerpo en la sucesiva historia de sus relaciones. Su primer encuentro tiene el sabor de la leyenda. El patriarca Giuseppe Sarto había llamado a Venecia al joven músico don Lorenzo Perosi, coetáneo y paisano de don Orione. Le honraba con su amistad, le había invitado a comer varias veces y lo había tenido por compañero en algunas partidas de cartas. El padre de Lorenzo, temiendo que el cardenal viciara a su hijo, confesó sus temores a don Orione. Este, sin pararse a pensar, escribió una carta al patriarca, rogándole que no encaminara al prometedor “maestrillo” hacia la perdición. Enviada la carta, pensaba que su “sermoncillo”, respetuoso pero audaz, se olvidaría pronto. Pero… lo escrito queda. Cuando unos diez años después fue recibido por primera vez en audiencia por el ex patriarca de Venecia, recién elegido Papa, se sintió desfallecer al ver que el Papa sacaba de su breviario la famosa carta. Al santo Pontífice no le había parecido mal; al contrario, le aseguró que había sido un bien: «Una lección de humildad es buena también para el Papa», comentó (E. Pucci, Don Orione, p. 71s.). Sería largo enumerar los servicios que don Orione prestó a Pío X y las demostraciones de confianza y afecto de Pío X para con don Orione. Después de esa audiencia se instauró entre el Santo Padre y el joven sacerdote tortonés un relación de confianza a prueba de bombas. Don Orione aceptó sin vacilar mínimamente las incumbencias, a menudo delicadas y difíciles, que le dio Pío X, como la de vicario general plenipotenciario de la diócesis de Messina en los cuatro turbulentos años que siguieron al terremoto de 1908, o la de continuar la acción del Pontífice respecto a los modernistas, a menudo severa en nombre de la verdad, pero siempre rebosante de caridad fraternal. Por este acuerdo recto, leal y discreto, que se estableció entre los dos santos, don Orione se encontró en situaciones personales llenas de dificultades e incomprensiones. «¡Es un mártir!», dijo Pío X de don Orione al final del periodo pasado en Messina (Summarium, p. 524). Es significativo otro episodio de leyenda, pero verdadero y dramático. Llegó un momento en que la relación de don Orione con los modernistas que habían recibido censuras eclesiásticas infundió sospechas sobre su plena ortodoxia. Pío X quiso ocuparse personalmente de la cuestión. Lo convocó en audiencia sin motivo aparente, escrutó su rostro, escuchó con atención sus palabras. En un momento determinado le pidió que se arrodillara y rezase el Credo. «Estaban frente a frente el Supremo Pastor de la Iglesia, inquieto por su responsabilidad –refirió luego el escritor Tommaso Gallarati Scotti–, y don Orione, inocente, con la fe sencilla de su primera comunión, pero que llevaba las tribulaciones y las culpas nuestras». Terminado el rezo del Credo, tan devota e interiormente vivido, el rostro del Santo Padre parecía tranquilizado. Y despidió a don Orione diciéndole: «Vete, hijo, vete… No es verdad lo que dicen de ti» (Papasogli, p. 227).
También con Benedicto XV don Orione tuvo muchos contactos personales. Del “Papa de la paz” secundó sobre todo el programa del universalismo más decidido de la obra misionera. Se da en estos años el valiente impulso misionero de la Pequeña Obra de la Divina Providencia por los caminos de América Latina, del Oriente Próximo árabe y de la Polonia cristiana mirando hacia Rusia. Él mismo estuvo en Brasil, Argentina y Uruguay en 1921 y 1922. Al saber de la voluntad del Pontífice sobre la Cuestión romana, escribió un valiente Llamamiento a los hombres de Estado para que dieran «con valor un paso adelante» al fin de llegar a la solución (Scritti, 90, p. 352). Benedicto XV le envió a don Orione, con motivo de sus 25 años de sacerdocio, un cáliz y una larga carta autógrafa, en la que le reconocía el mérito de haber «dedicado todos estos años no sólo para ti, sino para el bien común, con ventaja perenne de la Santa Iglesia» (Papasogli, p. 367). La relación de don Orione con Pío XI fue aún más plena de audiencias, coloquios e informes sobre misiones confidenciales y delicadas, intensificadas por la confianza que lo unía al cardenal Pietro Gasparri, Secretario de Estado. Por ejemplo, sólo recientemente los archivos han dado a conocer el papel decisivo y discreto del santo tortonés para poner en claro la historia de san Pío de Pietrelcina. Al final de una difícil mediación de don Orione para evitar una iniciativa que podía menoscabar el prestigio de la Santa Sede, Pío XI no dudó en comentar en una audiencia: «Don Orione ha sudado sangre, pero ha dado consuelo al Papa» (Summarium, p. 894). La razón unificante de muchos episodios y acciones que ven a don Orione al lado de Pío XI es la voluntad de favorecer el prestigio y la centralidad del papado, condición para que se afirme una auténtica catolicidad eclesial, fuerza de cohesión del universalismo, el único que habría podido valorizar el genio de los pueblos salvándolos de las crecientes tentaciones nacionalistas. En este marco hay que ver las significativas y eficaces intervenciones de don Orione para desbloquear las negociaciones que llevaron a la Conciliación entre Estado e Iglesia en Italia en 1922. En la carta que escribió a Mussolini en 1923, le hacía comprender que la verdadera conciliación que había que buscar era la conciliación entre “romanidad ” y “universalidad” del papado que presuponían una autonomía y libertad también política (cf. Messaggi di don Orione, 107, pp. 27-45). Esta visión de la misión espiritual y civil del papado se expresaba, en aquellos años de acentuados y peligrosos nacionalismos, en un clarividente profetismo: «Veo venir los pueblos hacia Roma desde los cuatro vientos», escribía don Orione. «Veo el Oriente y el Occidente reunirse en la verdad y formar los días más hermosos de la Iglesia. Será una maravillosa reconstrucción, quizá la más grande de las épocas, la pax Christi in regno Christi» (Scritti, 86, p. 102).
El cardenal Eugenio Pacelli había conocido a don Orione en 1934, durante el viaje en nave de Italia a Buenos Aires y en la sucesiva estancia en la capital argentina para las celebraciones del Congreso eucarístico internacional. Fue elegido papa, con el nombre de Pío XII, el 12 de marzo de 1939, un año exacto antes de la muerte de don Orione. Hubo tiempo sólo para un saludo, cargado de aprensión por los vientos de guerra que se desencadenaban. Fue casi un icono-testamento: don Orione al lado y “de rodillas” a los pies del Papa. Era el 28 de octubre de 1939. El automóvil del Papa se detuvo en la vía Appia –la “Patagonia romana” que Pío X había confiado a los orioninos– volviendo de Castelgandolfo. Don Orione se acercó y se arrodilló al lado, rodeado de sus hermanos de congregación y de 1200 alumnos del Instituto San Felipe. El Papa se asomó. Don Orione le tomó la mano, la besó y se la puso sobre su cabeza agachada con gesto humilde, agradecido, creyente
. Pío XII le dejó hacer y le bendijo amablemente (Papasogli, p. 494). Cuando, después de pocos meses, el 12 de marzo de 1940, don Orione murió, Pío XII le definió «padre de los pobres e insigne benefactor de la humanidad dolida y abandonada» (Summarium, p. 86). Podemos decir que don Orione estuvo al lado también de los últimos papas que se han sucedido en la cátedra de san Pedro, no sólo por la comunión que une la Iglesia, sino también por el recuerdo que los papas han tenido de él. Juan XXIII contó en varias ocasiones su primer encuentro con don Orione cuando, al comenzar su servicio en la Santa Sede, en los años 20, fue invitado a que se aconsejara con él. Fue al Instituto San Felipe, fuera de la Puerta de San Juan. El portero del Instituto le dijo que don Orione estaba en el patio. En un rincón, un grupo de chicos jugaba con un sacerdote maduro en años. Este volvió la cabeza, se separó un momento de sus amigos y preguntó: «¿Busca a alguien, monseñor?». «Sí, quisiera hablar con don Orione», respondió monseñor Roncalli. «Don Orione soy yo. Espere unos minutos, termino el juego, me lavo las manos y estoy con usted». Estas palabras, dichas con tanta cortesía, con la mirada sonriente, impresionaron al joven prelado de entonces, que desde hacía poco estaba en Roma procedente de su Bérgamo natal y que por la noche escribió en su diario: «28 de marzo de 1921. Lunes de Pascua. Esta tarde visité con Monseñor Guerinoni la iglesia y las obras parroquiales de Todos los Santos, fuera de la Puerta de San Juan; conversé largamente con don Orione, del que puede decirse: contemptibilia mundi eligit Deus ut confundat fortia. Lo que en el mundo es necio, Dios lo ha elegido para confundir a los fuertes (1 Cor 1, 27)» (Messaggi di don Orione, 102, pp. 46-48). Esta estima y amistad no menguó nunca. A Douglas Hyde, un periodista inglés que le preguntaba sobre la cualidad sobresaliente en don Orione, el entonces patriarca Roncalli le respondió: «Don Orione era el hombre más caritativo que he conocido. Su caridad iba más allá de los límites normales. Estaba convencido de que se podía conquistar el mundo con el amor» (ibídem, p. 49).

También Pablo VI gozó de la amistad y la colaboración de don Orione. Contó sus recuerdos durante una audiencia pontificia. «Hemos tenido el gusto extraordinario de conocerlo durante una visita a Génova», recordaba Pablo VI: «Habló con un candor tan sencillo, tan sobrio, pero tan sincero, tan cariñoso, tan espiritual que tocó también mi corazón, y quedé asombrado de la transparencia espiritual que emanaba este hombre tan sencillo y humilde» (Audiencia del 8 de febrero de 1978). Ese encuentro le dio al joven monseñor Montini, en los años treinta, la audacia de establecer una colaboración discreta y eficaz con don Orione para una actividad muy delicada y benemérita: la asistencia a los sacerdotes en dificultad –lapsi, como se les llamaba entonces– que había que socorrer y encaminar al bien (Messaggi di don Orione, 105, pp. 66-71). La estima y la devoción personal de Montini por don Orione continuaron hacia su Congregación, a la que ayudó generosamente sobre todo durante su episcopado en Milán. Juan Pablo I y Juan Pablo II no conocieron a don Orione personalmente. El primero lo definió «el estratega de la caridad», mientras que el actual Pontífice pudo beatificarlo al comienzo de su pontificado y dos días después de la beatificación, recibiendo en audiencia particular a sacerdotes, religiosas y devotos orioninos, sorprendió a todos cuando confesó: «Pienso que este Papa venido de Polonia tiene también en el paraíso un nuevo Patrono que intercede por él, y que – en la luz del Reino al que pertenecemos y al que tendemos - sostiene su servicio, sus iniciativas y su debilidad humana en este puesto en el que la Divina Providencia ha querido ponerlo, al que ha querido llamarlo.Esta gran confianza mía en la intercesión del beato don Orione deseo proclamarla delante de todos vosotros que sois sus hijos e hijas espirituales, delante de todos vosotros que sois mis compatriotas» (Audiencia del 28 de octubre de 1980). Estos recuerdos históricos de la excepcional solicitud de don Orione al lado de los papas nos ayudan a renovar nuestro amor, nuestra devoción y nuestra fidelidad al papa. Que resuene aún el apasionado mensaje de don Orione: «Nosotros tenemos que palpitar y hacer palpitar miles de corazones en torno al corazón del Papa. Le debemos llevar especialmente a los pequeños y a las clases de los humildes trabajadores, tan amenazadas, llevar al Papa a los pobres, los afligidos, los desheredados, que son los más amados por Cristo y los verdaderos tesoros de la Iglesia de Jesucristo. De los labios del Papa el pueblo oirá, no las palabras que excitan al odio de clase, a la destrucción y al exterminio, sino las palabras de vida eterna, las palabras de verdad, de justicia, de caridad: palabras de paz, de bondad, de concordia, que invitan a amarnos los unos a los otros, y a darnos la mano para caminar juntos hacia un futuro mejor, más cristiano y más civil» (Lettere, II, p

"Abracemos nuestra cruz y juntos con Jesús en la cruz:¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante!...San Luis Orione

DAR LA VIDA POR EL PAPA

Dar la vida por el Papa Carta del 5 de enero de 1928 a sus religiosos polacos, en la que les recomienda vivamente la devoción, el amor y la obediencia al Papa.

La finalidad principal de nuestra Congregación es vivir del amor al Papa y difundir, especialmente entre los pequeños, los humildes y el pueblo, el más dulce amor al Papa, y la obediencia plena y filial a su palabra y sus deseos. Sobre nuestras frentes tenemos que llevar escrito con orgullo el nombre del Papa; sobre nuestros corazones tiene que estar grabado el nombre bendito del Papa; nuestra vida tiene que estar consagrada al Papa y a la Iglesia Santa de Jesucristo.
El respeto, la obediencia y el amor a los Obispos que el Espíritu Santo ha puesto para regir la Iglesia de Dios tienen que ser ilimitadamente grandes, devotos y filiales. Pero más que a todos los Obispos debemos un respeto, una obediencia y un amor inextinguible, en la vida y en la muerte, al Papa, Cabeza de los Obispos y de la Iglesia.
Nuestro Credo es el Papa, nuestra moral es el Papa; nuestro amor, nuestro corazón, la razón de nuestra vida es el Papa. Para nosotros el Papa es Jesucristo: amar al Papa y amar a Jesucristo es la misma cosa; escuchar y seguir al Papa es escuchar y seguir a Jesucristo; servir al Papa es servir a Jesucristo; dar la vida por el Papa es dar la vida por Jesucristo!
La Congregación no podrá vivir, no deberá vivir más que para El; tiene que ser como un estropajo a sus pies, bajo sus pies; basta amarlo, basta vivir y morir por El! Vivir, trabajar y morir de amor por el Papa: ésta, y sólo ésta, es la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Ella vive para difundir su nombre, su gloria y su amor; para sostener y defender su autoridad y libertad; para caminar en su luz.
No queremos ni conocemos otro maestro ni otra luz..., no conocemos ni queremos otro Pastor; no conocemos ni queremos otro Padre, otro Cristo público y visible en la tierra.
En nuestras conversaciones no dejemos pasar ni una sola palabra ? no digo algunas, sino ni una sola palabra ? que no sea respetuosa de la persona o autoridad del Papa, de las Sagradas Congregaciones Romanas, de los Nuncios Pontificios o Legados Papales, o que no muestre deferencia hacia las disposiciones de la Santa Sede.
Que el practicar aún las más pequeñas recomendaciones del Papa sea siempre un importante y grato deber para nosotros. En una palabra, sean siempre y en todas partes hijos fidelísimos del Papa; dediquen sus energías, su corazón, su mente y su vida al sostenimiento de la Iglesia de Roma, Madre y Cabeza de todas y cada una de las Iglesias del mundo; al sostenimiento del Papa, de su autoridad y libertad, y a la propagación de Su amor.
Y Jesucristo, Pastor Divino y Eterno, no dejará de bendecirlos, mis queridos hijos de Polonia, y de bendecir a su Patria, cuya fidelidad al Papa es uno de sus títulos y una de sus glorias más bellas.

HACER QUE LA SOCIEDAD VUELVA A DIOS

HACER QUE LA SOCIEDAD VUELVA A DIOS
Tomado de una publicación que conmemora
Los 25 años de ordenación sacerdotal de Don
Orione, editada en Tortona, en 1920.-
“en estos tiempos, escribía ya el Cardenal Parrocchi, se extiende lo instrumental de la caridad, pero no su principio y su fin. Díganle a los hombres de nuestro tiempo: hay que salvar las almas que se pierden, instruir a los que ignoran los principios de la religión, dar limosna por amor a Dios, y nadir entiende nada...”.
El objeto primero de la caridad son las almas, y las almas no pueden de ninguna forma vivir la caridad por si mismas, si no están unidas a la Iglesia y al Papa. Nunca como en nuestros tiempos el Pueblo ha sido separado de la Iglesia y del Papa, de modo que es más que providencial que este amor sea despertado con todos los medios posibles para que vuelva a vivir en las almas el amor de Jesucristo.
El hombre es lo que piensa, es la idea que incuba y que va madurando en su interior, y sus acciones que se forman siempre a esa idea-fuerza que lo guía. De ahí que cuanto más amen al Papa y a la Iglesia los que por razón del ministerio son maestros del pueblo, tanto más ardiente será la llama con que comunicarán a las almas ese mismo sentimiento, sin el cual no hay ninguna participación en la vida sobrenatural; así, con la práctica de la Caridad lograremos plenamente el objetivo que corresponde a las necesidades de nuestros tiempos, que consiste precisamente en hacer que la sociedad vuelva a Dios, uniéndola al Papa y a la Iglesia.
¿Y no será designio de Dios que la preparación próxima a ese reencuentro esté en la tendencia a la fraternidad universal, ese fenómeno social tan visible en la actualidad? Estamos viendo cómo surgen por todas partes obras de beneficencia e instituciones de socorro de todo tipo, a pesar del odio de clases que parece querer subvenir todas las organizaciones políticas, sociales y familiares; y sin embargo, se siente más fuerte que nunca la necesidad de que desaparezca el odio, y vuelva el amor a tranquilizar los corazones. Pues bien, la paz serena y segura reinará en los individuos y la sociedad cuando el Papa sea aceptado con sentimiento de fe como padre universal de los pueblos, y la Iglesia vuelva a ser la maestra que ilumina las mentes con su doctrina infalible, y vuelva a hacer vibrar en los corazones la vida sobrenatural que de ella dimana.
Por lo tanto, practicar la caridad en nuestra sociedad, empezando por el amor al Papa y a la Iglesia, y con el objetivo de sembrar el amor en todos, esa es precisamente la caridad que mejor responde a las necesidades de nuestro tiempo. Y ese es el espíritu inspirador de la Obra de la Divina Providencia, ése su perfil y su sello típico: Instaurare omnia in Christo!!!

lunes, 11 de marzo de 2013

HIJOS DE LA DIVINA PROVIDENCIA, EN UN MUNDO QUE NO SUEÑA MÀS

HIJOS DE LA DIVINA PROVIDENCIA
EN UN MUNDO QUE NO SUEÑA MÁS
P. Flavio Peloso
Forum Jóvenes – Rio de Janeiro, 25.10.2006
La búsqueda de los estímulos que provienen del mundo de hoy a los jóvenes orioninos podría ser hecha leyendo la realidad actual a la luz del identikit carismático del joven orionino presente en el Proyecto orionino de pastoral juvenil (pp. 22-29). Los rasgos principales casi son presentados como en un decálogo: 1. "¡Dios solo!", 2. caridad, 3. amor a la Iglesia , 4. confianza en la Divina Providencia , 5. creatividad y audacia, 6. una vida simple, 7. alegría, 8. devoción mariana, 9. la Cruz , 10. laboriosidad.
Si éstas son las características del joven orionino, ¿cuáles son los desafíos del mundo de hoy que activan la sensibilidad y la acción del joven orionino?
Más que un tema de una charla o de una conferencia es un argumento de búsqueda y reflexión de grupo.
Como pequeña contribución a la reflexión del Forum me detendré sobre un aspecto del clima histórico y cultural del principio del Tercer Milenio que pone a prueba, estimula, invoca una particular contribución de parte de nosotros Orioninos/as y de los jóvenes en particular.
¿QUIÉN TIENE EL ÁNIMO DE SOÑAR DESPUÉS DEL SIGLO XX?
Uno de los fenómenos más característicos y también preocupantes del mundo de hoy es el de la descenso del nivel de esperanza y proyectualidad de cara al futuro. El desafío que deriva concierne a la capacidad de vivir nuestra historia con esperanza. Diría que éste es “la madre de todos los desafíos”. Sin la esperanza la civilización se cierra en sí misma y decae.
Es un desafío que provoca y estimula a toda la Familia orionina, que es una Pequeña Obra de la Divina Providencia , una Familia que tiene en la confianza en la Divina Providencia su manantial vital y su actitud identificante. Interpela de modo particular a los jóvenes orioninos que - también por el carisma propio de la edad juvenil - son, y son llamados a ser, el ala avanzada de la esperanza
Sabemos que la esperanza florece y crece en el horizonte de una historia que abraza el pasado y mira al futuro. Ahora bien, hoy está en crisis la visión del futuro y con ella está en crisis la esperanza. La post-modernidad es una época que no es favorable a la esperanza: el pensamiento "débil" se declara incapaz y no interesado en entender quienes somos y dónde vamos; se replega en el presentismo , en el "aquí y ahora" de gozar, consumir, defender; renuncia a colocar el hoy en una visión de futuro interesante, amable, estimulante.
"Cuando era joven" (años 60/70), en la cultura dominante - no sólo la de los libros y de los congresos, sino entre la gente, entre los jovenes, en los grupos de cada tipo, en los discursos, en las prédicas como en las canciones - se respiraba confianza en el progreso de la humanidad. “ Hacia un mundo mejor caminaremos juntos" fue una de las canciones símbolo de mi juventud; traducida del inglés, también la cantábamos en iglesia en Villa Moffa. Personajes como John Kennedy con la visión de la "nueva frontera" o Martin Luther King o Papa Giovanni XXIII lanzaron sueños planetarios que sumaban sentimientos, pusieron en marcha energías, proyectos.
En este optimismo colectivo, para algunos, la humanidad se movía hacia un paraíso capitalista y por otros hacia el paraíso comunista, para otros todavía hacia un humanismo sin adjetivos ideológicos, políticos, religiosos, geográficos, finalmente razonable, fraterno y pacífico. Como fuera entendido el futuro mejor, Este y Oeste, izquierda y derecha, religiosos y no creyentes, y sobre todo los jóvenes de la "nueva generación" (la new generation de los años '60) compartían la convicción, el entusiasmo y la iniciativa por la humanidad en camino "hacia un mundo mejor” , aunque "el camino es largo, pesado el camino", como decia la canciòn.
Hoy este optimismo, quizás también un poco ingenuo, se ha desvanecido. No se está más seguros de caminar “hacia un mundo mejor”.
La caída del Muro de Berlín , en 1989, y la destrucción de las Torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, han constituido el símbolo trágico del derrumbamiento de dos sistemas de vida en los que se ponía la esperanza de felicidad, seguridad, bienestar, de paz para la entera humanidad. También América latina, en las décadas pasadas, fue recorrida por la visión de un futuro mejor, alcanzable con un proceso de liberación global, de concientización y de transformación de personas y estructuras; hoy, se encuentra, menos optimista, repetiendo los esquemas y las consecuencias de la globalización. Enteros continentes como Asia y África - "el continente de la esperanza" -, están encarcelados en una pobreza que parece insuperable y la única visión de futuro para aquellos pueblos parece ser el de la sobrevivencia.
Entonces, el futuro parece reservarnos más amenazas que buenas promesas. Hoy nadie más presenta visiones mesiánicas de un futuro mejor.
Justo en el siglo XX la esperanza ha sido quebrantada por los que tuvieron "visiones", que decían de conocer como debe ser el mundo mejor. Millones de personas murieron en los gulags soviéticos, asesinados por los que sabían hacia donde se dirigía la humanidad. Recuerdo la impresión de la visita al Campo de concentración de Auschwitz y a aquel mapa de líneas de ferrocarril, de Noruega a Grecia, de Francia a Ucrania, que confluyeron y acabaron en aquella vía muerta. Fue el producto de los que planearon científicamente y eficazmente el futuro de la humanidad. También Pol Pot masacró una tercera parte de los camboyanos porque él sabía qué historia hacía falta contar sobre el futuro. Los potente de la economía han impuesto su visión de futuro empobreciendo hasta la muerte a pueblos enteros.
Estamos en un tiempo sin visiones de futuro, sin una meta hacia la cual moverse. ¿Cómo ser cristianos (" los que tienen la esperanza" ), y como ser Orioninos (" hijos de la Divina Providencia " ) hoy?
Recordamos que el cristianismo ofrece una esperanza que atraviesa el tiempo y la historia pero sin ofrecernos alguna visión histórica precisa que realizar. No podemos abrir el Libro del Apocalipsis y decir: "He aquí, chicos, cinco flagelos padecidos y dos todavía por padecer. Enseguida tendremos cielos nuevos y tierra nueva en que la justicia siempre habitará."
Sin duda los discípulos que fueron a Jerusalén para la Pascua quedaron animados por la esperanza (visión) que algo de bueno debía ocurrir: Jesús se habría revelado como Mesías; los romanos habrían sido hechados de la Tierra Santa o algo parecido. Como los discípulos sobre la vía de Emmaus le confesaron a Jesús: "Nosotros esperábamos que fuera él el que liberara Israel", (Lc 24, 21). Aquel verbo en pasado revela la desilusión. En cualquier episodio que ellos contaban, se derrumbaba la esperanza. Judas vendió a Jesús; Pedro lo traicionó; los otros discípulos habían huido por miedo. Después de su pasión y muerte ellos no tenían historia que contar, esperanza por la cual vivir
En el momento en que esta frágil comunidad estuvo a punto de derrumbarse, "Jesús tomó el pan, lo bendijo y se lo dio diciendo: Éste es mi cuerpo, entregado por ustedes." Quedó como un gesto no entendido. Después de la resurrección, Jesús apareció a los Doce y a la multitud. Alguien entendió, y encendió la esperanza en el mundo. Invencible, imparable.
En un tiempo en el cual muchos son atados al presente “de eternizar” lo más posible (comprándolo, defendiéndolo, consumiéndolo, etcétera) y otros cuentan historias de un futuro temible, nosotros los cristianos ofrecemos una buena noticia, una esperanza que no está ligada a ninguna visión particular del mundo y el futuro. Nuestra esperanza es Jesús resucitado hecho presente en aquél misterioso signo del pan partido y compartido y la copa de vino pasada a los discípulos. Es un signo que mientras ofrece una comunión con Cristo abre los pensamientos y los deseos a un cumplimiento futuro, a un banquete futuro en el nuevo reino "dónde será secada toda lágrima" y "Dios será todo en todos."
¿EN EL MUNDO DE HOY, COMO SER PERSONAS DE ESPERANZA?
¿CÓMO SER HOY HIJO/A DE LA DIVINA PROVIDENCIA?
¡Pienso que Don Orione iniciaría diciendo enseguida: “No basta con lloriquear sobre la tristeza de los tiempos y los hombres y no basta con decir:' ¡Oh Señor! ¡Oh Señor!. Hace falta rezar y trabajar. A los Santos los representan retrogrados. ¡No! Son los más progresistas. Los Santos verdaderos utilizaron todos y muy bien sus talentos. Echémonos en el fuego de los tiempos nuevos para hacer el bien, arrojémonos entre el pueblo para salvarlo. Siempre encontraremos nueva fe y nuevo ánimo para obrar si no trabajamos por fines humanos. Aramos y luego resembramos Jesús Cristo en el alma del pueblo: hoy la humanidad necesita supremamente el corazón de Jesús Cristo." ( Escritos , 79. 286-287)
Alguna indicación práctica.
Vivir Jesús (oración, sacramentos, escucha de la Palabra ), esperanza del mundo, "ayer, hoy y siempre" (Heb 13,8). Es él el proyecto y el artífice del nuevo Reino. "Con Cristo todo se eleva, todo se ennoblece: familia, amor de patria, ingenio, artes, ciencias, industrias, progreso, organización social", (Escritos 53, 9). Justamente, a partir de Jesús y del nuevo Reino inaugurado con su resurrección, los santos y la Iglesia santa, se han convertido en hombres de esperanza, renovadores de cultura, incisivos reformadores de la sociedad, constructores de paz. ¿No será también así en el III milenio?
"Hace falta tener un corazón grande y el corazón nos lo debe formar a Jesús, Jesús, hijo mío, te encomiendo vivir y respirar de Jesús; sólo Jesús puede formarnos el corazón bueno y grande. Vistamos Jesucristo dentro y fuera, respiremos Jesucristo, vivamos Jesucristo" (Escritos 80. 278).
Acoger nuestro futuro incierto no como una amenaza sino como un camino de Dios y su Providencia . "Sí, Obra de la Divina Providencia : proclamar contra el materialismo histórico ‘Tua Providentia omnia gubernat'. La Providencia Divina es la continua creación de las cosas" ( Escritos 68, 418). Eso comporta resistir a la tentación de buscar fuerza en ídolos e ideologías, en mitos o drogas, de caer completamente en la depresión y en el cinismo del “es inútil” y “nada vale”. Si no hay esperanza es casi inevitable, porque sin esperanza no se puede vivir. En Cristo, los sufrimientos y las dificultades son "pascuales", es decir son "dolores de parto", de vida y no de muerte, son tensiones de crecimiento y liberación.
"¡Seamos Hijos de la Divino Providencia , y no desesperamos, pero, más bien, confiemos grandemente en Dios! No somos de aquellos catastróficos que creen el mundo termina mañana; la corrupción y el mal moral son grandes, es verdad, pero creo, y firmemente creo, que él último a vencer será Dios, y Dios vencerá en una infinita misericordia. Una gran época está a punto de venir!" ,(Cartas II, 369).
Fundamentado en la misma esperanza, San Agustín exhortaba: "Cantamos Aleluya aquí abajo, mientras todavía estamos inquietos, porque podremos cantarlo allá arriba un día cuando estemos libres de preocupaciones."
“Sólo la caridad salvará el "mundo": "hacer bien siempre a todos, el mal nunca a nadie", es decir perseverar en el bien, valorizar la obra presente sabiendo que "vale para la eternidad”. Descubriremos un día que, en la historia de la Divina Providencia , nuestra vida, con sus éxitos y fracasos, tendrá un sentido. Por cuanto insignificante pueda parecer a veces ( "También un vaso de agua dado en mi nombre…" ), todo el bien sirve en las manos de Dios para hacer progresar su proyecto de Providencia, (también "dos panes y cinco peces" ), porque "dónde la mano del hombre termina, siempre empieza la mano de Dios, la Providencia de Dios", (Escritos 81, 286). Todo todo tiene sentido y valor.
San Paolo nos recuerda que "todo concurre al bien de los que aman a Dios, que han sido llamados según su designio" (Rm 8,28). El sentido de nuestra vida es dado por el misterio de Dios que todo valoriza en su "Instaurare omnia en Christo" victorioso: "él último en vencer es Él, Cristo, y Cristo vence en la caridad y en la misericordia", (Cartas II, 338.)
Hacer la voluntad de Dios. La confianza en la Divina Providencia se traduce "en la obediencia a su Voluntad en nuestra historia aquí y ahora." " Hijo de la Divina Providencia significa a hijo de la fé y de la obediencia. " Quien no construye con Dios dispersa. "Si el Señor no construye la ciudad, en vano trabajan los obreros". “No se hace nunca mucho si no cuando se hace mucho la voluntad de Dios" , (Escritos 55, 14). Hace falta ser abiertos al Dios de las sorpresas cuando nos pide entrar en sus caminos, en sus proyectos, a veces cambiando nuestros planes para el futuro y pidiéndonos hacer cosas que nosotros no hemos imaginado nunca. Don Orione expresava su actitudid diciendo: "estoy viendo que carta me juega el Señor. " "Hacer la voluntad de Dios", como hijos, con confianza en su Divina Providencia , no lleva a retroceder en la pasividad infantil, sino potencia la inteligencia y la responsabilidad en colaborar en una relación "de hijos" al proyecto del Padre. ¡Benedetto XVI durante la santa Misa al inicio de su ministerio petrino, el 24 de abril de 2005, dijo: "Queridos amigos! En este momento no necesito presentar un programa de gobierno. (…) Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no perseguir mis ideas, sino ponerme a la escucha, con toda la Iglesia , de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de modo que sea Él mismo que conduzca la Iglesia en esta hora de nuestra historia." Testigos vivaces, interesantes, que arrastran, apostólicos. Nuestra vida experimentada con confianza en la Divina Providencia también será alegre, activa y progresiva en un mundo apegado al presente y que teme el futuro. Por gracia de Dios, nuestra vida tiene sentido, es preciosa y no una "pasión inútil" (Camus) y nosotros estamos serenos y confiados, apasionados y aplicados en todas las realidades cotidianas, "colaboradores con la mano de Dios que edifica y no derrotistas con el diablo", (Escritos 32, 244). "La mano de Dios conduce todas las cosas. ¿Dirá alguien de vosotros: También los males? Usted, también los malos ánimos. También el pecado?. Usted, también el pecado. No el mal moral por si, pero porque nos hace sentir que somos nada delante del Dios" (Palabra 8, 37). Si otros jóvenes nos cogen en nosotros el perfume de la alegría del Reino, serán fascinados de ello y se meterán sobre las huellas de Jesús y la esperanza. "Fuera de sacristía." Un joven orionino no puede y no tiene que sólo ser el joven de las reuniones de grupo, de los cantos con la guitarra, de los bonitos días pasados juntos. "Tenemos que ser santos, pero hacernos santos en modo que nuestra santidad no pertenezca sólo al culto de los fieles, ni sólo esté en la Iglesia , sino transcienda y arroje en la sociedad tanto resplandor de luz, mucha vida de amor a Dios y de los hombres, de ser, más que los santos de la Iglesia , los santos del pueblo y la salvación social." (En camino, p.325)
Ésta fue la actitud que Don Orione inculcó. Y explicaba además: “no dejar de ver nunca la Iglesia ni la sacristía, más bien el corazón tiene que estar allá, la vida allá, allá dónde está la hostia; pero, con las debidas cautelas, es necesario que se dediquen a un trabajo que ya no sea solo el trabajo que hacen en Iglesia." (Cartas II,77) ¿Cómo es presente en los grupos y en nuestro movimiento juvenil orionino el compromiso político, social, cultural?   Caminar juntos. La esperanza debe ser conjugada en plural. Debe ser conjugada con la Iglesia y con la sociedad en que vivimos. “ Frater qui adiuvatur a frate quasi civitas firma. Qué bonito es querer al Señor y trabajar unidos y concordes para el Señor y en las manos de la S. Iglesia " (Escrita 48, 216). Las actitudes personales de unión con Jesús, de confianza en la Divina Providencia , de disponibilidad a los proyectos de Dios tienen que abrirse a actitudes comunitarias cada vez más amplias que abracen la familia, el propio entorno de vida, la parroquia, la sociedad, la Iglesia. Todo lo que se hace para "hacer familia", para hacer comunidad, (civil y eclesial) para entrar en un movimiento de conjunto, hacer Iglesia… fortifica la esperanza. Junto a la acción puntual de la " hacer el bien siempre, el bien a todos " hacen falta proyectos comunitarios, metas comunes, caminos comunes. Sabemos que ésto ha hecho la Iglesia , por ejemplo, con el Concilio Vaticano II y con las grandes reuniones eclesiales, (sínodos = ver y caminar juntos) dedicados a discernir y decidir caminos comunes para responder al Señor en los tiempos de hoy. De manera parecida hace nuestra Congregación con sus Capítulos, los Secretariados, los Movimientos. En este cuadro, queridos jóvenes es providencial, también vuestro ser en "movimiento" con Don Orione y con la familia orionina. Es una escuela de vida. Es un camino de esperanza. También este Foro, con sus objetivos específicos de "actualizar" un proyecto de vida cristiana-orionina y de "coordinar un movimiento" juvenil orionino internacional es un acto de esperanza que responde a los desafíos del mundo de hoy y a las esperanzas del de los pueblos y las Iglesias de las que vienen. Adelante, pues, porque están haciendo algo importante y santo que va más allá de vuestras personas y, en Cristo, será una pequeña obra de la Divina Providencia en el camino hacia un mundo mejor.

domingo, 3 de marzo de 2013

VIA CRUCIS CON PENSAMIENTOS DE SAN LUIS ORIONE


                     con pensamientos de San Luis Orione

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición…

1º Estación “JESUS ES CONDENADO A MUERTE

(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Los que habían arrestado a Jesús. Lo condujeron a la casa del sumo sacerdote Caifas, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.
Los sumos sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús, para poder condenarlo a muerte; pero no lo encontraron. Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero ante la negativa insistente de los sumos sacerdotes, Pilato se lo entregó para que lo crucificaran.
Palabras de Don Orione: Cristo no tenía soldados, nunca quizó tenerlos. No derramó la sangre de ninguno, no quemó la casa de ninguno, no quisó grabar su nombre en la roca de los montes, pero sí en el corazón de los hombres. Multiplicó el pan, pero no para si mismo, sino para los demás. No hizo llorar a nadie, lloró él por todos y lloró sangre.
(Padrenuestro y Gloria) Canto



 
2da. Estación "JESÚS LLEVA LA CRUZ A CUESTAS
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
La escolta se prepara para acompañar a Jesús al lugar donde ha de cumplirse la condena. Le quitan el manto de púrpura y le colocan denuevo sus ropas. Sobre sus hombros descargan el peso de la cruz y así se inicia el ascenso del monte Calvario. Aquella Cruz de madera es la cruz de los pecados de la humanidad , que Jesús cargo sobre sus hombros para otorgarnos la vida eterna.
Palabras de Don Orione: Escribiré mi vida con lagrimas y con sangre. Que la injusticia de los hombres no debilite la confianza plena en la bondad de Dios. Palabras siempre encendidas en mi corazón: sufrir, rezar, amar, crucificarse, adorar. Luz y paz de corazón. Subiré mi calvario como manso cordero. Siempre apostolado y martirio, martirio y apostolado.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
3ra. Estación"JESÚS CAE BAJO EL PESO DE CRUZ"
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
La magnitud de la carga que debió llevar Jesús sobre sus hombros supera las fuerzas del hombre.El era un hombre, y por eso cayo en el camino del Calvario, porque lleva sobre si el peso de las culpas de la humanidad, un peso que le hizo padecer hasta un punto en que su cuerpo cedió y cayo en tierra.
Palabras de Don Orione: Que yo viva siempre del amor de Jesús y de los hombres, apremiado e identificado con el amor de nuestro Señor crucificado: que la cruz sea toda mi riqueza y alegría. Porque a Jesús se lo ama en la cruz y crucificado con él.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
4ta. Estación "JESUS ENCUENTRA A SU MADRE"
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
-  Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
En Jerusalén, cuando José y María reprocharon a Jesús el haberse perdido en el interior del templo. El les respondió: "no sabias que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?" (Lc:2,49).Cuando en el camino del Calvario Jesús encuentra a su madre, ella comprende el significado de esas palabras; nada le pregunta, sabe que esas son las cosas de las que su Hijo debía ocuparse. María permanece al lado de Jesús, sostenida por su fe sobrellevando su dolor.
Palabras de Don Orione: Ahora baja y ven pronto a nosotros, Madre, acuérdate Virgen Madre de Dios, mientras estas en la presencia del Señor, de hablarle e implorarle por ésta  humilde Congregación que es tuya, que es de la Divina Providencia nacida a los pies del crucifijo en la gran semana del “todo se ha cumplido”.
(Ave María y Gloria) Canto
5ta. Estación "EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Camino del Golgota, Simón de Cirene es requerido por los soldados para que ayude a Jesús a llevar la cruz. Así todos los cristianos deben ayudar a Jesús a cargar ese peso, soportando con paciencia y esperanza las carga que Dios quiera entregarles. Pero deben hacerlo de buen grado, respondiendo a una necesidad interior, y no porque sea algo que les ha sido impuesto del exterior, como le ocurrió al Cireneo.
Palabras de Don Orione: Quisiera hacerme alimento espiritual para todos mis hermanos que tienen  hambre y sed de verdad y de Dios, qusiera vestir de Dios a los desnudos, dar la luz de Dios a los ciegos y a los ávidos de mayor luz, y abrir los corazones, quisiera hacerme el loco de Cristo y vivir y morir de la locura de la caridad por mis hermanos.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
6ta. Estación "LA VERONICA ENJUGA EL ROSTRO A JESUS"
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Los Evangelios guardan silencio sobre la acción de esta mujer que surgió de la multitud que acompañaba a Jesús para enjugarle el rostro con un pañuelo, en el cual quedó gravada la imagen del Salvador. Ese pañuelo quedó como testimonio de una verdad sagrada: todo acto que se realice bajo la guía del amor sincero lleva impresa la imagen del rostro de Cristo.
Palabras de Don Orione: A cada palabra nuestra debe ser un soplo de cielo abierto: todos deben sentir la llama que arde en nuestro corazón y en la luz de nuestro fuego interior encontrar a Dios, a Cristo. Nuestra devoción no nos debe dejar frios ni aburridos porque debe ser verdaderamente toda  viva y llena de Cristo. Seguir los pasos de Jesús hasta el calvario y subir después
con él  a la cruz o a los pies de la cruz morir de amor con él y para él, servir en los hombres al hijo del hombre.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
7ma. Estación “JESUS CAE EN TIERRA POR SEGUNDA VEZ"
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
-  Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Condenado a causa de los pecados e iniquidades de los hombres el peso de una cruz labrada por otros. Ese peso le hizo caer una y otra vez, así como el pecado hace caer a los hombres en la vía hacia la salvación.
Palabras de Don Orione: No se dejen asustar por las debilidades o los pocos frutos: ¡Estén unidos en la caridad de Jesucristo! Nuestra vida estará llena de dificultades y espinas… pero no deden: Dios está con ustedes si se mantienen humildes y con Dios. Tomen esta carga con fe, con viva fe y confianza en el Señor.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
8va.Estación"LAS MUJERES DE JERUSALEM LLORAN POR JESÚS"
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
-  Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Entre la multitud que acompañaban a Jesús avanzaban muchas mujeres que lloraban y se lamentaban por sufrimiento. Al verlas , Jesús se volvió hacia ellas y les dice: " Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque pronto bendran días  en que se dirá: dichosas las estériles y dichosos los vientres que no concibieron, y los pechos que no dieron de mamar" (Lc. 23. 28,29). Palabras de consuelo y de advertencia.
Palabras de Don Orione: No saber ver ni amar en el mundo más que las almas de nuestros hermanos. Almas de pequeños, almas de pobres, almas de sufrientes: Cristo las ama a todas , Cristo murió por todas, Cristo las quiere salvar a todas entre sus brazos y en su corazón traspasado.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
9na. Estación “JESUS CAE EN TIERRA POR TERCERA VEZ”
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Cada vez más agotado por el peso de la Cruz, Jesús vuelve a caer en el camino del Calvario.
Es su tercera caída en la vida dolorosa, por la que avanza agobiado por el peso de las culpas de la humanidad. Así el camino hacia la salvación, es penoso y son muchas las oportunidades en el que el hombre puede caer.
Palabras de Don Orione: Quiero hacer que los surcos lleguen a ser luminosos de Dios, hacerme un hombre bueno entre mis hermanos, bajar, extender siempre las manos para recoger las debilidades y miserias y ponerlas sobre el altar, para que en Dios lleguen a ser las fuerzas de Dios y grandeza de Dios. Tener una gran piedad para con todos. La caridad tiene hambre de acción, la caridad no tiene que ser osiosa. Nosotros morimos en Dios y  vivimos en Dios.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
10ma. Estación “JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Al llegar a la cima del Gólgota, Jesús es despojado de sus vestiduras  y los soldados  se las echan a la suerte, con lo que se cumple lo anunciado en las Escrituras: “Dividiéndose  mis vestidos y sobre mi túnica echaran suerte” (Jn. 19. 24).
Así, ofrece Jesús su cuerpo para que en El se cumpla el destino del Mesías, lo entrega para eliminar al hombre del pecado. Es el cuerpo que prepara la llegada del hombre nuevo, el cuerpo que permanecerá como sacramento en la eucaristía.
Palabras de Don Orione: Sufriente, levantado, bajado, útil para algo e inútil para todos, yo te adoraré siempre y seré siempre tuyo, mi Dios. Ninguno me alejará de ti. En las alegrias y en los dolores, como las flores del desierto, errante como el pájaro sin nido, siempre, siempre Señor y amor suavisimo de mi alma, saldrá de los labios la palabra de aquella que me diste como Madre: Hágase en mí según su palabra.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
11ra. Estación “ JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ”
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
-  Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
En la cima del Gólgota Jesús es clavado con durísimos clavos a la Cruz de madera. En el camino de ascenso era el quien debía cargar con la Cruz, ahora es la Cruz quien debe soportar el peso de su cuerpo, la Cruz redentora.En ambos casos el peso es sobrellevado gracias al amor, que equilibra todo lo que en este mundo conduce al pecado.
Palabras de Don Orione: El, que habia guardado la espada de Pedro en la vaina, que no habia derramado sangre de nadie, quizo dar toda su sangre divina y su vida por los hombres sin distinción: verdadero rey de paz: Dios Padre redentor de todos. Quizó morir con los brazos abiertos, entre el cielo y la tierra , llamando a todos a su corazón abierto, desgarrado, deseando abrazar a todos.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
12da. Estación “JESUS MUERE EN LA CRUZ”
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
-  Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
Jesús, el Redentor, ha sido crucificado al lado de dos malhechores. Su sufrimiento es tan grande que le hace exclamar: “¿ Dios mío por qué me has abandonado?” (Mt. 15.34). Finalmente muere, exclamando: “ Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu• (Lc.23. 46) y “Todo está cumplido” (Jn.19.30). La tierra se estremece y en ese instante la gente comprende que El era realmente el Hijo de Dios.
Palabras de Don Orione: Yo siento una infinita, divina sinfonía de espiritu, palpitante entorno a la cruz y la cruz destila para nosotros, gota a gota, a través de los siglos, la sangre divina derramada para cada alma humana. Desde la cruz Cristo grita: ¡Tengo sed!terrible grito que no es de la carne, sino que es grito de sed de almas. Y es por esta sed de almas que Cristo muere.
(Padrenuestro y Gloria) Canto
13ra. Estación “JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ”
(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)
José de Arimatea obtiene el permiso de Pilato para bajar el cuerpo de Jesús de la Cruz. Así lo hace y se lo entrega a su Santísima Madre, María, quien lo acoge de nuevo, llena de su amor, entre sus brazos, como cuando era un niño en Belén. Pero ahora es el cuerpo muerto de su hijo lo que tiene junto a sí, y su dolor es inmenso.
Palabras de Don Orione: Tú lo sabes, Virgen santa, que esta pobre obra es tuya: Tú la has querido, y has querido servirte de nosotros miserables, llamándonos misericordiosamente al altísimo privilegio de servir a Cristo en los pobres. Y nos diste hambre y sed de almas, de ardentísima caridad: Almas y almas.
 (Padrenuestro y Gloria) Canto

 14ta. Estación “JESUS ES PUESTO EN EL SEPULCRO”

(Te adoramos oh Cristo y te bendecimos
- Porque por tu santa cruz  redimiste al mundo)Jesús es conducido al sepulcro muerto. Allí se verifica uno de los más grandes misterios de la fe cristiana: la sepultura de Jesús es el lugar en el que la muerte da paso a la resurrección. Así para el hombre nuevo, para el hombre redimido del pecado por los sufrimientos del Salvador, se abre la esperanza de la vida eterna después de la muerte
Palabras de Don Orione: Dejemos hacer al Señor sin afligirnos tanto humanamente. Nuestro Señor nos quiere más que nosotros a él, y nuestra suerte está mejor en sus manos que en las nuestras. Estamos contentos de caer en tierra como caen las hojas y como caen las semillas: no es quien siembra, ni quien riega, sino quien da incremento y vida, es decir, el Señor que lleva adelante y multiplicará en nosotros, vivos o muertos, su caridad.
(Al final del Vía Crucis se reza Credo, Padrenuestro, Ave Maria  y Gloria, por las intenciones del Papa, para obtener la indulgencia plenaria) Canto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.